Jan 16, 2007 13:15
El mensajero ha regresado a mi vida y, después de cuatro visitas puedo decir, casi sin temor a equivocarme, que el tío está ligando conmigo. Frases como las siguientes me han puesto sobre aviso:
ÉL: Tienes unos ojos increíbles.
Tras 5 minutos de conversación, me quito las gafas y finjo limpiarlas.
ÉL: ¿Has pensado en ponerte lentillas? Unos ojos tan preciosos no deberían esconderse.
Me entrega unos recibos y yo le pregunto si eso es todo. Ante su respuesta afirmativa, le comento que no es verdad, que aún me debe el café que me prometió en su primera visita. ¿Cuándo piensa invitarme?
ÉL: es que el día que por fin te lleve a hacer un café, puede que ya no te traiga de vuelta.
En la puerta, despidiéndonos, le digo que no le creo, que todos los hombres son iguales, mucho prometer y luego aquí estoy yo, sola y desaprovechada.
ÉL: ¿Sóla? ¿No tienes novio ni nada? -- sonrisa demoledora--. Pues eso vamos a tener que remediarlo.
Tras analizar concienzudamente esta conversación (conmigo misma, con MaC, con ElDoctor, con mi compañera de trabajo...) he decidido que sí, que el señor me está tirando los trastos. Desgraciadamente, y conociendo su modus operandi, tardaré otro mes en volver a verle. Además, usa el "ayer juguemos", lo que me hace chirriar los dientes. En fin, cuando a una le gustan altos y cachas, se arriesga a que la mitad de los posibles ligues no sepan ni leer.
hombres,
triste vida sentimental