Fue una receptividad cósmica, universal, fue el puro movimiento de la pasión plasmado en una agitación hacia mi cuerpo casi invisible.
Todo eso que trato de recluirlo lo estaba animando secretamente ese color.
Las fibras llevadas a su paroxismo y las cuerdas del tejido crearon en mi una atracción exagerada.
Rojo como los vasos sanguíneos que se contraen con mayor violencia.
Rojo menstrual decadente; desprendimiento de líquidos y células que entorpecen el afecto del pensamiento.
Rojo como la irritación de las partes blandas, causado por el calor extremo.
Rojo como el cese y relax de los nervios
Rojo como la circulación de los espíritus seductores que se desplazan irregularmente de un lado a otro y dejan a su paso una extraña estela de asfixia pasional.
Rojo seco, ardiente hecho entre la lucha de la violencia versus la fragilidad.
Rojo como el calor que no es sensible, que se manifiesta en todas partes.
Rojo que transforma este mundo en un espacio árido y sexualmente explícito siempre dispuesto a ablandarse bajo el efecto de una húmeda frescura.
Ya tengo mi primera canción ensayada para mi proyecto de seducción. Ni más ni menos que la perturbante Fuck the pain away .Creo que la identificación que tuve con la música, los movimientos y el juego de miradas perversonamente coquetas me tiene más que encantada. Tanto así que ya la tengo como soundtrack fijo para esos momentos que uno se siente invadido por esa pasión por lo absurdamente seductor.