1- DORMIR. Todo el viernes me lo pasé entre la cama y el sofá, vegetando, viendo la tele y, en definitiva, no haciendo absolutamente nada. Lo echaba de menos, y aunque sea políticamente incorrecto admitirlo, me encantó tocarme los cojones durante un día entero.
2-IR A EXPOCICIONES. Aprovechando que sólo hay guirirs y cuatro matados como yo, sin planes en esta gran ciudad, decidí unirme a mis amigas en la búsqueda cultural.
nuriwan,
hannole,
atreides47, su prima Pili y yo nos fuimos al
MNAC a ver una exposición sobre
Toulouse Lautrec que, por cierto, han prorrogado hasta el día 23. Por el mismo precio nos colamos en la exposición de
Francesc Gimeno, un pintor de Barcelona al que no conocía. Su realismo resultó abrumador después de varias exposiciones de arte abstracto.
A continuación bajamos las escalinatas del Palacio de Montjuic, desde el que hay una vista impresionante de Barcelona, para entrar en la Fundación Caixa Forum y ver la colección de fotografías de
Diane Arbust y una exposición sobre
Persia. Reconozco, sin ningún tipo de complejo, que esta última visita la hice descalza, con los zuecos en la mano.
3- IR AL CINE. Tres películas en tres días, sí señor, con dos cojones y para recuperar el tiempo perdido. El sábado vi ICE AGE 2 y me reí como una loca. Mejor que la primera, oigan, y encima la vi acompañada de una celebridad: Paco León estaba sentado a mi lado en el cine, comiendo palomitas y riendo como yo.
El domingo por la mañana fui a ver CAPOTE. Me gustó, pero de esa forma confusa en la que confluyen el placer por una película bien hecha y una historia admirable y el odio cerval hacia su protagonista. ¿Era realmente tan egoísta Capote? A la salida entré en un par de “librerías de guardia” en busca de A sangre fría, y tuve que soportar que la señorita de la sección de libros de una me preguntara si “¿es un libro nuevo?”, mientras que la de la segunda me decía, muy digna ella, ”Lo siento, sólo tenemos el último de ese autor”, es decir, la biografía de Gerald Clarke en la que está basada la película. ¿Cómo le explicas que, en realidad, el último del autor fue A sangre fría allá por 1965 porque, después de aquel, fue incapaz de acabar ninguno más y que, además, Capote lleva 20 años muerto? Increíblemente, al llegar a casa descubrí que ya tengo el libro. Definitivamente, tengo que acabar el catálogo de mi propia biblioteca.
Y el lunes tocó VOLVER, la última de Almodóvar. Impresionante, me ha gustado. Es una de esas historias un tanto subrealistas de Almodóvar, como Dalí retratando el día a día del mercado de la Boquería. Claro que no soy totalmente imparcial: las calles que aparecen en la película son las mismas en las que jugué durante los primeros 15 veranos de mi vida, y las he pateado varias veces desde entonces. La forma de hablar de las protagonistas es la de mi familia, el acento y las expresiones son los que se me pegan después de una semana en mi pueblo. La que menos me ha gustado ha sido Pe, no sé, la notaba exagerada. Y la mejor, sin duda, Blanca Portillo. Inmensa.
4- ESCRIBIR un nuevo capítulo de esa novela que hace años que tienes aparcada.
5- Servirte dos dedos de ron y sentarte cómodamente en tu sillón para ver los dos últimos capítulos de Sexo en Nueva York. Risas y llantos y un ligero calorcillo en el estómago. ¿Por el ron o por la emoción de ver por fin el final de mi serie favorita? Ha valido la pena seguirla durante estos seis años, aunque sólo haya sido para saber, POR FIN, el verdadero nombre de Mr. Big. ¡¡Qué gran detalle final!! Cuando algo es bueno, lo es hasta el último segundo de emisión.