Título: Celos
Autor:
princess_syry Fandom | Personajes: Original. Rosalía/Paula, Lucrecia
Rating | Advertencias: PG | Femslash.
Summary: Los celos nunca son buenos... ¿Pero cómo no sentirlos cuando ella parece ser más importante que tú?
CELOS
Por Syry
Rabia. Dolor. Ira. Traición.
Celos.
Mirar como le coge de la mano, le abraza, le sonríe, le hace reír. Como le besa, una y otra vez, en la mejilla; Como palmea amigablemente su culo. Eso es todo lo que Rosalía puede hacer mientras su novia, Paula, charla de algo con su mejor amiga, Lucrecia.
Sabe que no debe sentir celos, que son amigas, las mejores, que hasta que apareció ella, Rosalía, con su horda de amigos, sólo eran ellas dos. Que son como hermanas. Pero… ¿Cómo no sentir celos, cuando Paula estuvo más de un año enamorada de Lucrecia, cuando había visto a su novia llorar desgarrada por su amor la misma noche que empezaron a salir juntas?
Hacía tiempo de eso. Sabía que sus dudas no tenían fundamento. De verdad lo sabía. Pero también sabía qué era sentir que el mundo está en los ojos de una única persona, y sabía también, que no desaparecía de la noche a la mañana. Menos si es parte de tu rutina, si lo haces todo con esa persona. Menos cuando tan sólo hace seis meses que estáis juntas.
Y te molesta. Ver cómo la mira. Cómo la toca. Cómo la cuida. Cómo para ella tiene todo el tiempo del mundo, sin frontera alguna. Y duele, como un hierro ardiendo, escuchar todo lo que hace con ella, todo lo que vive con ella. Saber que han ido al centro comercial que hay a dos cuadras de tu casa y no te ha llamado. Porque han salido solas, como antes, como las mejores amigas.
Y tú estás ahí, en casa, pensando en ella, en qué hará, esperando la oportunidad de ir a verla. Rogándole a tu madre que te lleve a su pueblo, que te de dinero para el autobús. Peleándote con ella de ser necesario. Pero ella no te llama si está aquí, no viene si no es con ella.
Rabia. Dolor. Ira. Traición.
Celos.
Pero callas, ahí, buena y amable, y el enfado te dura un suspiro cuando la ves, te abraza, te besa. Aún así no puedes evitarlo.
Rabia.
Ves como la sienta a ella, a Lucrecia, en tu sus piernas. Y cuando intenta hablarte, la ignoras. Luego, como quien no quiere la cosa, le vuelves a prestar atención con una sonrisa y repitiéndote que son tonterías, que debes contenerte.
Dolor.
Cuando ves como la besa en la mejilla y le sonríe con tanta dulzura. “Son amigas” te repites. Y lo sabes. Y quieres ignorar esos pinchazos que sientes en tu corazón, pero sólo sonríes tontamente mientras le dices alguna tontería a tu amiga Cristina.
Ira.
Sí, ira, inhumana, contra Lucrecia al ver como se ponen a charlas, cariñosas, tumbadas sobre tu cama tomándose de la mano y haciéndose tonterías.
Traición.
Eso es lo que sientes cuando te murmura que se va a quedar a dormir en casa de ella, y bromea diciéndote que van a hacer cosas malas. Ella nunca se queda en tu casa porque no le dejan, porque no pueden traerla o recogerla, y claro, no va a hacer que Lucrecia la traiga y se vaya luego a casa sola. El autobús no entra en sus expectativas.
Celos.
Sí, celos, locos, irrefrenables, cuando se van y te acuerdas de todas y cada una de las situaciones que hacen que, mientras no estas con ella, seas infeliz. Van a la misma clase. Lo hacen todo juntas. Duermen a menudo una en casa de otra. Van al cine incontables veces. Se ven siempre. Se llaman más.
Y te culpas, porque es absurdo, porque ella está contigo, y te quiere, y te cuida y te trata como su más preciado tesoro. Pero no es suficiente, nunca lo es. Y lo sabes, y lo sientes. Pero no importa.
Tú seguirás ahí, con ella, cuidándola y amándola hasta que ya no puedas más.
Hasta que los celos te vuelvan loca.
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