Me gustan los castillos, y el castillo árabe de Silves (Algarve, Portugal) me impresionó bastante. Lástima que se estén cargando el interior con las obras que están haciendo: imagináos esos muros que veis en las fotos cercando un patio modernísimo de ladrillo rojo reluciente con farolas minimalistas. El efecto visual es devastador.
Disculpad mi cara de asco. Yo es que celebro las cosas por dentro.
Aquí estoy en otro sitio que me gustó mucho: un castillo-fuerte que está cerca del Cabo de San Vicente (o el fin del mundo). Apenas se ve el monumento, pero como me gusta la foto, la pongo. Ea.