Pequeño Oneshot de vampiros para mi adorada soulmate Nina *3*
Ahora subido para mis otras mamis y papis xD!
Nombre: Quinientos
Fandom: SHINee
Autor: Nami / SyrusZuviel
Clasificación: R-13
Parejas: MinHo x Key (HoKey)
Género: AU, Vampiros
ADVERTENCIAS: Slash, escenas fuertes no recomendable para personas menores de 13 años.
Quinientos.
Quinientos veintitrés años. Ese era el tiempo exacto que llevaba como un demoniaco ser de la noche. “Vampiro” le llamaban los libros, “Sin Dios” los aldeanos de los que se alimentaba. Por supuesto que no creía en ellos antes de volverse uno; había escuchado historias de viejos que hablaban de las cosas prohibidas en las oscuras calles de su mugroso pueblo: del Sin Dios que andaba por esos lados, buscando víctimas del pecado para alimentarse y vivir más años. Por dentro deseaba ser infectado con la condena eterna, sería una forma práctica para superar su precaria condición de huérfano. A sí que, sin meditar como un buen samaritano haría, entró esa noche al peor bar del pueblucho.
- Y usté’. ¿Tan pendejo y buscando problemas por aquí?- cuestionó el hombre detrás de la barra, casi en el momento en que se dio cuenta que el chico no le hacía caso y miraba hacia atrás - ¿Vino por alguien?
- El Sin Dios- seguía observando a los borrachos aglomerados a su alrededor, todos tan idiotamente felices.
- Buscando al Sin Dios el niñito…- se burló el hombre viejo mientras secaba despreocupadamente un vaso. -Mijo, no es bueno jugar al cazador sabe. Déjese de payasadas y trabaje para su familia- él se ahorro explicaciones sobre su situación y se levantó de la barra; estirarías las piernas mientras veía mejor (gracias a su elevada estatura) entre los borrachos.
Entremedio de todos, había alguien que simplemente no encajaba. Para empezar, no perecía estar en un estado etílico, tampoco se veía pobre y mamarracho como todos los demás… incluido él. Parecía de la aristocracia: piel pálida y brillante, ropa negra con pequeños detalles rojos, melena pareja y corta que se acababa abruptamente, como si lo hubiese hecho con una navaja afilada. Su flequillo cubría levemente el ojo derecho, pero aun así podía ver ese ojo tan claro como el otro: oscuro, profundo, como un mar de tinieblas.
Tenía que ser él. El Sin Dios.
Presuroso, se acercó a él de forma precipitada, hasta quedar frente a frente y demasiado cerca. Estaba ansioso, emocionado. Desde el momento en que lo vio, sabía que algo fascinante ocurriría.
- Sin Dios- fue lo primero que dijo, para hacerle entender que lo buscaba a él y sólo él. La reacción del Sin Dios fue rápida; lo miró de pies a cabeza y lo agarró de un brazo para sacarlo de ahí. - ¿Vas a infectarme y me dejarás, o sólo me matarás?- preguntó curioso. No temía a la muerte, pues sentía que ya había muerto junto a toda su familia.
- No soy Sin Dios- aclaró el chico - Pero gracias a ti, al fin podré encontrarlo.
Lo metió entremedio del bosque y lo lanzó contra el piso. El más alto no tenía idea de lo que pasaba, pero tampoco se negaba a nada.
- Tú nombre- ordenó el que estaba encima mientras se deshacía de los harapos del otro.
- MinHo…- respondió agitado, con la respiración ya fuera de control.
- Soy KiBum. Debes recordarlo. Si hay algo que quieras decir o gritar, tiene que ser eso- sin esperar más, el chico de la melena se deshizo de su propia para recorrer con sus manos luego todo el cuerpo de MinHo. Aun siendo un hombre, lo besaba en los labios hasta quitarle todo el oxigeno y se estaba excitando como nunca antes lo había hecho.
- ¿Qué estamos haciendo?- se atrevió a preguntar cuando ya no había vuelta atrás.
- Pecamos, ¿No ves? Estamos llamando al Sin Dios. Tú con mi nombre y yo con el tuyo, ¿Listo?- apenas el otro asintió, KiBum se posicionó sobre el miembro de su compañero, entregándose de una vez y gritando, por supuesto, el nombre del alto. MinHo tomó por las caderas al moreno mientras lo llamaba una y otra vez, completamente sumido en su propio placer. Al ser la primera vez de ambos, no fueron necesarias demasiadas embestidas para que ambos llegaran al climax y cayeran rendidos sobre el suelo del bosque.
- ¿Te gustó?- pregunto el más bajo
- Si…- respondió el otro, cerrando los ojos y sintiendo los espasmos que seguían dominándolo
- Que bueno…- el chico se recostó junto a MinHo, pero de cara al suelo, esperando el momento.
Se escucho un leve rugido, provocando que MinHo abriera los ojos. Sobre una de las ramas que los cubrían del cielo esa noche, había una persona en una posición de gárgola con ojos dorados que resplandecían como oro. Vio que se le venía encima y cerró los ojos de nuevo. Sin Dios.
Desde entonces, quinientos veintitrés años como vampiro sin tener un poco de sexo como los humanos. Hacerlo como vampiro no era lo mismo. Era como una especie de transfusión de sangre que en cierto modo te causaba placer, pero nada comparable al placer que sintió sólo una vez esa noche.
- Te estaba buscando, Sin Dios- MinHo, ahora vestido elegantemente de traje negro con detalles rojos, ojos intensamente amarillos y frente a la persona con la que logró convertirse en lo que era ahora - Al fin te encontré. No me he olvidado de tu nombre KiBum, ¿Te importaría gritar el mío para mi otra vez?- le extendió su pálida mano. KiBum lo observo y sonrío de medio lado. Tomó su mano.
- Pero que quede claro, soy Key ahora.
Quinientos veintitrés años tuvo que pasar, para sentirse vivo otra vez.
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