Mañana parto rumbo a París, 1 hora 55 minutos gracias Vueling, Santiago-París, entras aquí (de día, de lluvia y sales allí, de noche, de amor, de luces (de lluvia, también). Y de repente ya nadie entiende tu idioma, tu maleta pesa más que aquí (debe ser por la gravedad de los turistas que empujan el suelo parisino hacia el centro de la tierra) pero está Joy que es mi amor y que además es parisina y nunca vi París de la mano de una parisina pero estoy segura de que tiene que ser una ciudad completamente distinta de la que Baudelaire habló, de la que Simone habló, de la que Émile Zole habló, un París distinto al de Cortázar. Un París que nacerá mañana a las 21:55 y morirá el lunes a la noche cuando bajemos hacia el Sur de Francia, un París sin Torre Eiffel, un París sin Sacré Cœur.
En el Sur trabajaremos durante mes y medio haciendo cortos con niños y adolescentes. Creo que esto no os lo conté, eh, muy mal. Pero allí estaremos, durmiendo en un castillo y siendo alimentadas gratuitamente y pagadas muy generosamente. Las dos. La vida está en Francia y no puedo soportar más este horrible horrible país cuyo nombre no quiero pronunciar. Yo, si pudiera, arrancaba este cachito de tierra que se llama Galicia y me la llevaba conmigo, y os salvaba de este horrible horrible país que se hunde a pasos de gigante, pero no puedo llevármelos a todos, no.
Me hace gracia, de todos modos, llevar dos semanas en Ourense y que la gente me ignorara un poquito salvo los amigos de esos de corazón de toda la vida, y luego cuando se acerca la fecha en la que te vas de repente todos te llaman y te dicen ¡eh, oh, veámonos, antes de que te vayas, siempre te he querido, lo que pasa es que...! Y claro, así llevo desde el martes teniendo citas de cortesías aunque todas ellas son agradables y nunca me importó que la gente me ignorara cuando yo los ignoro a ellos también (cuando digo GENTE la mayor parte del tiempo me estoy refiriendo a MI PADRE), pero no me gusta que luego me saquen lágrimas y me saquen te echarés de menos. Eso sí que no.
Me ha sabido a poco estas vacaciones aquí pero sé que allí estaré bien porque estoy recién licenciada, una licenciada sacada del horno y el mundo se abre ante mí con un abanico infinito de posibilidades y de no posibilidades que no me dejan respirar y me abruman porque cuando tomo una decisión no pienso en lo buena que es, sino en lo malo que es decir no a esa otra infinidad de posibilidades, y esa debe ser la explicación de por qué nunca fui muy buena manteniendo largas relaciones.
Aquí os dejo una horrible autofoto de pareja de cuando fuimos a las Islas Cíes el mes pasado y nos bañamos en el mar aunque hubiera mil nubes y 16 grados pero mejor que mejor porque así el mar era sólo para nosotras y nos adueñamos de todas las playas y nadie jamás pudo robárnoslas. Si queréis saber cómo seremos en París sólo tenéis que secarnos el pelo, peinarnos y cambiar el fondo con Photoshop porque no, en París no hay mar.