Vidas vacías. Rps.J2.NC-17.Hurt.Angst

May 12, 2011 02:00

TÍTULO: Vidas vacías
AUTORA: Sue2911
PAREJA: J2
CALIFICACIÓN: NC-17 (creo)
RESUMEN: Se puede resumir en una frase: "No todo es lo que parece"
ESTADO: WIP
CANTIDAD DE PALABRAS: Ni idea
DESCARGO DE RESPONSABILIDADES: Los personajes no son míos (ojalá, se iban a enterar estos ajajajja) y este fic es totalmente sin ánimo de lucro ni queriendo herir la sensibilidad de nadie.





El momento no podía ser más perfecto. Porque realmente era perfecto.

Jensen sonrió ampliamente mientras los gritos de sus compañeros le incitaban a levantarse y a escuchar lo que quisieran decirle. No podía ser nada bueno, sobretodo con Chris, su mejor amigo, a la cabeza, pero aquel día estaba dispuesto a arriesgarse.

- Quiero hacer un brindis por el cabrón de mi mejor amigo, que nació con una estrella en el culo- dijo Chris con tono solemne, aunque la risa se le escapaba sin poder controlarla- porque es el nuevo vicepresidente de ACI, porque no engorda ni aunque se lo proponga, porque es tan ridículamente guapo que parece una chica, y porque para jodernos más aún a los pobres terrestres, está casado con la mujer más increíble del planeta- miró a su amigo que reía a carcajadas y alzó su copa- que te jodan capullo… ¡y que yo lo vea!

Todos prorrumpieron en aplausos, mientras Jensen le tiraba una servilleta sucia a su amigo que no llegó a su destino. Chris reía también y salió de su sitio para acercarse a él y abrazarle. Jensen le devolvió el abrazo con fuerza.

No, realmente nada podía ser más perfecto.

Danneel, su esposa, se sentó a su lado, mientras Jensen tomaba asiento junto a Chris y se les unía Steve con una gran sonrisa en el rostro. A pesar de los años pasados, y de todo lo que habían vivido, Chris y Steve eran los mejores amigos que jamás se atrevió a soñar… y eso que siempre le habían enseñado a soñar muy alto.

Jensen Ackles era el hijo pequeño de Alan Ackles, el gran magnate de la metalurgia en Estados Unidos, y a pesar de que todo el mundo esperaba que fuera su hermano mayor, Josh, el que siguiera el negocio familiar, había sido Jensen, quien desde muy pequeño, había seguido los pasos de su padre. Le gustaba construir cosas con las manos, y le fascinaba todo aquello que contaba su padre sobre lo que hacía la empresa. Le encantaba el departamento de nuevas tecnologías, ó de “creación”, como él lo llamaba… así que cuando tuvo la edad para ir a la universidad, se había metido de lleno en dos carreras… la de ingeniería que tanto le gustaba, y la de económicas, para poder ayudar a su padre algún día.

Alan trabajaba demasiado según la opinión de Jensen, así que a pesar de las muchas horas de estudio, se volcó en pasar muchas de sus horas libres en el despacho de su padre, absorbiendo todo lo que su padre estuviera dispuesto a enseñarle…

Así que con sólo 23 años, Jensen era el ejecutivo mas joven de Ackles Corporation Incentive. Y Alan no podía estar más orgulloso de su hijo pequeño.

Jensen terminó la carrera de ingeniería mucho antes que la de económicas, pero su padre no dudó en ningún momento, en darle un puesto ejecutivo, en cuanto tuvo horas libres suficientes para poder cumplir una jornada laboral. Y Jensen no le decepcionó en ningún momento. Creció profesionalmente al ritmo que una empresa de esa magnitud le exigía, y aportó tantísimo de su propia mano, que cuando acabó la carrera de administración, y había aprendido lo necesario, Alan se planteó seriamente pasarle las riendas y comenzar a delegar gran parte del trabajo en Jensen.

Y allí estaba… tan sólo 28 años, y ya era el nuevo y flamante vicepresidente de ACI. Y todos, absolutamente todos, sabían que su éxito no había hecho más que empezar.

Su vida profesional era todo un éxito, pero Jensen no podía quejarse tampoco de su vida personal.

Su familia le adoraba. Tanto como él a ellos. Adoraba estar en casa con su madre, e ir a pescar con su padre los domingos. Josh, su hermano, era su mayor cómplice en todo lo que hacía. También trabajaba en la empresa, en el departamento de contabilidad, y a Jensen le enorgullecía trabajar junto a él. No hablaban mucho de los temas personales de su vida, pues Josh siempre le decía que la vida del enano de su hermano, era demasiado perfecta… así que Jensen no le contaba nada y se lo tomaba a broma, atizándole por llamarle enano. No… podía ser cualquier cosa menos enano, con su 1.87 de estatura.

Y estaban sus amigos… los locos de sus amigos

Había conocido a Chris en la secundaria, y aunque era hijo de empresarios, como él, su pasión por el arte hizo que lo dejara todo y creara su propio taller, dónde podía dibujar y enseñar a otros su pasión. En ese taller, Jensen aprendió a relajarse con una guitarra en las manos, y una melodía en la punta de los labios. Para Chris, todo era arte… sobretodo la voz ronca de Jensen cuando cantaba. A Jensen le encantaba que Chris, con todo lo heterosexual que era, fuera tan jodidamente gay a veces.

A Steve lo conocieron en una noche loca que acabó con el coche del padre de Chris en el fondo de un lago, a cientos de kilómetros de Dallas. Ni Jensen ni Chris podían recordar como acabaron allí… o no querían acordarse. Sólo sabían que Steve había aparecido como un ángel de la guarda para ayudarles… y no se habían separado desde entonces. Steve, con su mono de mecánico y sus manos continuamente manchadas de grasa, era la suave brisa que llenaba la vida de Jensen, y le hacía tener los pies en el suelo.

Y luego estaba Danneel… la hermosa y perfecta Danneel. Estaban juntos desde la universidad, dónde ella había estudiado psicología… y habían conectado tan bien desde el primer momento, que Jensen se vio a si mismo cortejándola sin casi proponérselo. Y así, también casi sin proponérselo, habían empezado a salir y a comportarse como una pareja. Porque lo eran, en todos los sentidos prácticos y teóricos de la palabra. Y casarse fue tan natural como respirar… así que lo hicieron… ante todos sus amigos y familiares y la mirada orgullosa de Alan Ackles, que no habría podido desear una mujer más maravillosa para su hijo.

Dan era su mejor amiga… y no necesitaba nada más en el mundo que no fuera su cariño y su complicidad. Y porque sabía que, al igual que con sus amigos del alma, su secreto estaba a salvo con ella.

Y ese amor, y esa seguridad, era lo único que necesitaba para ser feliz.

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Jared movió los pies de forma nerviosa, pero se negó a apartar la vista de su interlocutor. Podía estar muriéndose por dentro, pero no estaba dispuesto a dejárselo notar.

- ¿Está todo claro?

Sí. Jodidamente claro. Tanto que le daban ganas de vomitar.

- Perfectamente

El hombre abrió un cajón de la mesa dónde estaban sentados y le alargó unos papeles. Jared ni se molestó en mirarlos, y se limitó a alzar una ceja.

- Aquí tienes tu contrato para trabajar en ACI y tu tarjeta de entrada. Todo el mundo en el departamento de personal, estará al tanto de tu incorporación, por lo tanto el único problema que tendrás es el de adaptarte a tu trabajo… a todos tus trabajos.

Jared se limitó a asentir con la cabeza.

- ¿Cuándo debo empezar?

- Te esperan mañana por la mañana en el departamento de nuevas tecnologías.

- Sigo diciendo que es mala idea…

- Si no sabes, te lo inventas. Pero no me falles o te juro que te arrepentirás.

- No voy a fallar- se levantó como un resorte tras coger los papeles- ¿me necesita para algo más?- a pesar de no querer que su estado de ánimo le delatara, los nervios debían de notársele por todos los poros de su piel, porque el tipo pareció darse cuenta. Se tensó, incómodo, cuando se levantó y acercó su rostro al suyo.

- Eres brutalmente hermoso, Padalecki. Tanto que hasta a mi se me pone dura pensando en metértela hasta el fondo. Así que sonríe con esos condenados hoyuelos y deja que la naturaleza siga su curso… aunque sin tardar.

Jared quiso soltar una réplica mordaz, pero se contuvo. Quería marcharse de allí de una buena vez. Estaba comenzando a sentirse realmente enfermo, y lo único que quería era salir corriendo de aquel despacho y desaparecer. Se pasó la mano por el pelo, y respiró con lentitud, intentando no perder el control. El hombre se apartó un tanto y se giró para buscar algo en el mismo cajón de dónde habían salido los papeles. Se lo alargó.

- ¿Y esto que es?- Jared no hizo movimiento alguno para tomar el objeto.

- Es un móvil. Un móvil única y exclusivamente para estar en contacto conmigo. No se te ocurra no cogerlo cuando yo te llame… ¿entendido?

Sí, joder, no era un maldito imbécil. Lo entendía todo con una claridad matemática. Cogió el teléfono con rapidez y se lo metió en el bolsillo de los pantalones, mientras asentía con la cabeza y salía del despacho lo más rápido que su férreo control le permitió. Una vez fuera, corrió literalmente hablando hacia su coche y se encerró en él con un portazo. Una vez solo, se permitió dejar salir sus sentimientos y aferró el volante con fuerza hasta dejar los nudillos blancos. No podía… realmente no podía estar pasándole aquello, pero la vida parecía tener un raro sentido del humor. Él, el chico perfecto, el que jamás se metía en líos, el que nunca había hecho nada para disgustar a sus padres, ahora se iba a convertir en el mayor capullo del planeta.

Y lo peor era que no tenía alternativa.

Continuará...
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