Atragantada

Jul 10, 2007 14:43


Un día me atraganté con la ortografía. En vez de un par de palmadas para escupirla se infectó y todo el mundo veía un bubón oscuro que se fue desarrollando en mi exterior. Nadie se percataba de la enfermedad interna; ni por su puesto de la inseguridad que ello creaba, el dolor de seguir tragando libros y regurgitando textos. Al tragar me alimentaba pero no hacía bajar la infección. Tampoco la menguaba y cada palabra degustada raspaba. Al vomitar dolía igual que al engullir y, además, se le sumaba tener que contemplar esos puntitos amarillos de pus entre letras mal digeridas.

-¿Cómo puede ser que con todo lo que comes no hayas arrancado de un trago esa infección? -decían todos sorprendidos.

A lo que seguía una sarta de justificaciones, excusas juanramonianas varias por mi parte que venían a responder un “No tengo la menor idea”. Y el bulto seguía ahí: feo, evidente y vergonzoso. Sólo se disimulaba con un conocimiento basto que hasta me permitió superar el banquete universitario con algunas caras de amargura en algunos malos tragos.

Lejos estoy de querer vivir con el flemón apegado a mí. Pero esa malformación me ha acomplejado tanto tiempo que ni la cirugía estética de todas las RAEs podrán nunca enmendar el daño.
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