Título: ¿Truco o Trato?
Fandom: Katekyo Hitman Reborn!
Personajes: Sawada Tsunayoshi, Gokudera Hayato y Hibari Kyoya. Reborn, Lambo, Fuuta e I-Pin.
Género: ¿Humor? Familia, Amistad. Romance entre líneas.
Rating: T
Advertencias: Shonen Ai, implícito. Triangulo amoroso. 1859/27.
Para:
crack_and_roll. Reto:
Jeuxatrois. Tabla:
Festividades.Resumen: Porque muchas cosas podían pasar en Halloween, tanto buenas como malas.
Disclaimer: Katekyo Hitman Reborn! no me pertenece es de Amano Akira.
19/11/11.
Capítulo 2- Halloween.
Gokudera Hayato no sabe qué hacer, se ha quedado en blanco y no puede darle ninguna respuesta a su Décimo.
- Gokudera-kun, por favor...
Tsuna insiste, sin dejar de verlo en ningún momento, pidiéndole, rogándole con toda su alma que por favor, por lo que más quiera en el mundo, acepté. Si lo hace, se lo va a agradecer y mucho, quizá por eso... es que comienza a llorar, a caer lágrimas de sus ojos sólo para terminar de convencerlo.
Acción, que por supuesto pone en duda y más inquieto a la Tormenta.
- Eh, yo... -murmura por lo bajo, desviando su mirada hacia Lambo, I-pin y Fuuta, que lo miran suplicantes y con ojos grandes esperando su respuesta. Que diga por favor que sí.
Y por supuesto, el único que disfruta abiertamente de esa situación es Reborn, que mira fijamente al italiano al esperar su respuesta luego de ver cómo los cuatro le miran.
"¡Eh! ¿Qué harás, Gokudera?".
A éste, no le agrada en lo más mínimo la idea de tener que llevarlos en la noche a pedir dulces, pero su Décimo se lo está pidiendo, y le está haciendo esa carita en la que nada, así le pida una roca de la luna, le puede negar. No tiene ni la fuerza ni el corazón para decirle que no.
Así que lo acepta.
- De acuerdo... -suspira resignado, regalándole una pequeña sonrisa.- ¡Lo haré, Décimo! ¡Déjemelo a mí!
"¡Todo sea por ayudar al Décimo!".
Se dice a sí mismo, llorando por dentro pues ya tenía planes para ese 31 de Octubre, y hasta su disfraz para salir a la calle y buscar fantasmas, demonios y otras criaturas más.
- ¿De verdad, Gokudera-kun?
Los ojos de Tsuna brillan, y las lágrimas que caían de sus ojos dejan curiosamente de salir de la nada al escucharlo.
- Sí. -golpea su pecho en señal de orgullo.- Yo los llevaré.
- ¿De verdad, Hayato-nii?
El italiano mira a Fuuta y luego a los otros dos que lo miran igual de emocionados.
- S-Sí.
- ¡Eh, Estúpidera nos llevará!
- ¡Lambo! -le reprende I-pin por llamarlo de esa forma. Se gira hacia la Tormenta, y se lo agradece con una sonrisa y una reverencia.- Muchas gracias, Gokudera-san.
- ¡A-Ah, no es nada!
Gokudera se ríe, sintiéndose incómodo pues no está acostumbrado a que otros le agradezcan… aunque se siente muy bien.
El Arcobaleno que observa la escena con interés, le habla sin contenerse de ninguna forma a su alumno.
- Felicidades, Tsuna inútil... lograste lo que querías.
- ¡Re-Reborn! -se queja éste, volteando a ver a su amigo.- No... ¡No le hagas caso, Gokudera-kun! Haha. -se ríe nerviosamente, regalándole después una sonrisa verdadera pues en verdad lo ha salvado.
Lo ha salvado de tener que ir y tener que soportar ese martirio que es para él tener que salir en Halloween y encontrarse con todas esas personas que se disfrazan de monstruos, fantasmas, brujas y demás, que tanto lo asustan y hacen sufrir.
Ya se veía corriendo por la noche por toda la ciudad con el corazón agitado, llorando a más no poder y con Reborn persiguiéndolo vestido de algún monstruo conocido pero igual de terrorífico para su disfrute.
Lo bueno ha sido que este año no será así. Todo, gracias a su querido y confiable mejor amigo.
Por alguna razón... se sonroja al verlo.
- Muchas… ¡Muchas gracias por ayudarme en verdad, Gokudera-kun! -lo toma de las manos y le agradece una y otra vez.
- ¡No! -consiguiendo que la Tormenta también se sonroje y se emocione al ver la expresión tan sincera, gentil y linda de su capo.- ¡No me lo agradezca por favor, Décimo! ¡Yo estoy muy feliz de poder ayudarlo!
- ¡Eres el mejor, Gokudera-kun!
- ¡De-Décimo!
Tanto uno como otro están tan emocionados, tan felices, que ninguno de los dos repara en las miradas que el Arcobaleno, o los niños les dirigen. Y en algún momento de la situación, terminan abrazados, con tenues sonrojos en sus mejillas y una agradable sensación en el pecho.
- ¿Qué, es que van a seguir así todo el día Tsuna inútil, Gokudera?
Las palabras de Reborn consiguen que ambos salgan de su agradable trance y se separen con un rojo más intenso que se instaura hasta sus orejas. Los dos se sientes muy avergonzados de haber dado un espectáculo así, que ni siquiera pueden mirar al otro al no saber qué les pasó.
- ¡Haha! -Lambo se ríe y señala divertido.- ¡Se pusieron tan rojos como tomates!
- ¡Eh! -Fuuta pasa de la sorpresa a la alegría.- ¿Será que Tsuna-nii y Hayato-nii son compatibles en más de un sentido? -por lo que rápidamente saca su gran libro.- Quizá deba hacer un ranking sobre ustedes.
- ¿Eh? ¡N-No! -el castaño se acerca para impedirlo, desapareciendo en gran medida su sonrojo.- ¡No es necesario, Fuuta! ¡E-En serio!
- ¿Tú crees, Tsuna-nii?
- Sí. -trata de convencerlo, para que no haga ningún ranking… y mucho menos de ellos dos.- Gokudera-kun y yo somos muy buenos… a-amigos, ¿cierto?
- ¡Por supuesto! -dice el italiano al encontrarse con la mirada de su querido capo.
Pero al instante se da cuenta de que gracias a ella, no puede pensar claramente en la pregunta y sólo ha dicho que sí por inercia, al dejarse llevar.
- Será… será mejor que entren a casa y le digan a mi mamá que Gokudera-kun los llevará a pedir dulces.
- ¡Sí! -los tres asientes, encaminándose por el camino de piedra hasta la puerta.
- ¡Lambo-san será el que obtendrá más dulces!
- No. No te dejaré, Lambo. -le aclara de inmediato, I-pin, seguido de Fuuta.
- Yo tampoco te dejaré, Lambo.
- ¡Pues Lambo-san les ganara a los dos, ya verán! ¡Haha!
Cuando el castaño ve a los tres desaparecer tras la puerta, se permite dar un largo suspiro.
- ¡Ah, menos mal!
- ¿De qué te sientes tan aliviado, Tsuna?
- ¡Eh! -da un brinco debido a la repentina intervención de Reborn.- ¡De nada, de nada en verdad!
- Hn... -el Hitman lo mira con suspicacia, haciendo sudar y sentir más nervioso al otro.
¿Y si lee su mente? ¿Y si le dice a Gokudera-kun lo que estaba pensando?
¡No, no quiere que le diga eso! ¡Suficiente tiene con sentirse extraño a su alrededor, con cada palabra y sonrisa que le da como para que Reborn le diga cómo se siente en su presencia y que al mismo tiempo es... agradable!
¡Ah!
Se desespera porque no sabe qué le pasa. Todo eso sucedió desde aquel día en que Gokudera-kun le dio aquellos ricos chocolates en San Valentín. Desde entonces, se siente muy extraño y confuso sobre su amigo y aún no sabe ni por qué.
- ¿Décimo?
El de ojos verdes se inclina al verlo actuar tan extraño, consiguiendo que éste se tense más.
- ¡No es nada! ¡N-No te preocupes, Gokudera-kun! ¡Nos vemos mañana!
Sin aguantar un segundos más ante esa presión, corre hacia su casa dando un portazo luego de desaparecer de su vista.
- Dije algo que… ¿no debía?
Hayato no entiende qué sucede, y el Arcobaleno sí, por eso es que sonríe.
- ¿Tú que piensas? Tal vez... debería de pensar en eso, ¿no?
- ¿Eh?
El Hitman camina unos pasos hacia la casa, volteándose y despidiéndose de él.
- Ciao, Gokudera.
- S-Sí, nos vemos después, Reborn-san.
Hace una reverencia, viendo después como entra a la casa de su Décimo y él se queda ahí.
No entiende qué ha pasado, pero piensa en eso durante el camino hacia su casa.
Lo único que sabe, es que mañana será un día en definitiva largo y complicado.
.::.
No se equivocó.
Al día siguiente, y luego de pasar a la hora acordaba a la casa de su Décimo, no sin antes prometerle que le llevaría muchos dulces, los pequeños y él inician su peregrinación por las calles oscuras de Namimori.
No se sabe si es por el día o por el ambiente oscuro y dulce, pero las calles, las personas y el entusiasmo de todos es… diferente.
Los cuatros van disfrazados, sí, siendo como se esperaba el disfraz de Gokudera el más extraño de todos. Y es que la Tormenta no va vestido de un único monstruo o criatura en particular sino todo lo contrario.
Lleva por ejemplo, unos colmillos y los ojos pintados con lápiz negro como si fuera un vampiro y dado su tono de piel, en verdad lo parece. Su vestimenta, pantalones y chaleco negros muy ajustados (Tsuna casi se desmaya al verlo, tanto por su apariencia terrorífica como por lo bien que se veía) agregando el detalle que debajo del chaleco lleva parte del pecho vendado así como en los brazos, haciendo una clara alusión a las momias vivientes. Una cola, unas alas negras y un tridente (más bonito que el de Mukuro, pues que se creían, ¿hah?) hacen referencia a un sexy y malvado demonio. Y a cada lado de su cabeza lleva un par de tornillos como los que Frankenstein llevaría. El toque final lo da aquellas manchas en diversas partes de su cuerpo que simulan la sangre, así como sus pulseras, cadenas y colgantes que nunca faltan.
Sin duda alguna, el disfraz perfecto.
Pero el propósito de Hayato, el motivo por el que le gusta salir a las calles el 31 de Octubre desde que tiene memoria, no es para pedir dulces o hacer travesuras, no. El motivo por el que este año estaba feliz, era porque por fin había conseguido por Internet un aparato que podía sentir y mostrar la actividad de los fantasmas. Eso, y que había aprendido un par de hechizos más tanto para identificar a los demonios como para mandarlos de vuelta al Infierno.
Pero algo estaba mal, bastaba con mirar hacia el frente y ver a unos pasos más adelante el motivo por el que no podía ir al cementerio o las casas que él había identificado como "sospechosas". Aquel motivo se reducía a tres personitas que tenía que cuidar en ese momento: Lambo, I-pin y Fuuta.
Después de todo, llevarlos a pedir dulces era lo que le había dicho a su Décimo que haría, ¿cierto?
Sólo por un instante, pensó que lo mejor de todo hubiera sido que el Idiota del béisbol también los acompañara.
- Ah. -suspira, reprendiéndose a sí mismo por tener esos pensamientos.
Si Yamamoto estuviera ahí, las cosas serían más complicadas de lo que ya eran. Eso, si tomaba en cuenta la actitud extraña que el Guardián de la Lluvia tenía para con él en los últimos meses.
- Haha. ¡Ahora Lambo-san es el que lleva más dulces!
- ¡Lambo!
Tanto su risa como sentirlo colgarse de su pierna lo saca de sus pensamientos, viendo como éste se aleja con un puño de dulces. Mismos, que son para su Décimo por lo que se enoja y le grita.
- ¡Vaca Estúpida, dame eso!
- ¡No, es de Lambo-san, yo me los encontré!
Una venita aparece en su frente.
- ¿Cómo que, "te los encontraste" si son míos? ¡Dámelos, Vaca Estúpida!
- ¡No!
El pequeño Bovino corre, siendo seguido de Fuuta e I-pin que tratan de hacer que le regrese los dulces al italiano.
- Lambo, espera.
- Maldición. -chasquea con molestia su lengua, mirando hacia otro lado.- Ese idiota... ya me las pagará cuando lo atrape.
- Tú... ¿por qué estás haciendo tanto escándalo?
"¿Hi-Hibari?".
Gokudera no tiene que girarse para saber que es él. Esa voz, esa forma de hablar la reconoce de inmediato sin tener que verlo de frente.
¿Y ahora qué hace?
Por alguna razón no quiere que el bastardo lo reconozca y sepa que es él.
Y no, aquello no tiene nada que ver con que tenga una calabaza llena de dulces (para su Décimo, claro) o que esté vestido de aquella forma (es un excelente disfraz y sobre todo, original. Se convence de nuevo). No, en definitiva no es por eso, eh.
Pero si es así… ¿por qué entonces se tensa tanto, se siente nervioso, su ceño se frunce más, y hasta un tenue sonrojo aparece en sus mejillas?
Lo único que sabe, que quiere, es que no lo reconozca por nada del mundo.
- ¿Hey, me estás escuchando, herbívoro? Te estoy hablando.
El prefecto lo agarra del hombro y hace que se gire. Cuando lo hace, Hayato se pone la máscara de diablito pirata (larga historia) que Lambo llevaba y que obviamente le queda pequeña, cubriéndole apenas sus ojos y nariz. Espera que eso sea suficiente para que el otro no lo reconozca.
- S-Sí. -apenas y dice, viendo a través de los ojos de la máscara a Hibari que lo mira fijamente.
"¡Qué no me reconozca, maldición!".
Hibari, al tener enfrente a aquel fastidioso y alborotador ¿vampiro, demonio, momia o qué se supone que es? Hn. Lo que sea, afila su mirada otro poco. Sus labios se abren, y la Tormenta teme lo que le pueda decir.
Al final, lo que el Presidente del Comité de Disciplina le dice es un escueto:
- ¿Truco o trato?
- ¿Eh?
Gokudera no puede creer lo que ha escuchado. ¿Truco o… Trato? ¿En serio? ¿Hibari le ha dicho eso?
Sin poder evitarlo, un suspiro en forma de alivio abandona sus labios al creer por un momento que había sido descubierto.
Un "Menos mal" pasa por su mente, relajándose un poco, lo suficiente para molestar al otro que lo mira con molestia.
- Hey, te hice una pregunta, responde.
- Eh, bueno…
¿Cuál elige? Si elige el trato, tendrá que darle sus dulces a Hibari y no puede hacer eso, ya se los prometió a su querido capo. Si elige truco… quizá Hibari lo muerda hasta la muerte. Tan típico de él.
Bueno, tal parece que la respuesta es obvia.
Suspira de nuevo, alzando su vista para darle su respuesta.
- Truco.
- ¡Wao! ¿En serio? -una media sonrisa curva sus labios.- ¿No prefieres darme todos tus dulces, o mejor aún… todo tu dinero que traes?
Su vista va hacia los bolsillos de su pantalón.
- ¿Qué?
No puede creerlo. Incluso en Halloween, Hibari anda extorsionando y mordiendo gente. Hah, ¿por qué no lo sorprende?
- No traigo dinero. -es la respuesta que le da, entrecerrando sus ojos aunque éste no pueda verlo.
- Qué mal, entonces… -sus tonfas hacen acto de aparición.- Tendré que morderte hasta la muerte.
"Lo sé".
Se agacha para dejar a un lado la calabaza con dulces que trae, volviendo a erguirse. Se queda inmóvil en su sitio, cerrando sus ojos y apretando con fuerza sus puños. Espera los golpes de Hibari, pero por alguna razón estos no llegan.
"¿Qué pasa? ¿No me va a morder?".
Pese a la incertidumbre y duda que siente, no se mueve ni abre sus ojos. Hibari esboza una sonrisa al verle tensar sus músculos y hasta sus labios en una línea fina.
El herbívoro no sabe qué es lo que pasa. Eso le gusta.
"¿Qué diablos cree que está haciendo? ¿Primero dice que me morderá y luego no lo hace? ¿Será parte de algún plan o entonces…?".
Sus pensamientos quedan en segundo plano cuando siente que Hibari se acerca a su persona pero no sólo eso, lo toma de la barbilla y le susurra, provocándole un escalofrío que le recorre todo el cuerpo.
- Entonces… te morderé, herbívoro.
Sin decir más, le besa. Sí, le besa.
Pone sus labios sobre los suyos e intenta abrirse paso en su boca pese a su resistencia cuando se da cuenta de lo que está haciendo.
"¿Qué mierda estás… haciendo, Hiba…? ¡Ah!".
Un quejido escapa de su boca, pues el idiota así, literal, le muerde los labios, aprovechando ese momento para profundizar aquel beso que es frenético, desgastante y constante.
"Como una Tormenta". -piensa, reuniendo todas sus fuerzas para alejarlo. Y lo consigue.
- ¡Qué crees que estás…! -se apartara de él, respirando agitadamente.- ¡Haciendo, bastardo!
El guardián de la Nube está muy tranquilo ante lo ocurrido. La sonrisa burlona que tiene sólo lo desespera más.
- Elegiste truco… pues yo te di uno.
Gokudera está a punto de sacar sus dinamitas y lanzárselas para hacerlo estallar, cayendo en cuenta que no puede hacerlo o el idiota se dará cuenta de que es él (si es que no lo ha hecho ya con los gritos y su forma de reaccionar ante el beso). Así que simplemente se agacha y toma de nuevo la calabaza con dulces.
- ¡Pues es el peor truco que me han hecho en la vida! -se gira.- ¡Reza porque no te vuelva a volver a ver o está vez si te mato, imbécil!
- Claro.
Hibari se queda en su sitio, esbozando una sonrisa burlona al ver como el otro camina con pasos rápidos para alejarse.
¿Dónde se supone que está la Vaca Estúpida y los demás? ¡Oh sí, por allá!
Va hacia ellos, dispuesto a terminar con esa Noche de Halloween, de Truco o Trato, dispuesto a comprarles a cada uno una montaña de dulces y chocolates si hace falta.
Lo único que él quiere es irse a su casa o ya de paso, hacer un trato con un Demonio de Encrucijada para hacerle la vida de cuadrito al bastardo de Hibari Kyoya, que odia en esos momentos con todas sus fuerzas.
¿Quién diablos se cree para hacerle eso? ¿Para arruinar de aquella forma su preciosa noche de Halloween? ¡Él, lo mata! Así le cueste toda su vida o su alma.
Lo que Gokudera no sabe... es que de esa forma, Hibari por fin siente que le ha regresado aquel "favor" con el chocolate que le dio en San Valentín.
No es la forma en la que había pensado en regresarle el favor, pero lo hecho, hecho está.
Las cosas se dieron así. En un momento estaba mordiendo hasta la muerte a un tipo unos metros más allá, y al siguiente había visto al herbívoro con aquellos niños. Lo que pasó después es historia.
Aunque tampoco ha sido tan malo como pensó.
Gokudera Hayato esa noche no se veía "tan mal". Aquel disfraz, sea cual fuera, le quedaba muy bien. Aquella máscara estaba de más, pero si no hubiera sido por ella, quizá no se hubiera atrevido a besarlo, y el resultado hubiera sido totalmente distinto.
Pero quién sabe...
Sin duda alguna, ese Halloween había sido diferente para ellos tres. Para Tsuna, para Gokudera y hasta para Hibari... pero en lo que sí coincidían, era que jamás lo iban a olvidar.
Fin.