Autor:
eliradcliffe Fandom: La premonición
Claim: Anne/Adrian, Anne/Luke
Tabla: Link
Tema: #2 - Falling Down
Título: Cayendo
Palabras: 964
Notas: Forma parte de la tabla Muse de la comunidad
menteoriginal .
Anne empezó a caer en el mismo instante en que sus ojos hicieron contacto con los de Luke. Fue como una maldición. Un castigo por haber cometido un grave error que ella no recordaba haber cometido. Aun así estaba segura de haber hecho algo malo porque si no, no habría razón alguna para que la castigaran. Para que la hicieran sufrir de aquella manera.
Anne también sabia que nadie iba a salvarla de esa caída. Solo una persona era capaz de hacerlo pero la odiaba con tal intensidad que le dolía. Así que ella solo estaba esperando que todo ese asunto de caer, de ser empujada por el aire y atraída por la gravedad hacia los duros y fríos brazos de la tierra terminara pronto. Realmente lo deseaba.
Porque una persona con el corazón tan destrozado como ella lo tenia, no debía, o mas bien, no podía permanecer de pie. Tenia que caer, punto.
Y ella lo hizo esa noche.
Por fin, después de sentir como la velocidad de su caída se volvía más lenta, y después de quedar suspendida en el aire algunas veces, sintió el duro golpe de la tierra en su espalda. Y también sintió sus brazos -los de la tierra- envolviéndola para no dejarla escapar.
Luke estaba en el pasillo que llevaba a su habitación -a la de ella, porque él no vivía allí. Es mas, ella no comprendía qué hacía él allí-, ataviado con sus ropas negras, con su exagerada belleza resplandeciendo como las estrellas en el cielo… besándose con Camille. Con su mejor amiga -después de Edna, por supuesto-.
“Genial”, fue lo que pensó Anne. “Este era el golpe que necesitaba. El hombre que amo me odia a muerte y está enamorado de mi mejor amiga. Esto es simplemente genial”.
No lloró, solo disfrutó la sensación que le provocó el golpe. Solo los miró como si nada estuviera pasando y solo caminó por el pasillo, pasando por su lado y cuidando de no chocar con él, mostrando una calma que en realidad no sentía.
Salió de la Casa Amarilla con la misma actitud y se dirigió al bosque. Mientras caminaba, se quitó la tunica blanca que llevaba y la dejó caer al suelo. También se quitó la cadenita plateada que le había regalado Cecil y que servia para ocultar su condición de terrana y la lanzó lejos, para no encontrarla en caso de que se acobardara de lo que iba a hacer.
Escuchó el ruido de pisadas detrás de ella y se dio la vuelta para recibir a quien se acercaba. Sabía quien era. Y también sabía la razón por la que estaba allí: quería ser él quien le diera el golpe final. Más bien, en este caso, el que la lanzara a los brazos de la muerte. Y también sabía que lo iba a disfrutar. Ambos iban a hacerlo.
-Anne- le dijo con calma, como si ella estuviese armada y le apuntara la cabeza a un rehén con el arma.
Esto, en otro momento, la hubiese sorprendido. Luke nunca se mostró tan calmado delante de ella. Más bien era un poco agresivo. Pero de todas formas, no le dio mucha importancia a este hecho. Los malos siempre se disfrazan de buenos para capturar a sus presas. - ¿Qué se supone que estas haciendo?
Ella le sonrío.
-Caer.
-Anne, ¿Dónde está el collar?
Le preguntó, notablemente asustado y alarmado. El frió -y aparentemente sin emociones- Luke tenía miedo. A ella eso le gustó.
-No lo se.
Para esos momentos, su voz había tomado un alarmante tono desquiciado. Pero su sonrisa no desaparecía de su rostro. Tampoco cambiaba.
-Anne…
-Yo te quiero, Luke- le dijo, impasible. Como si su amor no significara nada. Como si amarlo a él no significara nada. -Te quiero como nunca he querido a nadie, pero tú nunca te diste cuenta.
Su voz salió trémula, fruto del incesante llanto que ella trataba de contener.
-Así que le estoy poniendo fin a este sentimiento. A mi no me hace bien quererte, y tu tampoco quieres que lo haga. Así que no vale la pena que siga aquí- se apuntó el pecho con el índice derecho.
-Anne… por favor, no hagas esto.
Ella miró hacia atrás, y la falsa sonrisa que adornaba su rostro desapareció.
-Demasiado tarde. Ya encontré lo que estaba buscando. Ya encontré el remedio de este mal.
Y salió corriendo rumbo a la persona que había llegado. Luke la siguió pero no se acercó demasiado. Sabía lo que iba a pasar y sabía de antemano quien había sido la persona que había llegado.
Como un cobarde, y sintiéndose el ser mas miserable del mundo por lo que estaba haciendo -o mas bien por lo que no estaba haciendo-, se escondió detrás de un árbol y solo miró como el recién llegado acorralaba a Anne entre un árbol y su cuerpo y como la besaba. Creyó ver que Anne miraba hacia donde él estaba pero llegó a la conclusión de que lo había imaginado. Sería mejor para él si pensaba eso.
Cuando Anne empezó a retorcerse de dolor entre los brazos del encapuchado, él apartó la vista, sabiendo que no iba a soportar ver como la vida le era robada a través de ese beso. Al final huyó. Se desapareció del bosque y se apareció en su casa con solo pensarlo. Se derrumbó inmediatamente sintió el suelo bajo sus pies.
Él había podido salvarla y no lo había hecho. Sus miedos y sus prejuicios habían sido más importantes -y más grandes- que su amor por ella. Y por eso estaba sufriendo. Por ese acto de cobardía tendría que sufrir los cientos de años que le quedaran de vida. Porque el recuerdo de Anne, él estaba seguro, de que lo acompañaría hasta la tumba.