Seconds

Sep 19, 2013 01:19



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Uno, dos, tres, cuatro...

¿Cuántos segundos habían pasado ya?
Alborotas ligeramente tu cabello, húmedo por la brisa y ondulado de las puntas. Él siempre te hacía burla de aquello, logrando de igual forma que tus mejillas se colorearan del mismo tono que la pulsera de tela en su muñeca derecha. Rojo tibio. Sus nudillos entonces rozaban tu piel, y tú regresabas a esa manía tan característica de ti: mordías tu labio inferior en nerviosismo al mismo tiempo que apartabas la mirada de aquellos profundos ojos cafés.

¿Era hora ya del final?

Tu piel se eriza, la noche haciendo su aparición, las estrellas siendo el show de apertura, la luna el silencioso entretenimiento de la frígida y solitaria noche. Las olas aplauden al llegar a la orilla y la sal se hace espuma de la emoción que ejerce aquel espectáculo sobre ella. Cubres tu cuerpo más con esa chaqueta, tu favorita, la que él te dio en algún momento como éste. Aún tenía su aroma... o quizás sólo estaba demasiado impregnado en tu mente. Piensas que sería bueno conservarla a donde fueras.

No habían sido segundos, sino horas... quizás años...
¿Preguntas o afirmas?
Deja de cuestionarte por una vez.
¿Por qué? Sin aquello no hubieras pasado por todo esto.
No es algo de lo que te arrepientas en realidad.

El rostro lleno de arena y lágrimas; las manos heladas y vacías.
Siempre dicen las expresiones dicen más que las palabras.
Acusas aquello de ser una vil mentira. Dolorosa, gran mentira.
Tu rostro está en blanco.

Al igual que la vez en la que dejaste se marchara cuando te dio la espalda. Hace unos segundos.

De alguna manera, odias tu rostro -¿desde cuándo conoces tantos sentimientos?- lo odias en demasía. Él lo amaba.
Lo escondes entre tus rodillas y abrazas tus piernas. Es extraña, la soledad en la que te encuentras, sin embargo la agradeces. Siempre has sonreído, ¿no, Donghae? Siempre todo ha sido conforme lo que los demás quieran. Complacerles en cualquier forma y hacerlos sentir especiales -porque lo son- y queridos -al menos por ti-, incluso cuidados al dormir. Eso es para lo que fuiste creado.

Sí... siempre lo que ellos quieran... aunque no te miraran.

¿Por qué nunca se puede lo que tú deseas?

Tu espalda se siente exageradamente fría, el invierno dándote su abrazo de bienvenida.
Ah, por eso el mar está solo también.

Dejas que por ese momento, en tu pequeño mundo, algo llamado "sonrisa" ni siquiera exista. Porque es tu mundo, tu reino. Tu castillo eres tú y tus súbditos tus recuerdos. Muy malos, por cierto. Tienden a rebelarse contra ti y de tirar los muros en los que ejerces tu triste dictadura. Nunca lo han logrado, pero temes -de hecho ya lo puedes sentir- que esta sea la primera vez que estén punto de ceder las murallas que con tanto recelo reconstruiste patéticamente, porque él... él...

"Kyuhyun..." el temblor de tus labios es la señal de rendición y todo se desmorona, la bandera blanca que agitabas fervientemente manchándose de Rojo. Rojo sangre. Él ya las había destruido.

Nunca te gustó el color rojo, pero él era la imagen viva del mismo. Y en ese color te hundíste.

El sabor a café inunda tu boca, sabe amargo, pero ese era su sabor, ¿lo recuerdas? ¿Lo olvidaste?
Te dije que dejaras de cuestionarte.
Claro que lo recuerdas. Fue lo único que quizás has querido por ti mismo. Para ti mismo.

Kyuhyun. Kyhyun y sus bromas pesadas. Kyuhyun y su mal humor al despertar. Kyuhyun y su voz llamando tu nombre. Kyuhyun y su manía de siempre abrazarte por la espalda. Kyuhyun y sus besos suaves, lentos, delicados. Kyuhyun y el toque frío de sus manos. Kyuhyun y su mirada profunda e indescifrable. Kyuhyun y sus pequeños lunares bajo el ojo. Kyuhyun y las cicatrices de su cuerpo, de su alma.

Kyuhyun. Kyuhyun. Kyuhyun...

Todo él para ti.

Levantas el rostro y tus ojos vidriosos se asemejan a los destellos de los astros en lo alto.

No tenía que terminar así...
Un poco más...
Más tiempo hubiese sido bueno...
Pero un caído no merece ni un poco.

Sonríes de nuevo. No sientes nada más que dolor. ¿No dijeron que encontrarías paz eterna? ¿Era éste tu castigo por haber desobedecido las reglas de éste universo? Al final quizás terminaste siendo igual de egoísta que los humanos -al fin lo admites-, pero sólo querías tu felicidad. ¿Qué acaso no la merecías por una vez? Ya te habían arrancado tu libertad en la pureza. ¿Por qué no podías tener la sucia de los hombres?

Maldición.

Tú última lágrima cae al piso y sientes tu cuerpo más ligero. Comienzas a desvanecerte. Cielo o infierno, ni siquiera tuviste la oportunidad de saber si en ellos podrías entrar o regresar; ya que tú no tienes derecho a algo. Sólo puedes ser nada.

"Donghae"

Escuchas su voz como el terciopelo llamarte.

"Donghae"

La fría calidez envuelve tu cuerpo. Está ahí. Y te envuelve en sus brazos.
Ya no ves la mitad de tu cuerpo. Te vas rápido.

"Donghae... adiós"

Un casto beso en tu cuello. No quieres verlo, no quieres despedirte, mas al último segundo, antes de que tu rostro se desvanezca hacia el cielo en las pequeñas luces de la nada, giras y le miras al fin, después de años, después de segundos. Él está llorando pero su rostro está sereno. Sus ojos están rojos -no tanto como la pulsera que le regalaste en su muñeca derecha- y su sonrisa corresponde la tuya que se formó sin que te dieses cuenta. Él parecía más un ángel de lo que tú jamás fuiste.

Las olas aplauden una vez más. La mañana reclama el acto principal. Tú pronuncias el último adiós. Renuncias a tu primer y único sentimiento. Lo abandonas porque no está permitido, porque él no debió tocarte, porque él no debió haber tocado tu corazón. Un ángel no debe tener emociones. Pero tú caíste. Las tuviste. Te enamoraste. Te entregaste. Te hiciste humano.

"Adiós, Kyuhyun..."

En un segundo más, ya eres nada. La chaqueta se fue contigo.

Pequeñas flores azul cielo al amanecer descansan en la orilla, atadas a ellas una pequeña nota con rojo amor escrito sobre su blancura.

El silencio pronuncia palabras que no se escuchan. El silencio ya no es tu voz.

"No me olvides".

Él se va con el océano. Hace segundos que te había dado la espalda. Apenas unas horas que sólo él reconocía tu existencia. Años atrás que se había ido contigo a la nada.

Uno, dos, tres, cuatro...

"Nos veremos de nuevo... no me olvides... te esperaré del otro lado"

¿Cuántos segundos habían pasado ya?

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an; En algún momento perdí el punto de esto.

p:kyuhae, oneshot

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