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Jun 30, 2008 07:24

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fanfic100_es!

Título: Paseos.
Personaje/Pairing: Mukuro Rokudo, Chrome Dokuro.
Prompt: #003 Finales.
Resumen: A Mukuro le gusta dar paseos. Nunca sabe qué es lo que puede encontrar en ellos. 
Palabras: 379.
Tabla: aquí.

A Mukuro le gusta dar paseos. Por supuesto, muchas personas dirían que eso es imposible debido a que se encuentra confinado en una celda, encadenado y sumido en un constante sueño con el fin que no vuelva a intentar escapar; pero ellos no saben que sus ilusiones son tan poderosas que le permiten dar largas caminatas lejos de prisión.
A menudo va a ver cómo se encuentran sus compañeros Ken y Chikusa. Le alivia saber que consiguieron escapar con éxito y que se mantienen alejados de problemas. Pero otras veces simplemente se dedica a vagar de un lado a otro. No tiene un destino predefinido, simplemente camina y camina hasta que su energía comienza a mermar y el cansancio lo invade.
Así fue como, en uno de sus paseos, llegó a un hospital. Era conciente de lo mucho que había durado ese paseo, y por un momento estuvo a punto de devolverse; pero una conversación llamó su atención. Un hombre y una mujer discutían en el pasillo, frente a un doctor. Al parecer, una chica había resultado malherida por querer salvar a un gato. Necesitaba un transplante de órganos para salvarse, pero él no quería hacerlo porque de todos modos no tenían vínculos sanguíneos y ella, su verdadera madre, se negaba a dejar que la cortaran sólo por aquella niña.
Mukuro rió entre dientes y, movido por la curiosidad, fue a ver quién era aquella chica de la que tanto hablaban. La encontró postrada en una camilla de Cuidados Intensivos, conectada a un gran número de máquinas que la mantenían a duras penas con vida. Estuvo ahí cuando a ella sintió alivio al saber que pronto moriría. Que todo acabaría le significaba un alivio. Fue entonces cuando él se sintió movido a dedicarle unas pocas palabras de consuelo, pese a ser conciente de que mientras él se encontrara en aquella ilusión, ella no podría escucharle: Un final es sólo el comienzo de otro ciclo.
Pero ella sí lo escuchó.
Mukuro volvió a reír, intrigado. ¿La chica podía oírle? Después de todo, aquella larga caminata había valido la pena. Había encontrado algo interesante. Sin pensarlo dos veces, invitó a la chica a su humilde ilusión, un lugar mucho más agradable que aquel hospital.
Sin duda, ella le proporcionaría mucha diversión.

Título: Chocolates para San Valentín.
Personaje/Pairing: Lambo/I-Pin.
Prompt: #021 Amigos.
Resumen: Como todos los años a Lambo le sangraba la nariz y, como todos los años, I-Pin trataba de ayudarle. 
Palabras: 359.
Tabla: aquí.

-Lambo, no tienes remedio -se quejó I-Pin mientras colocaba sobre la frente del joven un paño con agua fría, en un intento por parar la sangre que salía de su nariz. Debería estar molesta, pero luego de tantos San Valentín, ya estaba acostumbrada a que eso sucediera-. Está bien que gusten los dulces y que no quieras rechazar a las chicas, pero comer chocolate hasta que te sangre la nariz es demasiado.
Lambo no respondió, temiendo que cualquier movimiento pudiera hacer volver la hemorragia que tanto les costó contener. Echó la cabeza hacia atrás, reclinándose en el sofá. Presionó contra su frente el paño húmedo y miró a I-Pin de reojo. La chica mantenía el ceño arrugado y lo miraba con reprobación, pero él sabía que sólo lo hacía porque estaba preocupada.
-Todavía espero tu chocolate -dijo el joven luego de un momento.
La chica se sonrojó y le golpeó en el hombro.
-¿Cómo puedes decir eso ahora, Lambo? -le regañó, enfadada.
Lambo sonrió y ella pareció relajarse. Dejó escapar un suspiro y luego comenzó a revolver sus bolsillos. La curiosidad por saber qué buscaba se apoderó del chico al notar que a cada segundo que pasaba la joven se ponía más nerviosa y sus mejillas se volvían más rojas.
Finalmente retiró su mano, y cuando la extendió hacia Lambo, éste notó que se trataba de una pequeña barra de chocolate. La tomó antes de que I-Pin se pudiera arrepentir de dársela y la examinó: era un chocolate con relleno sabor a guinda.
-Ni siquiera sé si existen rellenos de uva -explicó I-Pin, aún cuando Lambo no le había pedido que lo hiciera-. E-Es sólo un chocolate, no vayas a pesar mal. Tómalo como un regalo por los años de amistad, ¡Nada más!
La forma en que la joven enfatizó la última parte le jugó en contra a Lambo. Sin poder evitarlo, se dobló sobre su estómago y comenzó a reír, con tal brusquedad que su nariz comenzó sangrar nuevamente.
-¡Lambo, tu nariz! -chilló ella, empujando la cabeza del muchacho hacia atrás.
Él se recostó nuevamente, pero la risa no se le pasó hasta bastante rato después.

Título: Melodía.
Personaje/Pairing: Gamma/Uni.
Prompt: #047 Corazón.
Resumen: Gamma recibe una visita. 
Palabras: 249.
Tabla: aquí.

El cuerpo de Gamma se tensó a medida que los pasos se acercaban a su habitación. Los pasos eran lentos y vacilantes, y el mafioso no pudo evitar alargar el brazo y coger su arma, listo para atacar a quien sea que estuviese a esa hora fuera de su habitación. La puerta crujió al abrirse, y fue una suerte que Gamma hubiera reconocido la pequeña silueta que apareció tras ella. Se incorporó en la cama.
-¿Princesa? ¿Qué sucede?
La pequeña se acercó, y a Gamma le pareció que sus ojos brillaban.
-No puedo dormir. ¿Te molestaría si me acuesto contigo?
Gamma la miró incrédulo. No fue hasta que ella apartó las frazadas para meterse la casa que él fue capaz de decir algo:
-T-Tal vez no sea…
-No te preocupes -dijo ella con voz tranquila, acostándose a su lado-. Está bien.
El rubio sonrió, relajándose. La joven se acercó a él. Cuando estuvo tan cerca que podía sentir la respiración del hombre sobre su cabeza, sonrió apoyando su cabeza en el pecho de Gamma.
-Es agradable -murmuró ella, casi para sí.
Gamma la miró.
-¿Qué cosa?
Ella se apretó aún más contra él, y él pudo sentir la calidez de su cuerpo contra el suyo.
-El latido de tu corazón -respondió ella con sencillez, apoyando su mano en el pecho del hombre-. Es como una canción de cuna; me gusta.
Él sonrió, rodeándola con los brazos, y no pasó mucho tiempo hasta que ambos se quedaron dormidos.

Título: Como todos los días.
Personaje/Pairing: Hayato Gokudera, Lambo.
Prompt: #059 Comida.
Resumen: Gokudera sabía que debía calmarse, porque en ocasiones como aquella era él quien debía mostrar madurez. 
Palabras: 186.
Tabla: aquí.

Gokudera sabía que debía calmarse. Sabía que Lambo no era más que un infante de apenas cinco años, así que no podía pedirle madurez. No; en estas circunstancias, era él quien debía mostrarla.
Cerró los ojos, se llevó la mano a la sien. Contó hasta diez de ida y vuelta y pensó en un lugar agradable. Hizo todo cuanto había escuchado que servía para mantener la calma. Cuando creyó que finalmente había conseguido superar el enojo, abrió los ojos. Lambo estaba frente a él, robándole descaradamente la comida del plato y chillando cosas como “Lambo-san es invencible”, o “Lambo-san quiere tu pescado”.
-Vaca inútil, ¡Deja de llevarte mi comida!
Dejó caer con furia su puño sobre la cabeza del niño, quien al instante rompió en llanto. Los demás comensales ignoraron la desigual contienda, a excepción de Tsuna, que reía con nerviosismo mientras llamaba a la calma, y Haru, que lo acusaba una y otra vez de maltrato infantil.
Gokudera tomó su cuenco de arroz y siguió comiendo, ignorando lo que sucedía a su alrededor. Después de todo, no era nada que no sucediera todos los días.

Título: Llamadas.
Personaje/Pairing: Dino Cavallone/Kyouya Hibari.
Prompt: #091 Cumpleaños.
Resumen: Su celular había estado sonando toda la mañana. Le gustaba escuchar la melodía del himno del Instituto Namimori, pero para todo había un límite y si el señor acosador volvía a molestarlo lo mataría. 
Palabras: 252.
Tabla: aquí.

Su celular había estado sonando toda la mañana. Le gustaba escuchar la melodía del himno del Instituto Namimori, pero para todo había un límite y si el señor acosador volvía a molestarlo lo mataría. Cuando contó la octava vez, lo pagó. Ya en la tarde volvió a encenderlo, sólo para encontrarse con un mensaje que le notificaba que tenía quince mensajes de voz nuevos. Arrugó el ceño con molestia y cuando se disponía a borrarlos, el aparato volvió a sonar. Dos palabras parpadearon en la pequeña pantalla: Dino Cavallone.
Contestó.
-Si sigues molestando iré hasta donde estás y te morderé hasta matarte.
-¡Kyouya! -oyó a Dino decir alegremente al otro lado. La próxima vez debía asegurarse de sonar más amenazador-. He estado todo el día tratando de contactarte. ¿Qué pasa contigo?
Un sonido demasiado parecido a un gruñido le indicó al italiano que tenía menos de cinco segundos para hablar antes de que el moreno le colgara. Decidió apurarse:
-Hace tiempo que no te veo y se acerca mi cumpleaños. ¿Quieres venir a Italia? Sé que no te gustan las multitudes, pero sería agradable tenerte aquí. No te preocupes por el pasaje, yo lo pagaría.
-Si voy, ¿puedo matarte?
Hubo un momento de silencio.
-Eh… no lo creo. Pero puedes traer un regalo si qu…
Hibari colgó, y sólo por si acaso, destruyó el aparato con uno de sus tonfas. De todos modos, el que tenía ya se estaba quedando obsoleto, así que era un buen momento para comprar uno nuevo.

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