Huele a Otoño.
Amanece el viento y las primeras chispas frias de cielos grises.
Ocres, beiges y rojos.
Tiene su encanto pero es una cínica invitación a la depresión. Algo como una inyección de pesadez moral. y fisica. Resucitan los paraguas y mueren los cuellos descubiertos. Ivernan las extremedidades. Se acolchan las calles, las aceras. Los arboles se desnudan y los demás nos abrigamos. Las farolas madrugan y empiezan antes a trabajar. Los zumos se mudan y emigran los cortados, tes, cacaos a las cafeterias. Las terrazas se recogen y las gafas, dejan de ser de sol.
Tiene algo.