¡Por fin! Una historia para
Duelo Literario. La verdad es que la tenía escrita hace tiempo, pero soy tan desorganizada que no la había subido~ :D
Título: En el ascensor.
Personajes: Hayato Gokudera, Takeshi yamamoto.
Prompt: #12 Yo no quería.
Resumen: Gokudera sabía que no era buena idea usar el ascensor.
Palabras: 458.
Tabla:
aquí.
-Te dije que usáramos las escaleras, idiota.
-Pero, ¿qué querías que hiciera? Recién terminé mi entrenamiento y me duelen las piernas; lo natural era que prefiriera subir por el ascensor.
Gokudera arrugó el ceño y maldijo entre dientes, mientras Yamamoto comenzaba a tararear una canción con una sonrisa pegada en los labios. No podía negar que le divertía ver al italiano irritado -puesto que al parecer estaba todo el tiempo así, lo menos que podía hacer era disfrutar de ello-, y en aquella situación en particular, éste parecía estar a punto de sufrir un colapso.
El de cabello plateado había ido a los pisos subterráneos donde se encontraban las salas de entrenamiento en busca de Yamamoto porque el Décimo quería hablar con él. Hasta ahí todo bien; sin embargo cuando Gokudera dijo que quería subir por las escaleras -eran sólo tres pisos-, Yamamoto alegó que quería usar el ascensor. Hubo un intercambio de palabras y, sin saber cómo, el beisbolista acabó convenciéndolo y llamó al elevador.
Las puertas se abrieron y ambos entraron. El moreno se encargó de presionar el botón que correspondía al piso al que iban y las puertas se cerraron con un suave zumbido. Fue poco después de haber subido un piso que el ascensor tembló y se detuvo. Las luces pestañearon y entonces sólo quedaron encendidas las de emergencia.
-Tal vez ahora sí funcione el botón de emergencia -comentó Yamamoto en un intento por hacer que Gokudera pensara en otra cosa.
-Idiota, lo he presionado más de diez veces; si hubiese alguien en la sala de control sería imposible que no viera la luz de alarma -explicó molesto, aunque sólo por si acaso, presionó el botón una vez más.
Yamamoto sonrió y Gokudera se sentó en el suelo, en la esquina opuesta a la que estaba el moreno y gruñó con evidente frustración.
-Si al menos hubiera traído mis cigarrillos…
-No hay buena ventilación; nos hubieras asfixiado con el humo -observo entre risas el moreno.
La respuesta de Gokudera fue un audible gruñido que pareció significar “Cállate o te…”. Yamamoto decidió aceptar la sugerencia y guardó silencio… o al menos eso intentó, hasta que una idea cruzó fugazmente su cabeza.
-¿Sabes? En las películas ésta es la parte en la que los protagonistas conversar para pasar el rato; si se odian, hacen las paces. Incluso puede que lleguen a besarse y…
-¡Más te vale que sea otra de tus estúpidas bromas o te volaré la cabeza! -chilló Gokudera interrumpiéndole y poniéndose de pie de un salto; y agregó, antes de que Yamamoto pudiera abrir la boca siquiera-, ¡¡Y no me importa si estamos en un maldito elevador!!
Yamamoto rió entre dientes. Ver al italiano irritado era algo que realmente le divertía.