Título: Corazón Robado.
Fandom: Katekyo Hitman Reborn!
Personajes: Hibari Kyoya, Yamamoto Takeshi & Gokudera Hayato. Tsuna, también.
Género: General. Un poco de Drama. Romance entre líneas.
Rating: T.
Advertencias: Shonen Ai. Futuro 8059 & 1859.
Resumen: Hibari quería luchar contra Yamamoto Takeshi pero él no quería, ni tenía esa intención. Toda su atención la tenía cierto herbívoro rebelde, así que si quería hacerlo cambiar de opinión, Hibari tendría que fastidiar a Gokudera Hayato. Y eso es justo lo que haría.
Disclaimer: Katekyo Hitman Reborn! no es mío, es de Amano Akira.
06/02/12.
Capítulo 2. - Ensayo y Error.
Desde hace una semana, Hibari se ha dado a la tarea de tener vigilado a Gokudera Hayato.
Qué hace, cuándo lo hace y con quién lo hace, es algo que llega a sus oídos y de buena mano, pues tiene a algunos de los miembros del Comité de Disciplina trabajando en eso.
Aún no sabe qué hará exactamente contra él, pero saber todos sus movimientos es fundamental, lo básico, para su futuro proceder.
A quien también ha estado observando es a Yamamoto Takeshi, y cada vez lo desespera más al ver la forma tan estúpida e idiota en la que se comporta alrededor del herbívoro rebelde.
Sencillamente no lo entiende.
Hasta donde sabe, una gran cantidad de herbívoras están locas por él... y al herbívoro, ¿simplemente le gusta, Gokudera Hayato?
¿En serio?
No es que le importe realmente, pero aquello lo hace preguntarse... ¿qué es lo que tiene el Guardián de la Tormenta que lo vuelve tan especial y único para Yamamoto Takeshi?
Lo piensa por breves momentos, pero no más no lo entiende.
Si bien es cierto que otra gran cantidad de herbívoras están tras Gokudera Hayato, éste no muestra ningún tipo de interés por ellas o nadie más que no sea Sawada Tsunayoshi. Y por la forma en la que el herbívoro rebelde habla con o de Sawada Tsunayoshi y cómo lo trata, parecería más bien que él, lo quisiera.
¡Pero a él, eso no le importa!
Niega ligeramente al apresurar sus pasos por los pasillos poco transitados de su escuela, buscando distraerse y apartar esos estúpidos pensamientos de su mente que no debería de estar teniendo.
Los asuntos de esos herbívoros lo tienen sin cuidado.
Lo único que quiere es pelear con Yamamoto Takeshi, y ya. Y si éste quiere a Gokudera Hayato, sólo tiene que buscar una forma de poder utilizar al herbívoro para hacer que el Guardián de la Lluvia luche contra él, y no andarse "preocupando" por quién quiere a quién.
Esas tonterías no le importan en lo más mínimo.
Así que se detiene frente a una de las ventanas en el segundos piso que dan al patio trasero de la escuela, localizando unos metros más allá al trío de herbívoros que hoy toman su desayuno ahí, abajo, junto a uno de los árboles con los que el jardín cuenta. Y como siempre, son demasiado ruidosos y escandalosos para su gusto.
De sólo escucharlos, quiere bajar para ir y morderlos hasta la muerte y hacer que se callen. No obstante, algo más atrae su atención.
Yamamoto Takeshi está muy cerca del herbívoro rebelde y no deja de mirarlo de tanto en tanto y sonreírle como idiota cada vez que sus miradas se cruzan.
Hay cosas que Hibari aún no sabe del herbívoro beisbolista pero de lo que sí está seguro es que es demasiado obvio con sus sentimientos hacia Gokudera Hayato y éste, parece no darse cuenta de ello…
… es eso, o simplemente lo ignora o le da igual. De eso, no está seguro.
Lo que sí es claro, es que la relación de ambos no es más que de amistad, y eso explicaría entonces por qué es tan evidente con sus sentimientos por el italiano.
- ¡Qué!
La exclamación del herbívoro rebelde atrae de nuevo su atención, observando como ahora parecen tener una pelea o algo al ponerse repentinamente de pie y encarar molesto y de frente al espadachín.
- No es nada… -le dice un tranquilo y sonriente Yamamoto al ver lo adorable que Gokudera se ve enojado.
- ¡Y entonces por qué diablos me miras tanto! ¿Eh? ¿Es que tengo algo en la cara o qué?
- Haha. Por supuesto que no, Gokudera.
Su risa, sólo consigue que se enoje más y que la venita que tiene en su frente palpite más fuerte al ver que se ríe de él.
- ¡Y entonces qué quieres, idiota! ¿Quieres pelear? -de inmediato se pone en posición de batalla, llevando sus manos a su cinturón.
- ¡Vamos, Gokudera-kun, tran… tranquilízate, por favor!
Tsuna interviene al ponerse también de pie y hacer que sus amigos, o mejor dicho Gokudera-kun, no saque sus dinamitas o su sistema C.A.I y ataque sin más a Yamamoto.
Ah… y tan tranquilos y a gusto que estaban desayunando ese día.
- ¡Pero Décimo! -se queja Gokudera al hacerle caso al castaño y no atacar (todavía) al idiota del béisbol.- ¡Él empezó!
- Eso no es cierto, Tsuna, yo no hice nada… sólo me estaba preguntando si la comida de Gokudera estaba rica, eso es todo.
- ¿Hah? -no le cree.- ¿Pero qué excusa tan estúpida es esa, Yamamoto?
- Es la verdad. -le contesta con su típica sonrisa en sus labios.- ¿Está bueno el Korokke? Se ven deliciosos.
- ¡Qué te importa! -cruza sus brazos y entrecierra sus ojos ligeramente molesto.- ¿Tú tienes tu Maki sushi, no? ¡Preocúpate por tu comida y deja la de los demás en paz!
- Gokudera-kun…
Y entonces, a Yamamoto se le "ocurre" una brillante idea y solución para ese problema, aunque más que ocurrírsele ya lo tenía planeado desde el principio al pedirle a su papá que le hiciera por favor ese platillo para ese día.
Uno de los favoritos de la Tormenta.
- ¡Ya sé! Si me das Korokke, Gokudera… yo te doy de mi sushi, ¿está bien?
El italiano se queda en silencio un par de segundos pensando en su propuesta.
Él, adora el sushi en todas sus versiones, presentaciones y tamaños y eso es algo que el idiota del béisbol sabe muy bien.
Así que frunce un poco más el ceño y luego de darle vueltas al asunto le da una respuesta.
- ¡Bien! -gruñe, para luego aclararle la situación. No vaya a hacer que Yamamoto se haga una idea equivocada de por qué ha aceptado.- ¡Pero sólo porque el sushi de tu viejo no sabe tan mal y ya no quiero más Korokke, y tampoco los puedo tirar, eh!
- Haha. De acuerdo.
A Yamamoto con eso le basta, así que le pasa su caja de obento con la mitad de su desayuno y la Tormenta le da lo que él estaba comiendo para volver a tomar asiento los tres y continuar comiendo antes de que el timbre suene.
Desde su punto de vista, el Maki sushi no tiene ninguna comparación con unos simples Korokke, pero por él mejor. Ahora, desayunará algo más delicioso y de mejor calidad. Sonreiría un poco, si el idiota del béisbol no lo estuviera viendo en esos momentos.
¿Pero cómo no hacerlo? Si ha hecho a Gokudera aunque sea un poquito feliz, y ha aceptado el desayuno que le dio.
Si por él fuera, todos los días le llevaría gustoso algo delicioso para desayunar los dos, pero sabe que el orgullo de Gokudera no se lo permitiría.
Aunque quizá aquello podría cambiar, si ellos se convirtieran en algo más que amigos.
Piensa en ello, mientras come los Korokke que el italiano le dio.
- Hn. Ese herbívoro… -el prefecto esboza una pequeña sonrisa torcida luego de ver cómo se han suscitado las cosas.- Lo ha hecho a propósito.
A Hibari no se le escapa eso, y por ello es que no deja de ver a Gokudera Hayato.
Hasta donde sabe, el herbívoro rebelde es muy inteligente pero ciertamente ahora lo duda.
¿O qué otra explicación existe para no darse cuenta de que Yamamoto Takeshi lo quiere?
- ¡Décimo!
¿Y por qué tiene que ser tan escandaloso cuando habla? Desde ahí, hasta él lo puede escuchar perfectamente y es molesto.
- ¿Quiere probar un poco? ¡Están buenos!
- ¿Eh? No, gracias Gokudera-kun, provecho.
- ¿De verdad?
- S-Sí. -Tsuna asiente, comiendo de su propio desayuno.
- ¿Te gustaron, Gokudera?
- ¡Tú cállate, y déjame comer en paz!
- Haha.
Yamamoto se ríe, mirándolo feliz después. Aunque no es el único en hacerlo, pues Hibari también mira al herbívoro rebelde, aunque los dos por motivos muy diferentes...
... al menos, de momento.
.::.
Dos días después... Hibari ya sabe qué hacer contra Gokudera Hayato.
O bueno, en realidad la ocasión se le ha presentado por sí sola y él no la quiso desaprovechar. Aquello, también servía para su propósito, para atraer la atención del Guardián de la Lluvia y hacer que luche contra él.
Después de todo, no hay nada como morder hasta la muerte a su persona especial para que el espadachín reaccione y quiera vengarse por haber lastimado a su amado, ¿o sí?
Por ello, y luego de tres minutos, ¿o son cinco? Ya no sabe, aunque tampoco importa. Tiene en el suelo al herbívoro rebelde con algunas heridas abiertas y golpes en diversas partes de su cuerpo, ¡oh, sí! Y aquella "curiosa" mirada en sus ojos queriéndolo fulminar.
- ¿Qué? -se burla, entonces.- ¿Eso es todo lo que puedes hacer, herbívoro?
- ¡C-Cállate!
Le grita Gokudera, cerrando con fuerza sus puños impotente al recordar lo que su Décimo le ha dicho.
Nada de usar su Sistema C.A.I. contra nada ni nadie y mucho menos, en la escuela. Fue una promesa que le hizo y no la puede romper.
"¡Maldición!".
¿Qué puede hacer contra Hibari, sus tonfas y sus ansias de sangre?
¿En ese momento? Nada.
Apenas y puede defenderse, y sus dinamitas no podrán ayudarlo más. El ataque sorpresa no funciona contra el prefecto.
- Eres tan débil, herbívoro…
- ¡Dije que…!
Un golpe en su estómago impide que termine su oración y que se quede sin aire.
- ¡T-Tú! ¡Mal-di…to!
No entiende por qué Hibari lo está mordiendo.
¿Qué no se supone que ambos están del mismo lado? Que son parte de Vongola, Guardianes legítimos después de todo.
No obstante... ahí está el bastardo mordiéndolo hasta la muerte por romper supuestamente una de sus reglas sólo por estar en la azotea tomando un poco de aire luego de que las clases terminaran.
¡Y una mierda!
¡No es idiota, y aquello no tiene nada que ver con eso!
¿Pero entonces, por qué? ¿Por pura diversión?
- El que se debe de callar eres tú, herbívoro. -acorta la distancia que los separa para ver si le queda claro.- ¿Lo entiendes?
Hayato no le responde, y únicamente lo fulmina molesto con su mirada.
En momentos como esos, odia de verdad a Hibari Kyoya, y no piensa ni siente nada más.
- ¡Vete al diablo! -le dice en cambio, tratando de ponerse de pie aunque no es tan fácil.
- Esa no es la respuesta que esperaba.
Mucho menos, cuando el Guardián lo vuelve a atacar con sus tonfas y al final termina de nuevo en el piso con un intenso dolor en su nuca y algunas heridas más.
Hibari es un maldito bastardo. Uno, que luce más imponente si lo miras desde la posición en la que él está. Así, se ve más grande y más fuerte. Pero no por eso se va a dejar intimidar por él. Eso nunca.
- Llámalo. -Kyoya le muestra su celular al esbozar una media sonrisa.
- ¿Q-Qué?
- Quiero que llames a Yamamoto Takeshi, y le digas que venga a ayudarte.
- ¿Qué d-diablos...? -no lo hará. No llamará al idiota del béisbol y le dirá eso tan absurdo, tan patético. Él puede solo, o al menos lo intentará.- ¡No!
- Tú no puedes conmigo, herbívoro, y lo sabes.
- Mi respuesta... sigue siendo...
- Gokudera, ¿qué estás haciendo a...?
Yamamoto, que llega en ese momento a la azotea no puede terminar su oración al ver lo que está pasando.
- ¡Gokudera! ¿Qué pasa?
De inmediato corre preocupado a su lado y trata de ayudarlo al ver que está en el suelo y herido, y también, hay sangre de por medio.
- Bueno, parece ser que eso ya no será necesario.
Hibari esboza una media sonrisa presuntuosa al ver su reacción y encontrarse sus miradas.
"¿Y ahora que harás, Yamamoto Takeshi? ¿Ahora sí pelearás conmigo?".
- ¡Hibari!
El beisbolista lo mira serio y molesto al entender que ha sido él quien ha lastimado a Gokudera y no se lo va a perdonar.
- I-diota, ¿qué estás… haciendo aquí?
- ¡Gokudera! -voltea a verlo, centrándose única y exclusivamente en él porque es lo que más le importa en esos momentos.- ¿Estás bien? ¿Te duele mucho? No te preocupes, te llevaré con Shamal y…
- ¡Déjame! -trata de apartarlo al sentarse, pues aquello no es necesario.- ¡Estoy bien, idiota! ¿Quién crees que... soy, ah?
Ante todo, Gokudera sigue actuando como de costumbre, restándolo importancia al asunto y a sus heridas al limpiarse la sangre como si nada con su mano. Le duele un poco el cuerpo y la cabeza, sí, pero tampoco es algo que no pueda soportar, y mucho menos ahora que Yamamoto está ahí. No puede permitirse ninguna debilidad ante él. ¿Dónde lo dejaría aquello como la Mano Derecha que es y el líder de los Guardianes?
"Menos mal".
Sus palabras y sobre todo su actitud, tranquilizan un poco más a Yamamoto al ver que no está tan "grave" como pensó en un principio. Aún así, no lo va a dejar solo y se va a cerciorar de que cure sus heridas apropiadamente y descanse un poco.
- Cierto… -le sonríe más calmado porque lo entiende.- Eres la Mano Derecha de Tsuna, ¿no?
Por alguna razón, las palabras y la expresión de Yamamoto lo sorprenden y lo dejan sin palabras por unos momentos.
- S-Sí. -asiente con una pequeña y casi imperceptible sonrisa.- ¡Así que estoy bien, idiota del béisbol y no me subestimes!
- Claro.
Gokudera se pone de pie, sacudiéndose sus ropas y mirando después a Hibari. Su ceño, se frunce al instante.
"¡Wao! ¡Qué interesante! Y yo que pensé que ya te había vencido, herbívoro".
"¡Maldito!".
Ambos sostienen una lucha intensa de miradas, dándose cuenta de eso el Guardián de la Lluvia por lo que decide intervenir antes de que las cosas se compliquen más o Gokudera salga más herido.
- Gokudera, Tsuna y el bebé nos están esperando. ¿Nos vamos?
- ¿Eh? ¿El Décimo y Reborn-san? -obtiene un asentimiento de su parte al ser así.- ¡Mierda! ¡Yamamoto, me adelantaré para limpiarme esto y no preocuparlos, nos vemos abajo!
- Sí.
Le regala una gran sonrisa, viendo como desaparece por la puerta para correr escaleras abajo después.
Una vez solos, Hibari le habla con cierta presunción y burla en sus palabras.
- Hn. ¿Pensé que estabas preocupado por el herbívoro, no irás tras él?
Por supuesto que sí, pero antes tiene algo que aclarar con él.
- Hibari… -su tono de voz y su expresión se vuelven repentinamente serias.- Te dije que no lucharía contigo, ¿cierto? Pues eso no cambiará así lastimes a Tsuna, Gokudera o alguien más. ¿Lo entiendes?
- Eh... ¿Y yo qué pensé que te preocupabas por ellos?
- Lo hago. Pero no por eso voy a caer en tu trampa y luchar contigo como tú quieres.
"Así que el herbívoro lo sabe, eh".
No le sorprende del todo, aunque tampoco lo va a admitir.
- No sé de qué estás hablando. -le dice.- Si te refieres a por qué mordí a Gokudera Hayato, eso se resume a que estaba rompiendo una de las reglas y merecía una llamada de advertencia, eso es todo.
Yamamoto lo sigue mirando fijamente pues no le cree a Hibari.
- Como sea, hazlo de nuevo y no seré yo quien te ponga un alto. ¿O tú crees que al niño le gustará que te metas con Tsuna, Gokudera o alguien más de la Familia? No, en definitiva no. -sonríe, de una manera muy diferente a como siempre lo hace. Esta sonrisa lleva algo de burla y presunción.- Y no olvidemos que el niño es más fuerte que tú, Hibari.
El prefecto tensa su cuerpo hasta volverse blancos sus nudillos.
"Éste herbívoro…".
Quiere morderlo hasta la muerte pero sabe que aunque lo intente no funcionará de nada, Yamamoto Takeshi no luchará con él…
… todavía.
Así que respira hondo y se controla, decidiendo regresarle el ataque.
- Pues si tanto te preocupas por el herbívoro rebelde asegúrate de que no se meta conmigo de ninguna forma o de lo contrario no me contendré. -pasa a su lado y lo golpea ligeramente con su hombro.- Estoy seguro que eso no será ningún problema para ti, ¿cierto? Sino todo lo contrario.
- ¿Q-Qué? ¡Espera, Hibari!
Lo retiene del brazo, haciendo que se gire y le explique. Espera, que la sensación que tiene en el pecho esté equivocada y no sea nada.
- ¿Qué quisiste decir con… eso?
El prefecto se toma su tiempo para responder, disfrutando la expresión e inquietud que percibe en el Guardián de la Lluvia.
- Eso mismo que crees. Después de todo, te gusta Gokudera Hayato, ¿no?
- ¿Eh?
"¿C-Cómo sabe…? ¿Cómo sabe eso, Hibari?".
- ¿Me pregunto qué pensará el herbívoro rebelde de todo esto? -esboza una media sonrisa al disfrutar ese momento y estar ahora sí iguales en cuanto a amenazas con el espadachín.- ¿Tú no, Yamamoto Takeshi?
Sin decirle nada más ni esperar que le responda se da la media vuelta y se va, dejando al herbívoro confundido y totalmente expuesto.
Nadie debería de saber de sus sentimientos hacia Gokudera, y sin embargo ahí está Hibari que lo sabe por alguna razón.
¿Qué va a hacer, entonces? El prefecto es capaz de todo, de decirle a Gokudera y aquello podía arruinar su amistad con él.
No quiere eso.
Pero tampoco tiene el valor o la confianza de decírselo él mismo. No quiere que Gokudera lo odie o se aleje de él.
Baja su cabeza y aprieta con fuerza sus puños pensando en qué va a hacer ahora. Tiene que tomar una decisión importante, pero no puede.
"Gokudera…".
Piensa en la Tormenta, en los momentos que han pasado juntos y también, en lo que puede perder si él se entera.
Tiene miedo.
Y mientras él sigue en la azotea atormentándose por lo que puede pasar, Hibari baja las escaleras con una pequeña sonrisa de satisfacción en su rostro.
"¿Qué harás ahora, Yamamoto Takeshi?".
Esto, de momento ya no tiene que ver con el hecho de que el Guardián de la Lluvia luche contra él o no.
Lo tiene muy en claro, pero esto también es divertido y entretenido. Tiene en sus manos al herbívoro, puede chantajearlo o amenazarlo con decirle al herbívoro rebelde lo que siente por él y utilizar eso como él quiera.
Jamás se imaginó que Gokudera Hayato le podría dar tanto poder sobre otra persona, sobre Yamamoto Takeshi en particular.
¿Qué hará por lo tanto?
Eso, es algo que debe de pensar con calma, con mucho cuidado y decidirlo en otras circunstancias y eso es justo lo que hará.
Bastante obvio a sido que tomar decisiones precipitadas y sacadas de la manga como esa de morder a la Tormenta para atraer la atención del herbívoro no le ayudó de nada pero eso no volverá a pasar. A aprendido de sus errores y no cometerá los mismos fallos.
Es Hibari Kyoya, después de todo.
Continuará...