Título: En el otro lado.
Fandom: Katekyo Hitman Reborn!
Personajes: Gokudera Hayato. Tsuna, Yamamoto, Ryohei y Hibari. Mención de Reborn y los demás Guardianes.
Género: General. Drama.
Rating: T.
Advertencias: ¿Ninguna?
Resumen: Algo cambió. ¿Pero qué sería? ¿Gokudera o los demás Guardianes?
Disclaimer: Katekyo Hitman Reborn! no es ni será mío nunca. De Amano Akira, sí.
14/08/12.
2. Capitulo 2- Perdido y solo.
Gokudera no lo puede creer. De nuevo, la Vaca Estúpida y sus tonterías utilizando sin consideración alguna la Bazooka de los 10 años a la menor oportunidad que tiene, y he ahí el motivo por el que termina en el Futuro al tratar de quitársela y dispararle en cambio a él.
- Ah. -suspira, al ir disipándose el humo rosa a su alrededor y volver por fin a su época al pasar los reglamentarios cinco minutos.
Ese viaje ha sido tranquilizador y reconfortante. Ha visto al Futuro yo de su Décimo vivo (lloró de felicidad y alegría en cuanto lo vio, fue inevitable) y al parecer las cosas están bien. Ya no hay peligro ni amenazas de ningún tipo por parte de Byakuran, y las cosas sí volvieron a la normalidad como todos esperaban cuando ellos volvieron por fin a casa luego de detenerlo en aquella batalla.
Ese, al que ha ido es un Futuro diferente y mejor del que visitaron hace un par de meses atrás.
Sonríe ligeramente porque seguro que a su Décimo le gustará saber eso, se sentirá más tranquilo y contento, ya se lo contará entonces en cuanto pueda. Mientras, tiene otra cosa que atender.
No se le olvida ni perdona la torpeza de Lambo así que lo va a golpear y a gritarle también por ser tan descuidado e idiota.
- ¡Vaca estúpida…! ¿Eh?
Pero cuando mira a su alrededor no está. Se encuentra solo en la calle y no se ve por ninguna parte.
"¡Ese maldito, huyó!". -frunce el ceño al ver que ha aprovechado los cinco minutos que estuvo en el Futuro para escapar y huir de ahí.
- ¡De todos modos lo golpearé cuando lo vea! -murmura, sabiendo de antemano que no lo hará. A menos claro que Lambo comience a fastidiarlo lo cual será lo más seguro.
Sin más junta su mochila, notando que debajo de está hay ciertos objetos que reconoce al instante. Un par de navajas, y muy filosas por lo que ve al abrirlas.
- ¡Pero qué rayos…!
En cuestión de segundos pasa de la sorpresa al enojo.
"¿Y ahora cómo por qué la Vaca estúpida trae esto en su cabeza? ¿De dónde fue que las sacó en un principio...? ¡Ah, qué importa!".
Se enoja y desespera más, tomando una decisión respecto a eso.
- ¡Me quedaré con esto, no vaya a ser que el idiota se mate a sí mismo o a alguien más! ¡Maldición! -chasquea molesto su lengua al guardarlas en su mochila y tratar de olvidar el asunto pero no puede.- ¡Esa maldita Vaca estúpida haciendo que me preocupe por él! ¡Ya me las pagará en cuanto lo vea!
Retoma mejor su camino a la escuela que es hacia donde se dirigía antes de toparse con el pequeño Bovino e iniciar una de sus típicas peleas a mitad de la calle por ninguna cosa en particular.
- Es cierto… -se detiene, cambiando su semblante al aparecer una pequeña sonrisa al pensar en su capo.- ¡Tengo que darme prisa, el Décimo ya debe de haber llegado a la escuela!
Y comienza a correr para aumentar su paso.
.::.
Diez minutos después y cuando Gokudera llega a su salón, lo primero que ve es a Yamamoto hablando con algunos de sus compañeros y sin embargo lo ignora. Si su Décimo no está con él no tiene por qué acercarse a saludarlo.
Va directo a su banca y toma asiento, pensando que debió de haber pasado por su Décimo al ver que aún no está ahí.
"Lo hubiera encontrado aún en casa". -piensa, suspirando por lo bajo y esperando mientras tanto a que llegue.
Cinco minutos después y al sonar el timbre que da como inicio la primera clase, la puerta se abre abruptamente y un jadeante y despeinado Tsuna entra.
- ¡L-Llegué! -dice casi sin aliento, dando sólo un par de pasos hacia adelante y deteniéndose de nuevo para respirar y quitarse el sudor de la cara.
Al verlo, Gokudera se pone automáticamente de pie y lo saluda sonriente y feliz como todos los días.
- ¡Buenos días, Décimo!
- ¡Hii! -ante ese saludo Tsuna se señala a sí mismo asustado, retrocediendo hasta la puerta que acaba de cerrar y cubriéndose con su mochila.
¿Le habla a él? Parece que sí.
- ¿Décimo?
Al ver su reacción, la Tormenta camina hacia su persona totalmente confundido.
A esas alturas y luego de escuchar el saludo que Gokudera le ha dado a "Tsuna-inútil" y el chillido que éste ha dado, todos los presentes miran extrañados la escena.
- ¡N-No! ¡No te acerques por favor, G-Gokudera-kun! -se cubre más con su mochila, haciéndose chiquito hasta quedar sentado en el suelo.
Su reacción confunde y asusta enormemente al bombardero haciendo que detenga su paso a mitad del camino.
¿Qué está pasando ahí? ¿Por qué su Décimo está huyendo de él y lo mira con una expresión de miedo en sus ojos?
¿Acaso ha hecho algo malo?
No lo sabe ni lo entiende pero quiere saber qué sucede ahí. Por eso es que lo intenta de nuevo y lo llama con un poco más de tacto al mismo tiempo que se acerca lentamente hasta quedar enfrente de él.
- ¿D-Décimo?
- ¡No, por favor! ¡T-Te… te daré lo que quieras, pero no me golpees por favor, G-Gokudera-kun!
Tsuna deja de cubrirse con su mochila para sacar todo lo que tiene adentro. Le da su cartera, su celular, sus libros y cuadernos y hasta su obento sin mirarlo a los ojos ni dejar de temblar.
Es en ese momento cuando Gokudera confirma que algo malo y horrible está pasando ahí.
- ¡Décimo! -se deja caer ante él, ignorando lo que le está dado y tomándolo de los hombros para zarandearlo y hacerlo reaccionar.
Al verlo, sus compañeros de clases comienzan a murmurar entre ellos, diciendo cosas como que ahora sí sería el fin de Sawada, preguntarse qué es lo que le habría hecho a Gokudera, que de ésta no se iba a librar, y demás cosas por el estilo pero nadie se acerca a ayudarlo.
Todos permanecen al margen, incluso Yamamoto que mira confundido la escena desde su lugar y compadeciendo un poco al castaño.
- ¡Décimo, qué está pasando aquí! -le pregunta desesperado a su capo y luciendo para él más aterrador que nunca.- ¡Dígame por favor por qué me tiene miedo! ¡Por qué me mira así! ¡Décimo...!
- ¡Hii! -él no deja de temblar de miedo y también porque es zarandeado de aquella forma tan abrupta por el italiano, pero no por eso deja de pedir una y otra vez por su vida.- ¡G-Gokudera-kun! ¡Te daré… te daré o haré lo que quieras, pero por favor, no me golpees!
"¿Eh?".
¿Por qué su capo sigue diciendo eso? El jamás...
- ¡Qué es esto!
- ¡Profesor! -alguien grita al verlo entrar por la puerta de atrás, volteando todos a verlo.
El hombre se hace rápidamente una idea de lo que está pasando en su aula y no le gusta. Lo estresa y molesta enormemente por lo que se mantiene en su papel y trata de imponer algo de orden aunque se trate de nuevo del rebelde de Gokudera Hayato.
- ¡Gokudera, Sawada… dejen de pelear y vayan a sus lugares, ahora!
"¡Ah, gracias a Dios, estoy salvado!".
- ¡S-Sí…! -Tsuna suspira aliviado y sonríe ligeramente al ver que el profesor ha llegado en un buen momento.
Junta con prisa sus cosas y las guarda de nuevo en su mochila para después ponerse de pie.
Gokudera por su parte se queda confundido en su sitio mirando al profesor que ha entrado en el aula.
¿Quién diablos es ese hombre? No reconoce a ese profesor. Nunca antes lo ha visto en su vida. ¿Es nuevo? ¿Es un remplazo del profesor de Historia? No está seguro pero tampoco importa mucho.
- ¡A-Ah, Décimo! -al ver a su capo de pie y pasar a su lado reacciona, reteniéndolo del brazo.- ¡Espere…!
- ¡¿E-Eh?!
Tsuna vuelve a asustarse al sentir el agarre de Gokudera-kun y voltear a verlo no ayuda en absoluto. El de cabellos grises luce aterrador y más con su ceño fruncido, aunque él no llega a notar la preocupación y confusión en su expresión.
Y… ¿por qué le sigue diciendo "Décimo"? ¿Qué no sabe que no se llama así? No, probablemente no y no le sorprende, es "Tsuna-inútil" para todo el mundo.
- ¡Necesito hablar con usted, por favor, es importante! -insiste preocupado.
"¿C-Conmigo?".-se tensa más al escucharlo. Sencillamente no lo entiende.- "¡Ah! ¿Por qué?".-llora asustado en su mente, maldiciendo la mala suerte que siempre tiene. Todo lo malo le pasa siempre y exclusivamente a él.- "¡N-No le he hecho nada malo, estoy seguro!".-vuelve a llorar.-"¡Así que rápido, que alguien me ayude, por favor!".
Hoy parece ser extrañamente su día de buena suerte pues el profesor camina hacia ellos e interviene.
- ¡Gokudera! ¿Qué parte de vayan a sus lugares no entendiste?
Sea quien sea el hombre, el tipo es molesto. Su ceño se frunce al instante y su expresión se vuelve malhumorada como siempre que no se dirige a su capo.
- ¡No! -se rehúsa al mirarlo, y no por ello suelta a su Décimo que no deja de temblar y querer huir de ese lugar.- ¡No me iré a sentar hasta que hable y aclare esto con el Décimo!
- ¿El Décimo? -comienzan a murmurar sus compañeros pues ese día Gokudera ha dicho mucho esa palabra.
- ¿S-Se está refiriendo a "Tsuna-inútil" de esa forma?
- ¡Quién sabe! -comenta otro sin estar seguro del todo.
- ¿Disculpa, qué? -algo así se esperaba el hombre. Gokudera Hayato siempre tan problemático y rebelde con todo el mundo.
- ¡Ya me escuchó! ¡Así que mejor no se meta!
- ¡Cuida tu tono, Gokudera! ¡No se te olvide quién soy yo, soy tu profesor así que respétame como tal! ¡Ve a tu lugar, ahora!
- ¡Oblígueme, entonces! -saca su dinamita, sorprendiendo a todo el mundo y haciendo que el profesor retroceda y hasta sude.
Esto es nuevo en Gokudera.
- ¿Fuegos artificiales? -comenta extrañado Yamamoto al ver lo que éste sostiene entre sus manos.
Pero los demás piensan muy diferente.
- ¿Es dinamita, no?
- ¿Por qué él trae eso? -cuestiona otro igual de extrañado.
- ¡G-Gokudera! -aquello no lo intimida, o puede que un poco pero no debe de demostrarlo.-¡Sabes que la dinamita o cualquier tipo de arma e-está prohibida así que…!
- ¡Hii! ¡¿Qué es esto?!
Tsuna ya no aguanta más la situación y aprovecha que el de ojos verdes lo ha soltado para alejarse de él y salir corriendo del aula por la puerta de atrás.
¡Aquello simplemente es de locos!
- ¡Ah, Décimo! ¡Espere, no se vaya!
- ¡A-Alto ahí, Gokudera! -le bloquea el camino para impedir que también se marche.- ¡Te lo advierto, si sales por esa puerta ten por seguro que te meterás en muchos problemas y no sólo por desobedecer mis órdenes o traer d-dinamita a clases!
- ¿Hah? -él frunce más su ceño ante su amenaza. Como si eso le importara.- ¡Haga lo que quiera, eso no me interesa en absoluto!
Y sin escuchar nada más pasa a su lado, tomando con prisa su mochila para alcanzar a su capo y hablar con él. Eso es lo único que tiene en la mente y lo que más le importa en el mundo. Aquel tipo puede irse al diablo con sus lecciones y amenazas.
- ¡Gokudera, vuelve aquí!
Pero no lo hace y tampoco lo hará. No, hasta aclarar aquello con su capo.
.::.
Cuando sale al pasillo no ve por ninguna parte al castaño.
"¡Maldición! ¡No entiendo qué está pasando aquí pero tengo que aclarar esto con el Décimo a como dé lugar!".
Sin más corre por el pasillo, buscándolo con la mirada pero nada. No lo ve por ninguna parte.
"¿A dónde fue Décimo? ¿Por qué huyó de mí?".-se pregunta afligido y con el indicio de un par de lágrimas en sus ojos al recordar la forma asustada en la que lo miró.
No, niega, disipando esa imagen. No es momento para eso tiene que encontrarlo ante todo. Baja entonces las escaleras, buscándolo en el segundo piso.
- ¡Ah! -y en el pasillo reconoce a alguien familiar, se acerca a él.- ¡Cabeza de Césped! ¿Has visto al Décimo? -le pregunta de prisa esperando impaciente su respuesta.
- ¿E-Eh?
Ryohei se sorprende por su pregunta y ni siquiera está seguro de si le está hablando a él. Por instinto mira hacia atrás pero no hay nadie más en el pasillo por lo que supone que sí.
Pero al ver su despiste, confusión y retraso, Gokudera se desespera y gruñe.
- ¡Hey, si no lo has visto sólo dilo, maldición! ¡No te quedes callado y mirándome como idiota, Cabeza de Césped!
Y sin decirle nada más se da la vuelta para volver por donde ha venido al no verlo por ahí e ir mejor al primer piso.
"¡Ése idiota, haciéndome perder el tiempo!".
- ¡O-Oh!
Ryohei apenas reacciona.
- ¿C-Cabeza de… Césped? -lo piensa unos segundos pero no llega a ninguna conclusión. No entiende por qué le ha dicho así.- ¡Qué chico tan extremo! -un par de segundos más pasan.- ¿Me pregunto si querrá unirse al club de boxeo?
Y una sonrisa curva sus labios ante esa tentativa.
.::.
- ¡Mierda...!
La respiración de la Tormenta sigue agitada.
Ha bajado y subido de nuevo las escaleras, buscando por todas partes a su Décimo y no está en ninguna parte. Ahora está en la azotea pero tampoco está ahí.
¿Y si alguien lo ha secuestrado?
No, descarta de inmediato esa posibilidad.
"¡El Décimo puede defenderse solo! ¡Es muy fuerte!". -se recuerda, preguntándose entonces dónde está.
Por qué ha huido de esa forma y por qué parece temerle.
- Tal vez Reborn-san lo sepa. -murmura, decidiendo ir a buscarlo a él.
Pero entonces.
- Tú.
De inmediato reconoce esa voz tras su espalda.
- ¿Hibari?
Al girarse, ve ante sí a Hibari Kyoya con su uniforme de prefecto, la inseparable banda en su brazo derecho que lo representa como tal, sus tonfas y hasta su semblante serio.
¡Eso es! Quizá él sepa qué está pasando ahí.
- ¡Hibari!
Sin perder el tiempo va hasta él, tomándolo con ambas manos de la chaqueta para hacer que lo mire fijamente y asegurarse de que tiene por completo su atención. Así sucede.
- ¡Dime por favor qué rayos está pasando aquí! ¿Tú lo sabes, cierto? ¡Algo está mal! ¡Lo sé! ¡Dime qué es! -de un tema pasa a otro.- ¡Por qué el Décimo huye de mí!
Hibari no sabe qué es lo que lo sorprende más (aunque no lo demuestra, claro, se mantiene igual de impasible que siempre) si es la forma atropellada en que el otro le habla, la confianza con la que lo hace o esa mirada intensa y desesperada que le lanza.
- Hn.
Como respuesta, alza una de sus tonfas para golpearlo por atreverse a tocarlo de aquella forma e invadir su espacio personal esquivándola extrañamente el herbívoro.
"¿Eh?".
Ni él sabe cómo lo ha hecho. Simplemente lo suelta y retrocede lo suficiente para evitar su ataque directo al presentirlo, al saber que lo iba a golpear y sobre todo, cómo.
Pero aquello jamás le pasó con el Guardián de la Nube. ¿Por qué ahora sí? ¿Por qué siente que puede leer sus movimientos?
- Tú. ¿Me puedes decir desde cuándo te diriges a mí con tantas confianzas? ¿Quién te ha dado ese permiso, eh?
- ¿Qué?
Ahora que Gokudera se fija mejor, hay algo diferente en el prefecto aunque no sabe qué es exactamente. Simplemente nota que no parece ser el mismo de siempre.
- Gokudera Hayato, ¿cierto? Ah, da igual. -le resta importancia a ese punto porque para él al igual que con todo el mundo es un "Tú" o esporádicamente un "herbívoro". A él los nombres no le importan en absoluto, apenas y se acuerda de sus caras.- Se me acaba de informar que traes entre tus ropas dinamita, ¿es así?
¿Qué si trae dinamita? ¿Qué clase de pregunta absurda es esa? ¿Es un chiste? Porque Hibari más que nadie sabe esa respuesta.
- Muéstramela. Sácala y entrégamela ahora si no quieres ser mordido por mí como otras tantas veces.
Sí, sin duda alguna hay algo diferente en Hibari Kyoya... al igual que con su Décimo.
¿Pero qué es?
- ¡Lo siento, pero no tengo tiempo para esto! -saca varios cartuchos de su dinamita, encendiéndolos al instante.
- Así que sí es verdad, traes dinamita. -una media sonrisa curva sus labios. Lo morderá.
- ¡Tengo cosas más importantes que hacer como averiguar qué está pasando aquí!
Se los lanza, pero antes de que lleguen a tocarlo Hibari las parte a la mitad con sus tonfas emitiendo éstas un destello y con ello, saliendo humo de ellas.
- ¿Pero qué es...? -el humo no sólo impide verlo sino que también lo hace toser repetidas veces.
- ¡Lo siento! ¡Nos vemos luego, Hibari! -le dice triunfante y pasa como si nada a su lado.
Tal y como el prefecto supone, cuando el humo de disipa minutos después el de cabellos grises ya no está ahí.
- Ese herbívoro. -gruñe molesto.- Esto no se quedará así.
¿Y desde cuándo es que utiliza ese tipo de táctica para huir de una batalla? Esta es la primera vez que lo hace.
Qué extraño.
.::.
- ¡Qué mierda! ¿Qué rayos es lo que está pasando aquí? ¡Tiene que ser una broma, un sueño o algo así, maldición!
Sus puños se cierran con más fuerza al sujetarse de las cadenas que sostienen el columpio en el que ahora está sentado en el parque de Namimori.
Las cosas están más mal y extrañas de lo que piensa en un primer momento.
Y es que al fugarse de la escuela va directo a la casa de su Décimo para buscarlo a él o a Reborn-san al no encontrarlos por ninguna parte y la respuesta con la que se encuentra es que su capo aún sigue en la escuela, la mamá del Décimo no sabe nada sobre el Hitman "¿Quién?" le dice confundida y termina por preguntarle quién es él. "¿Eres un amigo de Tsu-kun? ¡Qué raro! No sabía que él tuviera amigos".
Y ahora ya no sabe a dónde ir o qué pensar. Si aquella es alguna clase de broma está llegando demasiado lejos. Ahora está más que desesperado y preocupado.
- ¿Hayato?
Al escuchar su nombre alza su vista hacia la persona que le habla. Es una mujer joven y bonita por lo que ve y además le sonríe. Sin dudarlo ni un segundo se acerca a él.
- Sabía que te encontraría aquí. Siempre vienes a este lugar cuando te sientes triste o molesto por algo, ¿cierto? -sonríe de nuevo al situarse en el columpio contiguo al suyo.
"¿Quién es ella? ¿Y por qué… por qué me conoce?".
En ese tiempo, Gokudera no puede dejar de verla y tampoco de sentirse confundido y asombrado por lo que ve. Le resulta bastante familiar, ¿pero de dónde? ¿Por qué?
- Dime… -voltea a verlo con una dulce sonrisa que parece ser muy característica en ella.- ¿Qué sucedió hoy, Hayato? ¿Por qué me llamaron de tu escuela diciendo que te habías escapado?
Ese rostro y esa voz... de pronto aparece una imagen en su mente. La reconoce.
Quizá por ello es que las palabras no le salen y su corazón comienza a latir como loco al simplemente considerarlo, al pensarlo, ¡pero aquello es una locura!
De pronto lo embarga un terrible miedo y sobre todo una gran confusión porque aquello es imposible. ¡¿En qué rayos está pensando?!
Quiere reírse (de nerviosismo, claro) y tal vez pellizcarse para ver si no está soñando. Si aquello no es la broma de alguien, quizá del Cabeza de Piña, pero hasta duda en hacer eso.
- ¿Hayato? -ella vuelve a llamarlo al notarlo tan inquieto y nervioso.- ¿Sucede algo, cariño?
Son sus palabras y la preocupación que ve en su rostro lo que lo impulsa a preguntar, a tratar de articular palabra alguna aunque tenga mucho miedo y ansias y casi se esté volviendo loco, sin importarle que la respuesta sea un no o aquello sea alguna especie de ilusión o sueño y despierte al segundo siguiente.
Pero lo hace, al final y con mucha dificultad se lo pregunta casi con el corazón en la mano y en un tenue murmullo.
- ¿M-Ma…? -le falla la voz pero lo intenta de nuevo.- ¿M-Mamá?
- … ¿Sí?
Ella le regala otra sonrisa y Gokudera se congela en su sitio.
¡Eso no es posible! ¡No puede ser ella! ¿O sí?
La respuesta es más que obvia.
Continuará…