El cuentacuentos #102

Mar 26, 2012 16:17

Otro de los cuentos que tengo que ir pasando aquí. Nada más, sorry ;P


Una mancha de vino en el mantel rompía la pureza del blanco convirtiendo todo en algo caótico. ¿Qué hacía ese surco rojo sangre en un fondo blanco? No debe estar ahí, no puede. Es malo, es feo, rompe con todo lo que significa orden.


Armando ruge de furia y lo tira todo. María se levanta asustada pero es tarde, las manos de Armando ya están alrededor de su garganta impidiendo que grite. Impiden incluso que respire. Siente miedo, sabe que es lo que viene ahora. Armando la apresa contra la mesa, para que vea la mancha, para que vea eso rojo que ha roto con todo lo blanco, con todo lo puro, con todo lo bueno.

Su cara se aplasta contra la fina mantelería y sus lágrimas lo empapan todo. Puede sentir como la sopa le moja la cadera porque al aplastarla el plato se ha volcado. Oye sus gritos insultándola, recordándole cuan inútil es, que no sirve para nada, ni para poner una mesa de una forma decente. Él llega cansado de trabajar y ella le paga así, con suciedad y desorden.

Ya no está contra la mesa, la ha levantado del cuello y siente que se asfixia, sus pies luchan por tocar el frío suelo, pero no alcanza. Tantea con las manos en busca de apoyo, se va a ahogar y a Armando parece no importarle nada. La lanza contra la mesa con todas sus fuerzas, dejándola caer como un peso muerto, la mesa no aguanta y cede bajo ella. Siente como los platos, los cristales y la madera desgarran su piel y le hacen heridas. Antes de poder levantarse una patada en el estómago la hace doblarse de dolor.

Sabe que le queda mucho que aguantar, una paliza más. Hasta que la furia de Armando se calma y se tira sobre ella para follarla con odio y algo parecido al asco. Solo tiene que esperar un poco. Los golpes pararán y luego se meterá dentro de ella para dejarla un poco más vacía.

Y los golpes paran, y la boca de él se mueve con furia contra sus labios, sus manos la apresan, la aplastan, la tocan sin cuidado, dañándola aún más que los golpes. Saberse odiada cuando la golpea, duele. Pero saberse odiada cuando se supone que le esta haciendo el amor es la más terrible de las torturas. No puede más, el dolor es demasiado fuerte, tanto que se siente morir.

Quizás si cierro los ojos y lo deseo con fuerza, lo consiga, morirme…

Sus manos buscan la muerte mientras el cuerpo de su esposo se mueve con brusquedad contra el de ella. Y sus dedos encuentran de pronto la salvación. Siente el frío acero del cuchillo entre ellos y no piensa, solo siente. Siente que debe huir, salir, correr, alejarse de Armando para siempre.


Agarra con fuerza el cuchillo y lo clava en un costado, nota la calidez de la sangre derramándose por su piel. Los ojos de Armando se abren asombrados ante lo que acaba de suceder. María solo sonríe.

-¡PUTA!

Ni ella misma entiende cuando ha decidido hundir ese cuchillo en la carne de Armando en lugar de en la suya. Ve los ojos de su marido cerrarse sobre ella y respira. Cuando lo hace se da cuenta de que lleva 26 años sin respirar y esa primera bocanada de aire le sabe a vida de nuevo.

el cuentacuentos, cuentos originales

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