Titulo: ¡Qué no te extraño!
Fandom: Katekyo Hitman Reborn!
Personajes: Gokudera Hayato & Dino. Mención de los demás Guardianes y el Hitman.
Género: Humor. Romance.
Rating: T
Advertencias: Leve Shonen Ai. D59.
Para:
minutitos. Tabla:
Te... Tema: #04. Te extraño.
Resumen: Gokudera extrañaba a Dino, pero no se lo iba a decir. ¿O... sí?
Disclaimer: Katekyo Hitman Reborn! es de Akira Amano.
13/08/12.
Gokudera jamás pensó sentir eso y mucho menos por Cavallone. Pero es un hecho. Siente algo por ese idiota rubio y lleva días pensando en él.
Preguntándose qué estará haciendo en Italia, porque no ha venido a verlo en las últimas tres semanas y también en por qué no le llama todos los días o le manda más mensajes de texto diciéndole más de sus típicas "tonterías" o contándole simplemente cómo estuvo su día. ¿Qué acaso no tienen una relación o… algo así?
Si bien es cierto que lo niega y quiere olvidarlo (aún cree que aquello fue vergonzoso) todavía recuerda perfectamente a cierto idiota despistado que irrumpió en la azotea de la escuela durante el almuerzo y sin importarle que estuviera en una disputa con Hibari, que su Décimo, Reborn-san y hasta Yamamoto estuvieran presentes se le declaró sin más, pidiéndole salir con él con chocolates, flores y hasta un peluche en sus manos y una enorme sonrisa dejando a todos sin palabras.
De aquello ya han pasado cuatro meses...
Increíblemente cuatro meses desde que extrañamente (aún se cuestiona si en aquel entonces no fue abducido o poseído) al terminar aceptado su propuesta y salir con él. Alguien, que hasta hace poco podía decir y casi jurar que odiaba con todas sus fuerza aunque en el fondo sabía que no era así. Aunque quisiera nunca podría odiar al Caballo Salvaje pese a ser su enemigo (un adulto) y muchas veces un fastidio, y mucho menos ahora que sale con él.
No, tratándolo como Dino lo trata.
De sólo recordar lo meloso y cariñoso que puede llegar a ser lo hace esbozar una pequeña sonrisa y que aparezca un tenue sonrojo porque aquello le gusta, aunque lo niegue mil veces delante de su persona y se queje precisamente por eso.
Pero los días y las semanas van pasando, y ya son tres semanas y contando desde que Dino estuvo en Japón y no ha vuelto a venir, sus llamadas son pocas al igual que sus mensajes. No quiere pensar en ello y mucho menos admitirlo, pero lo extraña.
Lo extraña más de lo que pudo pensar en un principio. Porque quiere verlo, tenerlo enfrente, escuchar su voz y risa, sentir sus manos sobre su cara y también tocando su cuerpo. Quiere escucharlo decir su nombre, cuánto lo ha extrañado y cuánto es que lo quiere. Quiere a Dino Cavallone en ese instante con él y que esa noche duerman en la misma cama luego de tener sexo porque eso también extraña y le hace mucha falta.
Pero él no está ahí, y eso lo molesta. Lo hace chasquear su lengua y tratar de no pensar en las ganas que tiene de verlo y las cosas que quiere hacer con él.
Quizá su Décimo tenga razón. Quizá simplemente deba llamarlo él y preguntarle cómo ha estado, qué está haciendo y cuándo volverá. Pero no está seguro, el idiota se dará cuenta al instante que lo extraña porque no lo es, tal vez es un poco torpe si sus hombres no están cerca, claro, pero algo como eso no se le escapa.
- ¡Ah, rayos!
Pero no puede sacar de su cabeza su imagen y tampoco su voz. Si no puede verlo al menos quiere escucharlo.
Está bien, lo llamará.
Busca su móvil en su mochila y le marca mientras continúa su camino de regreso a su casa luego de dejar la casa de su Décimo esa noche.
Se escucha un timbre un par de veces y al cuarto timbre alguien contesta.
- ¿Sí?
Es él. ¿Y ahora qué le dice? De pronto se queda sin palabras y sin excusas, ¿y por qué su corazón late tan rápido y hasta se ha sonrojado ligeramente?
Está nervioso.
- Eh... esto, ¡soy yo!
¿De verdad?
¡Dios! ¿Qué le pasa? ¿Qué es lo que Dino Cavallone le hace a su cerebro?
- ¿Hayato? -la voz de Dino cambia en dos segundos luego de reconocerlo pareciendo ahora más alegre. No, no lo parece, lo está.- ¡Qué sorpresa que me llames, Hayato! Espera… ¿Pasó algo? ¿Estás bien?
Y con ello, con su repentina llamada hace que aparezca la preocupación en él. Comprensible. Él nunca le llama.
Al darse cuenta de ese detalle se siente ligeramente mal pero lo ignora de momento.
- Sí, estoy bien. No pasa nada en realidad. ¿Por qué…? -un pensamiento aparece en su mente.-¿Estás ocupado?
Teme que la respuesta sea un sí y la llamada termine muy pronto.
- No, ¡por supuesto que no! ¡Para ti siempre tengo tiempo! -se ríe abiertamente, calmando un poco al de ojos verdes.
Cómo a extrañado esa risa del bronco.
- ¿Y entonces…? -continúa de buen humor al saber que nada malo le ha pasado.- ¿A qué debo el gran y exclusivo honor de recibir una llamada del Guardián de la Tormenta? Acaso… ¿me extrañas?
- ¡P-Por supuesto que no, idiota! -niega al instante, deteniendo su paso y agradeciendo que el italiano esté del otro lado de la línea y a miles de kilómetros de distancia y no pueda ver la expresión sonrojada que tiene en ese momento. Como supuso, Dino se dio cuenta de eso pero no por eso lo acepta, nunca.- ¡No te extraño para nada!
- ¿En serio? ¿Ni un poquito? Porque yo sí te he extrañado mucho, Hayato. -se ríe por lo bajo, siendo más sincero con él.- Ah~, quiero verte, besarte y tocarte también. Quiero hacerte mío. -dice seductor, provocándole un escalofrío.
- ¡Pues no se nota! -murmura por lo bajo al fruncir su ceño y continuar con su camino.
- ¿Eh?
- ¡Nada! -mejor cambia el tema.- El Décimo y Reborn-san se preguntan cuándo vas a venir… quieren saber tu opinión sobre ciertos detalles.
- Pues… -lo piensa unos segundos.- Aún tengo cosas que resolver en Italia, si me doy prisa quizá en una semana, dos como mucho. ¿Por qué? ¿Es muy importante?
- ¡No estoy seguro!
En realidad sí lo sabe, y no lo es, el asunto puede esperar. Si se lo ha preguntado a sido para darse una idea de cuánto tiempo va a estar más en Italia y al parecer una o dos semanas más. Es mucho tiempo.
Se queda callado, pensando en eso y apresurando sus pasos.
- … ¿Hayato?
- ¿Sí?
- ¿De verdad estás bien?
- ¡Sí! ¡Sólo estoy cansado! ¡Ha sido un día largo entre la escuela y las idioteces de la Vaca Estúpida y Yamamoto, los dos me sacan de quicio!
- Ya veo... -se ríe al imaginarse una típica escena por la tarde en casa de Tsuna.- Por cierto, ¿cómo están todos? ¿Cómo estás las cosas por allá? ¿Alguien además de ti me extraña?
- ¡Hey! ¡Te dije que yo no te extrañaba!
- Claro, claro.
- ¡Todos están bien! -murmura fastidiado un par de segundos después con ganas de golpearlo por seguir con sus idioteces, recordando otro elemento.- Aunque Reborn-san quiere que el Décimo entrene más duro.
- Ah. -suspira derrotado.- Ese Reborn y sus métodos espartanos. Pobre de Tsuna.
- ¡El Décimo estará bien! ¡Él puede con eso y más! ¡Él es increíble! -como siempre, se emociona al hablar de su capo y no lo puede evitar.
- Ya veo que tu cariño excesivo por Tsuna no ha cambiado. -Gokudera no lo ve, pero hace un puchero como un niño pequeño ante eso.- Me pondré celoso si sigues hablando y pensando de esa forma de Tsuna, Hayato.
- ¡C-Cállate! -grita, ligeramente avergonzado. El idiota y sus tonterías sin sentido fastidiándolo a la menor oportunidad.
- ¿Eh~? -se vuelve a reír.- Mi Hayato se ha sonrojado. ¡Qué lindo!
- ¡E-Eso no es cierto! -niega.
- Lo es. Desde aquí puedo saberlo y casi hasta verlo. Te debes de ver tan adorable.
- ¡Ah! -gruñe.- ¡Hoy estás más insoportable que de costumbre!
- Y tú más lindo y tierno que lo usual. ¿Cómo por qué no estoy ahí en estos momentos, eh?
- ¡Colgaré! -le advierte, cansado y avergonzado de eso.
- Espera… una cosa más, Hayato. -la Tormenta aguarda.- Te quiero y te extraño mucho. Haré lo que pueda para regresar lo antes posible, ¿de acuerdo?
Aquellas palabras le sacan una pequeña sonrisa pues es lo que ha estado esperando escuchar desde hace semanas. De pronto se siente de buen humor de nuevo y su tono de voz lo delata pese a sus palabras.
- ¡Haz lo que quieras, yo no te estoy pidiendo nada! ¿O sí?
- Lo sé. -vuelve a reírse al notarlo más animado.- Entonces, que tengas dulces dueños y que sueñes muchas cosas conmigo.
Gokudera sabe que la llamada pronto va a terminar y no quiere eso. No, sin haberlo intentado antes, sin decírselo.
- Caballo Salvaje…
- ¿Sí?
En el último segundo cambia de parecer.
- ¡No, nada, mejor olvídalo! -suspira.
¿En qué estaba pensando? Aquello es vergonzoso.
- ¿Eh~? -Dino alarga su frase, renuente a dejar las cosas así.- Pero hay algo que quieres decirme, ¿cierto? Vamos, dime qué es. Te escucho.
- ¡T-Te digo que no es nada!
- Mientes. Dime qué es.
Su insistencia comienza a molestarlo.
- ¡Te digo que no es nada! ¡Cuelga ya!
- No lo haré~. No hasta que me digas lo que me quieres decir, Hayato.
- ¡Maldición! -suspira frustrado porque sabe que de ahí no lo va a sacar.- ¡De acuerdo! ¡Pero después de que te lo diga colgaré!
- Bien.
Dino aguarda y Gokudera toma aire para decirle esas dos malditas palabras que describen perfectamente cómo se ha sentido últimamente y al mismo tiempo se le resisten tanto.
- ¡Te-extraño!
Pero lo dice tan rápido que a los oídos del rubio suena como una sola palabra y además muy corta. Apenas y la entiende, escuchando al segundo siguiente un tono muerto al colgar la Tormenta tal y como le ha dicho que haría y dejándolo a él con su móvil en su oreja.
- Ya lo sé. -se ríe abiertamente y por largos segundos al colgar, al imaginarle la expresión que Hayato debe de tener en esos momentos.
Debe de estar rojo hasta la orejas, con su ceño fruncido y no sabiendo dónde meterse ni qué pensar al haberlo dicho por fin.
De verdad, como le hubiera gustado estar ahí con él y poder ver esa expresión tan adorable. Tal vez pueda delegar algunas funciones e ir a Japón más pronto de lo que pensaba. Él también extraña a Gokudera Hayato y mucho.
Fin.