Paula se marchó ayer.
Aunque no tenga mucho derecho a hacerlo, la echaré de menos.
De madrugada, volví a ver ‘la Dolce Vita’ y cuando llegó la célebre escena de la estrella sueca en el agua de la Fontana di Trevi, me acordé de una de nuestras últimas noches árticas. (nosotros éramos tan guapos como Anita y Marcello)
Y por supuesto, me acordé también de otras breves tardes compartidas desde que llegó a la ciudad.
Ahora cuelgo de la certeza de que nada ocurrirá en estos últimos días del año.
sueños de noches árticas, sueños de noches árticas