Combo más fanfic.

Jun 25, 2010 12:49

He tenido unas semanas un poco malas y lo de un poco malas es el eufemismo del siglo, porque he estado echa una mierda. Todo empezó con un malestar estomacal, que según Maika, mi compañera de piso y psicóloga, era una clara señal de que estaba somatizando mis problemas laborales. Lo cual, de por sí, me hacía sentir fatal porque según esta todo tener problemas laborales es un lujo.

De todos modos, ya estoy mejor, de hecho he conseguido escribir cuatro frases seguidas después de 10 días, y no son frases melodramáticas. Lo que esta bastante bien en sí.

Pero antes de dejaros la siguiente gotita de Un día de piscina quiero comentar varias cosas.

Number 1. La mariposa ha vuelto y mis tonos pastel, creo que no era un buen momento para cambiar de imagen, cuando entraba en mi propio blog no lo reconocia y eso no tiene que ser bueno a la fuerza.

Number 2. Últimamente he escuchado muchas quejas y desaires ante el personaje de Cuddy y no hablo en la red, en la que últimamente apenas he entrado, sino en general, ya sabes, tus compañeros de trabajo que saben que fuiste a ver la Lisa cuando estuvo en España y todo eso, así que no dudan en comentar contigo lo poco que les gusto el capi final y lo mal que se ha portado Cuddy.

Exacto…

Vamos a ver…

¿¡What?!

Yo creo que aquí la peña se ha olvidado de las cinco primeras temporadas en las que House se porto como un verdadero cabrón con Cuddy una y otra vez. Cuando la acuso de ser una mala madre, cuando perdieron el dinero de Vogler porque House se negó a ponerse una bata, cuando tuvo que mentir ante un tribunal para que no le enchironaran, cuando gritaba a los cuatro vientos que se acostaban juntos sin importarle nada, cuando apuntaba con un laser sus pechos en las reuniones de accionistas.

¿Alguien se acuerda?

¡¡¡Por favor!!! Pobrecito House, pobrecita Cuddy que le lleva aguantando lo indecible desde hace décadas.

La actitud que Cuddy ha tomado a lo largo de toda esta temporada me ha parecido completamente humana, en algunos casos vengativa, tal vez… pero humana. Y bueno que haya dejado a Lucas plantado ante el altar, pero sin altar, me ha parecido una decisión valiente y arriesgada, porque lo que iba a conseguir sino era meter la cabeza en un matrimonio que no se basaba en el amor, sino en la comodidad, ojo al dato, que no me parece una mala opción. Lucas hubiera sido un buen marido y padre y seguramente hubieran sido felices, pero dejar escapar la seguramente única oportunidad de vivir un amor de verdad, de los que no son convenientes y te hacen sufrir, pero también te hacen inmensamente feliz.

¡¡Pues qué narices!!

Lo siento por Lucas, pero sabía donde se metía cuando se metió. Que ya son todos mayorcitos.

Number 3. Horchata en la venas. Últimamente mi otra compañera de piso lo repito constantemente.

Los hombres tienen horchata en las venas.

Ayer viendo Castle, tiene que ser uno de los últimos capis de la temporada, no sé cual, porque lo sigo por Cuatro.

Vamos, que ha aparecido un poli muy guapete que le tira los tejos a Beckett de una forma descarada y poco fraternal, y como no, le pregunta a Castle que si tiene la vía libre y el otro va y pone cara de póquer y le reafirma que tiene el camino libre.

Para eso hay una palabra.

¡¡¡Gilipollas!!!

Me recuerda a Booth. Con Sully, con Andrew…

No, sí solo somos compañeros…

Y una puñetera mierda, se os comen los celos. No dejáis de hacer comentarios hirientes y mal intencionados. Vamos que creo que Castle hubiera dado el 50% de las ganancias de su último libro para que el policía guapito fuera malo, malísimo, pero luego cuando se enfrenta ante la pregunta del millón.

No hombre no, si quieres ligártela tu mismo. A mí no me importa.

A ver protagonistas adorables de series de televisión que veo, es que no hay un término medio. A ver yo no sé si hay un código entre caballeros que te permita decir, perdona pero a esa me la estoy cortejando yo, así que no fastidies… pero lo haya o no lo haya, un poco de por favor, no hay otra respuesta a parte del…

No, si no me importa…

Cuando evidentemente te importa. Y mucho.

Indignada me hallo.

Aunque bueno al final de la temporada pasada también apareció el ex del FBI y no duro nada.

Que paciencia nos da Dios.

Number 4.

He encontrado un curso de verano no demasiado caro de iniciación al teatro y creo que me voy a apuntar, porque el teatro me hacia feliz cuando era adolescente y lo que te hace feliz cuando eres adolescente, no tiene porque no hacerme feliz ahora.

Punto:

¿Conocéis en Madrid capital? Asociaciones de teatro o culturales, donde haya grupos de teatro aficionados, o clases de interpretación para aficionados donde no se me vaya a salir un ojo por ir?

Gracias.

Y ahora sí.

Necesito que me digáis si me estoy yendo, porque realmente me está costando mucho volver a escribir cosas felices.

Un día de Piscina IV (Epilogo Booth y Brennan 2/3)

El viernes por la tarde.

Seguramente el grito se escuchó por todo Washington.

A primera hora de la mañana Brennan entro en el despacho de Ángela y sin más preámbulos lo dejo caer.

Llevo manteniendo una relación amorosa y monógama con Booth desde hace más o menos un mes.

Silencio.

Y después el grito… con saltitos incluidos.

Más tarde, la doctora bajo a las aulas escolares para invitar a su padre a almorzar.

Max no gritó.

El hombre la sonrió como sólo él podía hacer y comentó…

Ya empezaba a pensar que realmente era gay. Me alegro por ti cariño. Booth es un buen hombre.

Y entonces la dio un fuerte abrazo y se fue.

Brennan se sintió satisfecha.

A las cinco Booth pasó a recogerla por el Jeffersonian.

En el aparcamiento el agente se encontró con Max, cosa nunca vista hasta el momento, quien le dijo con voz tranquila y el rostro sereno.

Sé que serás bueno con ella.

A Booth le pareció una advertencia, o más bien una amenaza.

Siempre he esperado lo mismo de ti.

Contestó calmado.

Max sonrió ligeramente y se alejó camino del edificio.

El agente caminó sobre sus pasos al departamento de antropología.

Al llegar a la plataforma Ángela se le lanzo a los brazos y le hizo un comentario que no pudo llegar a entender.

No hubo tiempo para nada más.

Brennan ya estaba lista y le arrastró fuera del Jeffersonian sin dar oportunidad de réplica.

Había sido una mañana dura.

Ángela quería saberlo todo y lo de compartir su felicidad estaba bien hasta cierto punto, que la permitiera trabajar.

Sin embargo, y a pesar de la actitud demasiado entusiasta de su amiga, la doctora se sentía muy orgullosa de sí misma, había cumplido satisfactoriamente el segundo paso del plan.

Estaba preparada para lo que fuera.

No se imaginaba que lo más difícil estaba aún por llegar.

Eran las seis menos cuarto de esa misma tarde.

- ¿Estás seguro? - dijo Brennan con cierto aire de preocupación, mientras ambos tomaban un batido en el Dinner.
- Completamente - dijo el hombre convencido-. Tú cumpliste tu parte del trato, ahora me toca a mí.
- Pero... - la doctora quiso intervenir pero no supo bien como, estaba asustada.
-¿Tú estás segura? - Booth era capaz de percibir la inseguridad en el tono de voz de su compañera.

Brennan sonrió intentando que su ansiedad no se mostrara demasiado patente. Era cierto, ella ya había cumplido su parte del trato, ¿cómo es posible que aquello la afectara tanto?

Respiro hondo.

-A mi padre le caes bien - comenzó diciendo-, no es algo que comprenda teniendo en cuenta que le has detenido en varias ocasiones y que una vez os pegasteis, pero parecía muy satisfecho ante la noticia - Booth sonrió, aunque nunca lo diría en alto él también apreciaba a Max-. Ángela ya compró un pijama para nuestro primer hijo hace un año. No era muy complicado adivinar su reacción, siempre ha dicho somos el uno para el otro- Brennan estaba más asustada de lo que podría ni tan siquiera imaginar-, pero estamos hablando de tu hijo. ¿Y si me odia?

Booth podía entender el recelo de Brennan. Ya que ella siempre había aceptado que lo primero en su vida era su hijo.

-¿Cómo iba a odiarte?
-Mucha gente lo hace - dijo la doctora consciente-. Sobre todo los niños - comentó asustada - y a los padres tampoco les caigo bien.

Booth capturo la mano de su novia por encima de la mesa y la acarició con dulzura, mientras la miraba comprensivo.

-Le gustas a Parker, adora tu piscina, y sabe que yo te quiero - dijo sonriendo intentando calmarla-. Él quiere que yo sea feliz. Todo saldrá bien.

Brennan pareció relajarse un poco y sonrió levemente, sin embargo…

-¿Y Rebeca?
- Rebeca sabe que no voy por ahí presentándole mujeres a mi hijo con quienes no tengo intenciones de…

Booth se acobardo a la hora de hablar de futuro y cortó la frase en seco, no quería agobiar a Brennan, aunque aquello le agobiara a él. Bajo su mirada hacia la mesa y sus ojos se oscurecieron.

La antropóloga sonrió entendiendo, la sorprendía ser capaz de entender esos nuevos matices, fue ella la que en esta ocasión acaricio la mano de su novio sobre la mesa.

-Sigo aquí - dijo la mujer- sé que esto no está siendo fácil para ti, pero no tengo intenciones de irme a ninguna parte. Tengo miedo, pero nunca he sido más feliz.

Booth levantó la cabeza para ver la sonrisa de Brennan que le iluminaba la cara. Ella seguía allí y con un poco de suerte, siempre lo estaría. Vio como se levantaba del asiento y acercaba su cara a la suya, juntando sus labios con los de él suavemente, saboreándose por unos segundos, para poco después separarse.

- Muestra de afecto público - dijo con una amplia sonrisa que invito a Booth a intentar prologar el beso.

Sin embargo por el rabillo del ojo el agente pudo ver como por la puerta entraban Parker y Rebeca, se sonrojo un poco instintivamente y reculo hacia su asiento dejando desconcertada a Brennan.

La cada vez menos infantil voz del hijo de su novio se clavo en sus tímpanos, mientras el pequeño les saludaba.

Muestras de afecto publicas y compartir nuestra felicidad con los que nos quieren.

Sólo esperaba que el niño pudiera quererla, o por lo menos no odiarla.

Continuara…

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