Título: El Huésped
Autor: A Dalton's Warbler
Fandom: Glee
Rating: PG13
Personajes/parejas: Kurt Hummel & Blaine Anderson
Número de palabras: 4,676 palabras
Longitud: Capítulo Tres/?
Disclaimer: Glee es de RIB y Huésped, la historia en la que está basado este fanfic, es de Stephenie Meyer.
Las voces se sentían cercanas y, aunque sabía que estaban ahí, parecían provenir más de una conversación murmurada que otra cosa. No sabía si era así porque no querían despertarle o porque no querían que escuchara. Podía identificar la voz del Sanador, Derek, y una voz femenina que no conocía. Pensó en intentar escuchar bien de lo que hablaban, pero al final respetó la privacidad de ambos y, en vez de eso, decidió buscar más información en los recuerdos del humano. Todavía sentía la sedación así que, si es que el chico seguía ahí, debía estar aturdido por lo que era el mejor momento para encontrar lo que necesitaba.
Primero tenía que entender cómo era que el humano le había hablado, porque estaba seguro de que había sido así. No fue un recuerdo sino una voz firme y presente, dotada de una fuerza vital que un recuerdo jamás podría conceder. El humano seguía ahí, y necesitaba saber cómo y porqué.
Habían rumores, entre Sanadores mayormente, en los que se decía que los huéspedes adultos tenían la tendencia a ser más difíciles de manejar. Pero el que se te dificulte conectarte completamente con los pensamientos del cuerpo y que este te hable son dos cosas distintas, así que descartó esa opción. Antes había escuchado otras cosas, de huéspedes que eran más fuertes que las almas que los poseían, tanto que estas se veían obligadas a abandonarlos. Había escuchado de humanos a los que no se podían suprimir completamente, humanos con una capacidad tan alta que superaba el control del alma. También decían que las almas podían terminar adoptando la personalidad del humano debido a esto.
¿Acaso el humano era más fuerte que él y por eso seguía ahí? Era imposible, había controlado humanos mayores que él, más fuertes. Junto a esos huéspedes, este humano era prácticamente un chiquillo. ¿Cómo podía ser más fuerte?
Recordó cómo había dejado al Sanador luego de un solo día de hablar con él, confundido y hasta con pensamientos contrarios a las almas. ¿Sería posible que la fuerza que se necesitaba para no desaparecer fuera más mental que otra cosa? Porque esa fuerza sí que la tenía el humano, una agilidad mental increíble. Le habían contado su persecución, cómo casi se les escapa varias veces y cómo se habría escapado si no fuera por la cantidad de Buscadores que marcaban perímetro a su alrededor.
Respiró hondo, esto en realidad no lo había esperado, en sus años como Buscador se había enfrentado a humanos en prácticamente cada forma, agilidad, velocidad, incluso la fuerza física, pero jamás se había topado con alguno que le retara en habilidad mental. Pero ahí estaba, colocando barreras en sus recuerdos y ocultando todos sus pensamientos. Obligándole a sentirse como un intruso en vez del dueño del cuerpo. Porque eso era, Canción Mensajera era el dueño de ese cuerpo ahora. El humano no podría quedarse ahí para siempre, ninguno lo hacía.
No estés muy seguro de eso, amigo
Sintió cómo un escalofrío le recorrió de pies a cabeza. Estaba despierto. El humano había despertado, podía sentirlo, tan alerta como él, tan vivo como él. Igual de presente, igual de real. Se obligó a tranquilizarse, no tenía por qué temerle, el que llevaba la ventaja en la situación era él no el humano. Él era el que controlaba el cuerpo ahora, el chico era solo una vocecilla molesta en medio de su cabeza. Vocecilla que pronto desaparecería, estaba seguro. Sonrió internamente, el niño no tenía idea de cómo estaban las cartas, así que decidió explicárselas. No sabía por qué, pero lo hizo de todos modos.
Este cuerpo ya no te pertenece, humano, le dijo, inconscientemente las palabras se escucharon algo enfadadas, pero no se preocupó por ello. Las almas no se enojaban entre ellas, pero él no estaba hablando con un alma sino con un humano. Las normas de etiqueta no aplicaban en esa situación, suponía.
Este cuerpo jamás llegó a ser tuyo, la voz del humano retumbó en su cabeza, tranquila y pausada, como siempre había sido, pero con una fuerza atronadora. Canción Mensajera habría parpadeado si tuviese los ojos abiertos. Este humano, realmente no iba a irse o al menos lucharía un largo tiempo antes de hacerlo.
Inhaló hondo mientras pensaba cómo contradecirle porque, realmente, ya no estaba tan seguro de quién controlaba y quién era la vocecilla encerrada en la parte trasera de la cabeza. El monitor registró el movimiento y pudo notar cómo las voces se apagaban una vez el sonido del monitor de hizo escuchar. Aunque no solo las voces, el humano también había guardado silencio, ahora lo sentía vigilante, alerta, receloso.
Se preguntó si debería decir que el humano seguía ahí, si no lo hacía, sería como si lo estuviese protegiendo, cosa que jamás haría. Pero si lo decía… No solo parecería un alma débil, sino que, seguramente, lo sacarían de ahí y eliminarían al humano. Sintió cómo algo dentro de él temblaba y supo que era el chico, sentía miedo ante su cavilación.
Cuando abrió los ojos y decidió no decir nada, no lo hizo por el humano, lo hizo por él. Lo hizo porque ya tenía suficiente con que le llamaran ‘‘alma saltarina’’ a diario y porque quería encontrar la resistencia humana. Cuando abrió los ojos y no dijo nada sobre el humano, no lo hizo porque lo sintió temblar de terror o porque recordó la manera en la que casi llora mientras el Sanador le sedaba. No lo hizo tampoco porque sentía cierta admiración por su valentía. No, lo hizo por sí mismo. Porque quería cerrar ese caso, encontrar las medicinas, a los humanos y el alma traidora también. Las almas no son particularmente egoístas, pero tampoco es como si no velaran por su bienestar o se preocuparan por hacer feliz a sus adversarios. Cuando decidió callarse y sintió como el humano dejaba de tener tanto miedo no se sintió bien por él, seguían siendo enemigos y aun quería encontrar a los otros.
No los hallarás y… gracias, la voz del chico ahora se escuchaba suave, casi cariñosa y le confundió. ¿El humano en realidad estaba agradecido?
No lo hago por ti y aún estamos en lados diferentes del juego, le recordó, no porque fuera realmente necesario pues ambos lo sabían, sino porque el agradecimiento del humano le hacía sentir extraño.
Lo sé, eso no impide que me sienta agradecido, le contestó, aun con el mismo tono. Prefirió no volver a hablarle, tal vez si no lo hacía él desaparecería. Además, ya había probado que hablar con él era peligroso, solo había que mirar a al Sanador o escuchar lo que hizo Aguas Profundas para saberlo. Escuchó la risa del humano llenar su cabeza e intentó no concentrarse en lo melodiosa y alegre que era, aun en una situación así, el chico se reía. Realmente era un espécimen extraño.
-Bienvenido de vuelta-escuchó decir al Sanador, luego los golpes de los zapatos de ambos contra el suelo mientras se acercaban a él. Intentó enfocar la vista porque todo se veía borroso y la luz de la sala no ayudaba en nada-. Puedo apagar la luz, si lo desea-sugirió Derek, pero Canción Mensajera negó con la cabeza mientras se incorporaba.
-No, gracias, mis ojos estarán bien-contestó, los abrió de nuevo y parpadeó varias veces, luego de unos segundos ya podía ver con toda claridad.
No son tus ojos, le escuchó decir al humano, la primera vez que su voz dejaba de ser amable y pasaba a ser un poco amenazante. De hecho, luego notó que no hablaba, siseaba. Así que al fin y al cabo no eres tan santo, ¿eh?, le contestó. Escuchó cómo el chico bufaba con algo de molestia.
No me agrada tener a un alienígena en mi nuca que anda diciendo que mis ojos son suyos, dijo. Canción Mensajera soportó las ganas de rodar los ojos, el Sanador estaba mirándole y no quería explicar que el humano seguía ahí. Acostúmbrate, fue todo lo que dijo de vuelta.
- ¿Ha logrado conectarse bien?-preguntó el Sanador, ajeno a su intercambio con el humano.
-Así es-le contestó, cuando levantó la vista al fin, se encontró con la mirada seria de una mujer vestida completamente de negro. Era pequeña, estimaba que tal vez más pequeña que su actual huésped, pasaba desapercibida estando junto a Derek, que atraía toda la atención con su increíble altura y sus ojos azules. Tenía un largo cabello oscuro que caía sobre sus hombros en pequeñas hondas y unos ojos grandes y alertas. Su nariz era la parte más curiosa de su cara pues era un tanto más grande de lo que debería, pero sin llegar a ser exagerado. La expresión en su rostro se veía completamente fuera de lugar en ella, tenía el seño fruncido y una mueca en los labios. Las almas no hacen esas muecas, pensó.
- ¿Y ya ha accedido a su memoria?-frunció un poco el seño ante la vocecilla de la mujer, parecía aburrida y exasperada, Canción Mensajera la encontraba particularmente molesta. Nunca había escuchado a un alma hablar de esa manera, pero, realmente, luego de lo sucedido con el humano nada le impresionaba. Aun así, alzó sus cejas casi automáticamente.
-No he tenido tiempo, tomando en cuenta el que acabo de despertar-le respondió, con un tono demasiado elevado para su gusto. La mujer solo entrecerró los ojos provocando que Canción Mensajera se preguntara qué rayos estaba mal con ella.
Tal vez está loca, dijo el humano. Y habría estado de acuerdo con él si no fuera porque se supone que él no debería pensar de esa manera sobre otra alma.
-Bueno, puede hacerlo ahora, ¿no?-el tono retador en su voz le molestó mucho más a Canción Mensajera. La mujer realmente tenía un problema. Aun así, asintió y se concentró, mientras más rápido acabara con todo este asunto, mejor.
No pienses que dejaré que encuentres lo que quieres, le dijo el chico, su voz sonaba casi divertida, como si estuviese seguro que no lograría encontrar nada lo que automáticamente significaba una de dos cosas: o hablaba en serio o era extremadamente orgulloso y en realidad no sabía lo que decía. Aunque, por alguna razón, algo le decía que la realidad era la primera opción.
En serio, para ser una voz en mi cabeza, eres realmente molesto, le dijo, intentando hacer que se callara para poder iniciar su trabajo. Acostúmbrate, le contestó el humano, imitándole. Canción Mensajera inhaló profundamente, recordándose que no debía dar señales de que el humano seguía dentro de él y, por tanto, no podía hacer ninguna expresión facial que lo delatara. Decidió dejar de pelear con el chico y hacer su trabajo.
-Su nombre es Blaine Anderson, nació y se crió en Westerville, Ohio. Justo ahí estaba cuando se enteró de la invasión, insertamos un alma en su padre y notó el cambio. Su padre era una persona violenta así que, cuando el alma fue insertada y su comportamiento cambió, supo que algo andaba mal y decidió huir. Aunque no se fue solo, estaba con…-no, dijo el chico y, de pronto, la información se había ido, intentó acceder a ella, pero era como si hubiese desaparecido. Sacudió la cabeza y decidió saltar ese punto, luego podría volver a él-. Lo siento intentaré recordar eso después. El cuerpo tiene dieciocho años cumplidos el pasado mayo. Robó un auto y condujo por hasta… Eh, no estuvo solo en ningún momento e hizo varias paradas porque está buscando a alguien y al parecer tiene razones para creer que esa persona sigue siendo humana. Aunque no logró contactar con él, de todos modos, ni con nadie que le conociera así que decidió ir a…-chocó con una pared. Frunció el seño, el chico en realidad estaba ganándole en esto. Es mi memoria, yo la controlo, le dijo.
- ¿A dónde?-preguntó la mujer, Canción Mensajera casi le gruñe. No, no él, el humano. Al parecer la chica no le agradaba a ninguno de los dos.
-No lo sé, pero conoció a alguien en el camino. Alguien que lo mantuvo a salvo, lo ayudó a esconderse de los Buscadores-intentó ver quién era la persona, pero solo chocaba contra más paredes y empezó a frustrarse rápidamente. Se había conectado correctamente, ¿cómo era que el humano podía esconderle cosas? Se esforzó aun más, golpeó con todas sus fuerzas contra la pared, porque sabía que lo que estaba detrás de ella era sumamente importante, pero no logró nada. La pared continuó ahí, tan fuerte y presente como antes. Se acarició la sien y decidió saltar eso también-. Sé que tiene un grupo, hay una Santana y un Kurt que al parecer sabe utilizar nuestros medicamentos, pero no logro recordar a los demás, porque hay más. Como sea, estuvo un tiempo con esa persona, quien luego le ayudó a buscar a esa persona, pero no lo encontraron. Lograron entrar a un registro de almas y su huésped no estaba disponible ni en uso así que sigue siendo humano, aunque no tienen idea de dónde pueda estar.
- ¡¿Entraron a nuestra base de datos?! -chilló la chica, Canción Mensajera le observó en silencio por un momento para luego fruncir un poco el seño, no le agradaba que le interrumpieran cuando hablaba.
-Eso fue lo que dije-le contestó-. Creo que… tengo una laguna. No logro recordar nada después de eso, pero sé que pasa mucho tiempo y… lo lamento. Lo último que recuerdo es el día en que lo atraparon. Santana resultó herida y decidieron entrar al Centro de Sanación porque al parecer era algo serio y el equipo que tenían no era suficiente. Le ocultó esto a alguien, una persona en el grupo no estaría de acuerdo con esto así que no se lo informaron. Se supone que se encontraría con alguien antes de entrar al Centro, pero la persona no llegó así que entró solo. Mientras hablaba con el Sanador, entró alguien, alguien que no debería estar ahí, eso de desconcentró e hizo que no tuviera cuidado con lo que hacía y terminara siendo descubierto. Todos sabemos lo que ocurrió después-concluyó.
El Sanador y la mujer, quien, según lo que creía, debía ser una Buscadora intercambiaron miradas fugaces. La Buscadora volvió su atención a él y frunció un poco el seño, no por molestia, sino por concentración. Canción Mensajera guardó silencio, esperando a que realizara su pregunta, porque sabía que eso iba a hacer.
- ¿Tiene idea de quién es esta persona que no debería estar allí?-le preguntó, Canción Mensajera asintió pues, sin necesidad de acceder a los recuerdos, conocía la respuesta.
-Antes de realizar la inserción encontramos algo en las cámaras de seguridad del Centro, alguien entró unos cinco minutos después de él. Se miraron por un tiempo bastante extenso, pero eso no fue lo más extraño, ambos se veían nerviosos al darse cuenta de la presencia del otro. Pensamos que era otro humano, pero…-su voz se perdió, aun no podía creer ese hecho, era tan disparatado y extraño que aun pensaba que habían visto las cosas mal. No solo era el hecho de la importancia y respeto que tenía esa alma en particular, sino que él mismo le había conocido, tres años atrás, cuando la conquista de la Tierra había sido asegurada.
No era algo común, pero, debido al increíble trabajo que pasó su especie en el proceso de colonización, muchas almas pidieron conocer a los que hicieron todo posible. En unos días estaba sentado en una sala de conferencia junto a otros Buscadores, frente a ellos, en la tarima, había al menos unas quince personas.
El proceso de conquista que emplean las almas es uno extremadamente meticuloso. Primero se envían las llamadas ‘‘almas conquistadoras’’, que son las expertas en adaptarse a nuevos lugares, actuar como las especies de cada planeta en cuestión y pasar completamente desapercibidas. Estas son las que se infiltran es distintos lugares del planeta y van adaptándose a él de manera que las especies no sospechen de ellas y bajen la guardia. Cuando esto sucede, las almas preparan el camino para que los Buscadores lleguen al planeta y terminen el trabajo.
Muchos Buscadores creen que les dan más crédito a las almas conquistadoras que a ellos, cuando debería ser a la inversa -Canción Mensajera era uno de ellos-, pero, aunque fue sumamente peligroso para los Buscadores enfrentarse a los humanos y dominarlos, debió ser incluso más difícil para los conquistadores el adaptarse a un planeta tan violento y exponerse al peligro de una manera tan completa. Lo Buscadores venían armados, las almas conquistadoras no.
Y eso fue lo que explicaron en aquella conferencia. Hablaron de las almas que habían perdido en el primer paso de la conquista y las complicaciones que hubo. Hablaron de cómo fueron apoderándose poco a poco de los aeropuertos y cada pista de aterrizaje que encontraron para que los Buscadores -y posteriormente, el resto de las almas-. Curiosamente, Canción Mensajera le había prestado más atención al mensaje que a quien hablaba en ese entonces, pero, ahora que recordaba con claridad, el alma que había dirigido la conferencia había sido nada más ni nada menos que Aguas Profundas.
Entonces su huésped tenía tan solo dieciséis años, un niño, si le comparaban con el resto de los huéspedes en el lugar. Excepto uno, un huésped de la misma edad que el de Aguas Profundas, le habían presentado como Pétalos de la Luna, pero nunca habló y por tanto pasó completamente desapercibido. Aunque su huésped era significativamente más alto y robusto que el de Aguas Profundas. Aun así, siendo más pequeño y hasta más delgado que el resto de los huéspedes en la tarima, se desenvolvía con una gracia y simplicidad increíble. El asombro de que fuese tan joven saltó a segundo plano en cuanto empezó a hablar y, para cuando terminó la conferencia, todos los presentes en la sala sentían una completa admiración por el alma.
Y justo por eso creía imposible que fuese cierto lo que estaba a punto de decir. Luego de todo lo que había hecho Aguas Profundas por su especie, era inaudito que terminara traicionándolos. Pero él mismo lo había visto y, si el silencio del humano decía algo, era cierto. Por más que no pudiese creerlo. Suspiró y decidió terminar de una vez con el tema. No había razones para seguir extendiendo la situación, ya cuando visitara al alma podría preguntarle todo lo que no entendía de toda esa situación. Mientras tanto, su deber era solo informar lo que sabía.
-Un alma conquistadora, Aguas Profundas, tiene una especie de relación con el humano y, al parecer, está de su lado. Tenemos razones para creer que fue él quien se llevó las medicinas que el humano sacó del Centro de Sanación. Además, según los recuerdos a los que he podido acceder…-dudó un momento, preguntándose si debía continuar o no. Sintió la preocupación del humano, como si temiera que revelara esa información, así que debía ser importante o algo secreto. Sonrió para sus adentros, ya no estaba tan por delante de él-. Está enamorado del humano.
La reacción fue inmediata, la Buscadora quedó boquiabierta y el Sanador elevó las cejas en señal de asombro. La Buscadora tardó un largo instante en recuperarse y, aun luego, seguía abriendo y cerrando la boca, como si quisiera decir algo, pero no lograra encontrar la manera de hacerlo. Canción Mensajera ni siquiera se molestó por eso, él tampoco sabía cómo reaccionar a algo parecido. Jamás se había escuchado un solo caso en donde un alma se enamorara -o sintiera un sentimiento de cualquier tipo- por un huésped, o un potencial huésped, en este caso. Para ser claros, si le hubiesen comentado el hecho hace unos días, con toda seguridad se habría echado a reír o habría llamado a algún Sanador para informarle que la persona sufría de severos daños mentales. Pero era real, él mismo lo había visto, aquellos ojos azules habían mirado al humano con un amor absoluto.
- ¿Está seguro de eso?-preguntó la Buscadora, con una voz baja y titubeante. Canción Mensajera asintió y ella solo frunció el seño y continuó mirándolo. Tardó unos segundos en darse cuenta de que no le miraba a él, miraba a su huésped, como si con un exhaustivo escrutinio fuese a conseguir las respuestas a todas sus preguntas-. ¿Hay algo más?-preguntó.
Tuvo que pensar bien eso. Era todo lo que había visto, pero había algo, un pequeño detalle que no tenía sentido en todo el rompecabezas. En los recuerdos, incluso en los pensamientos, el nombre Kurt era pronunciado de una manera casi reverenciada. No solo era afecto, era amor. Y si Aguas Profundas amaba al humano… ¿era posible que el humano amara a otro? Pero no tendría sentido, en todos los recuerdos que había podido ver, Kurt nunca se hizo visible. ¿Acaso le estaba protegiendo o había algo más? ¿Y por qué el nombre le parecía vagamente familiar?
Además, el último recuerdo que había experimentado antes de que la sedación desapareciera había sido del humano describiendo a Aguas Profundas, y la manera en la que lo hizo solo hablaba de amor también. ¿Estaba viendo algo mal o había algún tipo de triángulo que no podía ver? De pronto, una pieza cayó en su lugar y, si no hubiese estado sentado, seguramente habría caído de bruces al suelo.
-El huésped… el huésped de Aguas Profundas, ¿cómo se llama? -preguntó, la Buscadora frunció el seño y, sacando su dispositivo de información, buscó la información que Canción Mensajera había solicitado sin mediar palabra alguna. Al cabo de unos minutos asintió para sí misma, como si hubiese encontrado el dato y levantó la mirada.
-Al ser un alma conquistadora su huésped fue documentado completamente, para que así tuviese una idea clara de cómo debía actuar-informó, Canción Mensajera asintió lentamente, instándola a continuar la explicación-. El nombre del huésped era Kurt Hummel, hijo del congresista Burt Hummel, tenía doce años cuando se realizó la inserción. ¿Por qué quería saberlo?-por alguna razón, la camilla ya no parecía tan segura y, si no estuviese aferrándose a ella con ambas manos, no sabía dónde habría terminado.
Kurt Hummel. Kurt, el Kurt, El que miraba con amor al humano no era Aguas Profundas sino Kurt, y el humano miraba a Kurt. Pero no era posible, el humano debía haber desaparecido, era tan solo un niño cuando el alma fue insertada en él. No había manera de que el humano hubiese sobrevivido al proceso y, si lo hubiese hecho, no había manera de que Aguas Profundas no lo haya notado. ¿Era posible que el alma hubiese adoptado el nombre del huésped? Pero, ¿para qué?
Sintió al humano, expectante, como si esperara que no encontrara la repuesta, pero temeroso de que lo hiciera. Había algo en todo eso que no encajaba, algo que estaba completamente fuera de lugar, pero no lograba encontrar qué. El humano estaba ocultando algo, algo enorme. Algo le decía que era algo mucho más grande que solo el hecho de que un alma amara a un humano. Había algo más, escondido, entre todo ese laberinto. Pero él no lograba hallarlo.
Ni lo harás, le dijo el humano y su tono fue tan firme y decidido que, por un momento, tuvo miedo de que tuviese razón. Inhaló hondo, encontraría las respuestas, solo necesitaba tiempo, el chico no podría esconderlo todo para siempre. Te sorprenderías, dijo y Canción Mensajera apretó los puños más.
- ¿Se encuentra bien?-la voz del Sanador lo devolvió a la realidad, tanto él como la Buscadora le miraban con preocupación.
-Sí, es solo que… por alguna razón, el humano no le llama Aguas Profundas, sino Kurt. Y es imposible que el huésped haya tomado el control, esta alma en específico debe tener una fuerza admirable y el humano era tan solo un niño cuando insertaron el alma en él. No pudo haber sobrevivido-explicó, Derek pareció meditar sus palabras por unos momentos mientras que la Buscadora murmuraba que verificaría si había algún registro en el que Aguas Profundas mencionara que el humano seguía en el cuerpo.
-Según lo que hemos logrado conseguir, el factor que permite que un humano continúe estando presente y no sea suprimido por el alma es el que conozca qué le sucederá cuando lo atrapemos. El niño no tenía idea ni de quiénes éramos, así que no hay posibilidad alguna de que haya sobrevivido-dijo el Sanador, y su convicción era tan palpable que Canción Mensajera decidió creerle también.
-No hay ningún registro que indique que el humano siguiera ahí, según mi información, la inserción fue completamente exitosa-convino la Buscadora. Canción Mensajera s acarició la sien por unos momentos mientras intentaba analizar todo. Nada tenía sentido ahora, aunque dudaba que en algún momento lo hubiese tenido.
- ¿Cuánto tiempo he estado aquí? -preguntó, sin saber muy bien porqué.
-Dos días, por un momento pensamos que algo había sucedido durante la inserción-le informó el Sanador. Dos días, sintió cómo el humano se tranquilizaba súbitamente y una emoción se apoderó de ambos, pero no era su emoción sino la del humano.
-Ya no estarán-dijo, pero no había sido él, el pensamiento no había sido suyo, sino del humano. Por un momento, sintió como si pudiese respirar otra vez, aunque no había notado que estuviese conteniendo el aliento.
- ¿Quiénes?-preguntó la Buscadora.
Canción Mensajera se concentró rápidamente, aprovechando que el humano estaba demasiado ocupado en medio de su emoción como para notar lo que hacía. Examinó cada recuerdo hasta que lo encontró. La barrera apareció una milésima de segundo después, acompañada de un siseo, pero fue una milésima de segundo tarde. Lo había visto.
El grupo. No era un grupo pequeño, eran casi treinta personas, treinta humanos rebeldes que habían estado tan cerca y ahora ya no podrían atraparlos. No por ahora. Treinta personas. Santana era una de ellas y, para su asombro, Burt también. ¿Cómo es que había habido un grupo tan grande de humanos viviendo bajo sus narices y no lo habían notado? No era un simple grupo, era una auténtica resistencia, un peligro. Y estaba seguro de que vivían cerca de ellos, escondidos, claro, pero cerca. ¿Acaso robaban para comer? ¿Asaltaban almas?
Un escalofrío recorrió su espalda y no fue hasta entonces que lo recordó, algo apartado del grupo, sin llegar a captar la atención, pero no por eso menos presente, esta Aguas Profundas. O Kurt, no tenía idea de cómo debía llamarlo en esos momentos. Ni siquiera sabía con claridad si era un humano o un alma, pero estaba ahí. Una pequeña luz se encendió dentro de él.
¡Por supuesto! Aguas Profundas o Kurt, como quisiera llamarse, vivía con las almas. Él había protegido a los humanos. Ellos habían huido, pero él tenía que quedarse. Accesible para él y todos los demás Buscadores. Sintió cómo el nerviosismo regresaba al humano y supo que estaba en lo cierto.
-El grupo, han huido y el padre del huésped de Aguas Profundas, Burt, está con ellos. Son al menos treinta humanos rebeldes y Kurt… o como quieran llamarlo-informó. La Buscadora se alarmó al escuchar la cantidad y, antes de que empezara a llamar a cada Buscador en la zona, Canción Mensajera decidió terminar de hablar-. Necesito toda la información que puedas encontrar de Kurt Hummel y Aguas Profundas, necesito una documentación completa, los planetas en los que ha vivido Aguas Profundas y qué ha sucedido en toda la vida del humano. Él sigue aquí, y quiero estar preparado cuando tenga que ir a verlo. De hecho, organice un grupo de al menos cuatro Buscadores, no sabemos si el que está al control es el humano o el alma, así que podría intentar escapar.
Cuando la Buscadora asintió y se retiró para hacer las llamadas pertinentes, sintió como el humano se quedaba inusualmente callado. Sonrió, solo tenía que ver a ese Kurt, en cuanto eso sucediera, estaba seguro de que conseguiría dar con la resistencia humana y la operación habría terminado.
Tan fácil como respirar.