Mar 23, 2007 13:47
Dame un texto tuyo y seré sincera. Probablemente no me gustará y deberías estar orgulloso de ello. Te diré que tienes un estilo pésimo como el mío, me harás reír y riendo mejoraremos los dos. Me dirás lo que querías transmitir e impregnar en el texto. Probablemente te diré, “¿en que época vives imbécil? Porque usas las palabras que usas y utilizas símbolos para hablar de una vida real, real, real”.
Cabréate conmigo, con mi familia y todos mis muertos pero eso no hará más que excitarme y soltar algún “lo siento” vacuo. Tienes veintitantos, ¿qué esperas? ¿ser Baudelaire? Créete que eres lo que eres y escribirás mejor. Pero si te enfadas por mis sátiras únicamente cerraras tu evolución. Preferiría que te pusieras agresivo, eso esta bien. La agresividad es un modo irracional de desespero por una idea que no terminas de ver clara defender tranquilamente. Al menos en mi caso. No todos nos lo tomamos igual, ya lo se.
Ni escribir a modo de jazz, ni de réquiem mozariano. Escribe a modo de lo que suena cuando sales el fin de semana. ¿Pachanga? ¡Ja! Techno, Metal, Pop,… al menos estarás en tu momento y reflejaras adecuadamente tu presente. Olvídate de la filosofía del Círculo de Viena, de las Anna Harend y existencialismos. Sabes que empieza a hacer demasiado de eso. Piensa como se piensa ahora y no hace 60 años.
Y si ahora mismo crees que no se piensa sacudiré enérgicamente la cabeza. Anclado en el retro-fashion sólo sabes ver lo grande del pasado ya fosilizado. Por eso me río de tu estilo. ¿Qué tiene de ahora? ¿Qué hay ahora? ¿O es que quieres escribir como las “Jo, Tía!” o los “Me caguen todo”? Que también son particularmente actuales. O quizás como tantos te encerraras para que te entiendan cuatro literatos. Dame un texto y seré sincera. Reflexiona y mira la realidad y no la retrospectiva. Y no sirve únicamente leer mucho para saber escribir. ¿Lo sabes, no?