Genios

Jan 24, 2007 23:31





Hay gente normal y hay gente que está por encima de los seres humanos. No lo digo yo, lo dice otra persona. Y ocurre, que esta gente que esta por encima (les llamaremos genios para abreviar) a veces hace cosas que parecen estúpidas. Pero eso es porque nosotros, pobres mortales, estamos por debajo de su genialidad y no alcanzamos a entender los entresijos del funcionamiento de su cráneo previlegiado.


Por lo tanto, puede ser que un día alguien prepare cuidadosamente su mochila para ir a la piscina. Hace un repaso mental de todo lo que le hará falta: ropa limpia para después, toalla, chancletas, gorro, gafas de bucear, champú, gel, desodorante, ... Decidirá que está todo, se echará la mochila al hombro, cogerá las llaves y... ¡Un momento! Se olvidaba los bonos de la piscina. Pero para evitar este tipo de contratiempos tan frecuentes en una persona despistada como él, ha ideado un sistema infalible que consiste en dejar los bonos al lado de las llaves de forma que no le quede más remedio que verlos y acordarse.

Y saldrá de casa anunciando a su familia que va a la piscina. Bajará la calle con el pecho hinchado. Porque cuando llevas una mochila para ir a hacer deporte, te sientes orgulloso de ti mismo porque estás haciendo honor a aquello de "mens sana y corpore sano". Así que el sujeto al que estamos estudiando bajará la calle con la frente bien alta y paso firme. E irremediablemente llegará a la piscina. Entonces sacará los bonos, felicitándose mentalmente por no habérselos olvidado y no tener que regresar humillado. Entregará el dichoso papelito azul y la chica de la piscina tachará un número más mientras él empieza a notar el calorcito que sale del recinto y aspira el olor a cloro.

Recogerá la tarjetita azul y la devolverá al bolsillo de su pantalón. Pensará, como cada vez que va a nadar, que dejar ese trozo de cartulina en el bolsillo es mala idea, porque el pantalón quedará doblado dentro de la mochila y eso no ayudará a devolverle el aspecto de tarjetita digna que tenía cuando la compró. Pero de todas formas decidirá que el cambio de ubicación para tan delicada mercancía es una cuestión demasiado importante como para decidirla en el corto trayecto hasta el vestuario, y la dejará para otro momento. Como siempre.

Llegará al vestuario y comenzará a quitarse la ropa. Primero la sudadera. Se la quita, la dobla con esmero y la coloca al lado de la mochila. Abre la mochila, saca la toalla y las chancletas. Se descalza, deja los zapatos debajo del banco. Se pone las chancletas. Se baja los pantalones y...

...

Ese justo en ese instante y no antes, cuando nota que algo no va bien.

Algo falla.

...

En efecto. Se ha olvidado el bañador.

Y entonces es cuando nos surge la duda: ¿es este tío un genio? ¿es tonto?

O lo que es aún más intrigante:

¿Qué pasó luego?

Bueno, lo que pasó es que el hombre se volvió a vestir, salió del vestuario y se inventó una excusa por la que tenía que marcharse inmediatamente, aunque volvería una hora después. La excusa pareció convencer a la chica de la piscina, que le "destachó" el número y selló la tarjetita para que nadie pensase que el candidato a genio había intentado conseguir un chapuzón gratuito. Y después volvió a su casa, cogió el bañador e hizo tiempo porque su casa está demasiado cerca de la piscina, y volver a los 15 minutos hubiese sido demasiado vergonzoso. Incluso sabiendo que a la chica de la piscina le importa bien poco lo que haga el presunto genio, mientras pague los bonos.

Y ahora, saciada vuestra curiosidad, vamos a lo importante: ¿es este tío un genio?

Pues depende. Los genios pueden justificar cualquier despiste si se despistan porque iban pensando en algo más importante. Es decir, un genio puede decir que la gente normal no tiene nada mejor en qué pensar que en las cosas que hacen. Claro que si alguien dice eso, para empezar es un poco gilipollas, mientras que la genialidad tendrá que demostrarla. Pero bueno, lo que podríamos concluir es que si mientras metía las cosas en la mochila el sujeto pensaba: "...sin embargo, ese electrón que sobra tiene que ir a algún lado, a no ser que el campo magnético..." o "...pero si la realidad no es más que una percepción que yo construyo como tal, y no puedo valerme de ella..." o algo similar, es que es un genio. Si por el contrario pensaba: "...piscina, piscina, voooooooooy a la piscina, agua, agua, mojada, yupi, loreloreloré, chunchunchun..." pues simplemente es una persona despistada, de esas que no son capaces de concentrarse en nada de lo que... ¡Ovejas! ¡cuántas! digooooo... sí, eso, que el tío era idiota perdido y no había nada que hacerle.

Y con esto doy por terminado mi primer capítulo sobre genialidades. Otro día os cuento alguna anécdota sobre un matemático al que también le llegaba de despistado (pero era un genio).

¡Ah! Tal vez os estéis preguntando a quién le pasó lo del bañador. Ehm, bueno, a un amigo...

despistes, genios, son-risas, historias, anécdotas

Previous post Next post
Up