Aprendí muchas cosas, a esperar en silencio, a escuchar con atención, estar alerta al presente y ser paciente.
Todo ello mientras esperaba que ocurriera algo y entonces saltar sobre ello, acechando.
Esperando las circunstancias precisas…
Solo para descubrir que el mundo estaba esperando que yo moviera.
Por que aunque puedes ver la vida desde una atalaya en realidad la vida es para experimentarla y gozar de sus sabores agridulces.
Ahora hay que olvidar bastante más y solo atreverse a accionar para que el mundo reaccione en consecuencia