Saludos a medianoche
Y cuando menos te lo esperas, la gente te dispara sin sentido alguno, directo en el cráneo y en el pensamiento, sí, en el pensamiento, ese que es bien humano, que está tomado de la mano con la confianza, en la playa, sentados en la arena, es un día de sol, es domingo..
Tengo muchas cosas que decirte, quiero enseñarte de la vida, pero no quiero que el tiempo pase, porque me asusta, no te conozco, no me conoces, pero gracias al futuro he podido encontrarte, quiero saber si eres feliz, creo que lo eres, pero para ti es muy complicado ser feliz, porque aún crees en los demás, pero no crees en ti mismo. Creo que ésta vez no es la gente la que dispara, eres tú mismo, tú propio verdugo y ese sí que es un escándalo, es grosero, es deprimente, y sucede que naturalmente somos deprimentes.
Quizás no le encuentres sentido a lo que escribo, porque hasta yo encuentro que carece de ello, pero es divertido y sin explicación, es casi tan natural como lo deprimente, o como la felicidad misma… es casi tan natural como la gente cuando te dispara.
Sólo una bala y quedas fuera.
