(no subject)

Jan 26, 2008 18:22

Aprovecho a decirte que si no pasas por fandom_insano como voy a hacerlo apenas me den las bonitas ganas de crear un header, una maldición caerá en tu vida. Te quitarán el helado! AY!

Fandom: Buffy, the Vampire Slayer
Personaje: Buffy Summers
Rating: PG-13
Desafío: 001.Doble Chocolate. Tabla
Claquetas en alto: Los personajes fueron creados por Joss y su equipo (los duendes con colmillos de sus sueños) Él dijo que lo hizo para que estén en nuestras vidas, yo solo le hago caso.

Post-Chosen, durante los primeros meses en Roma. ¿Qué pasa si Giles le quita a Buffy los días de compras y deja ir a Faith de vacaciones? Mis amigos dirían que acabo de escribir entre medio de esto UST Buffy/Faith ¿qué puedo decir? Si no tengo a Spike ¿con quién esperás que me divierta?

La Boca del Infierno está cerrada y Roma no tiene bidet de maldad. Tiene fuentes, pero Buffy cree poder lidiar con ellas. Algún día le dedicará más atención cuando las tardes de compras se vean lo suficientemente aburridas y las malteadas enormes le caigan mal. Dawn no lo cree posible, “Jamás” y dobla sus dedos, una pequeña cruz sobre los labios en forma de promesa. Para Dawn nada de snacks salados y refrescos, ella se ha ingeniado cómo conseguir malteadas enormes en Roma. Buffy no deja de asombrarle todo lo que ella puede conseguir si se lo propone, pero pese a las constantes teorías sobre lo nutritivo y revitalizarte del chocolate para los largos paseos de compras; las infinitas conjeturas sobre su preparación y las posibles combinaciones de galletas; ella ha aprendido que lo “posible” y los “jamás” son simplemente palabras picando sobre el aire.

No más duchas sin su crema enjuague de trigo que reafirma el pelo, no más productos que contengan la fórmula "no más lagrimas", no más noches sin aceites para el cuerpo; ahora son horas de litros de jojoba por la piel con toallas amplias de hilos suaves. Sunnydale se ha ido y se ha llevado con ella los cereales redondos de colores, bordó, amarillo y verde. No más hipopótamos rosados que le miran mientras desayuna por largos años. “Años”, la palabra cosquillea en sus brazos, ella cree poder acostumbrarse a esto. Cree ver demasiadas cosas ahora, golpeando, moviéndose y dando pequeñas vueltas a su alrededor, por debajo de su pecho disparando chispas en su estómago. Ella siente que está comenzando a llenárse de una forma diferente.

Sin bombas de azúcar.



-Este mes, sea lo que sea que no venga en bolsas pequeñas con moños, Buffy está fuera de ello, Giles -pero no bastó.

Cuando él se apoya sobre su cómoda, sobre todas las cómodas que recuerda, la vida le parece más maligna. La vida y especialmente la suya. Bastante arruinada, bastante fuera de control; como entrar a una peluquería y sentir su cabeza acechada por cientos de monstruosos ojos que le gritan “te ves fatal”, “fatal” mientras rotulan con grandes cintas rojas de “no aceptable” a su pelo sin ampollas nutritivas. Giles se apoya sobre sus cómodas y se siente despeinada.

El vidrio de sus lentes chispea con el reflejo del ventanal y ese brillo debería marcarle como diabólico en sus libros apolillados y eternos. Él deja salir todo su arsenal de poder y ella le deja improvisar, si "improvisar" fuese decir lo mismo que solía decir hace años atrás y “decir lo mismo” no fuese aterrador de oír.

Mirada adulta de quien ha recorrido el camino cientos de veces antes que tú, de inteligencia que sabe exactamente cuándo y por dónde y no se equivoca; pero ella sabe que lo ha hecho y aún así, siempre le parece que lleva ojos de que no puede suceder. Acento ingles, pasivo, voz persuasiva que le suena sobre música clásica. Igual a aquella tonada del alhajero que Dawn le ha regalado en su último cumpleaños, la única que conoce y la única que hizo que todos alcanzaran aquel interesante estado sordo por dos días. Diabólica insistencia inglesa, trucos con palabras cordiales, el pequeño golpe en su ego; todo ello sonándole oníricamente. Deben de ser sus puntos buenos y aburridos, y tal vez deba empujarlo de su cómoda.

¡Hey! Ella puede hacer eso.

Pero ella no lo hará, por supuesto.

Giles no se mueve y parece que algo le ha succionado las palabras al fin. Por un momento, cree verse sonreírse a sí misma, correrlo de su cuarto y saltar sobre la cama, salta tan alto como pueda, tocar el techo y coronarse como la reina del baile. Luego, cuando lo mira, la sensación que le provoca es muchísimo peor. Su silencio es tal que su propio cuarto ha pasado a ser un sitio en donde derrumbar una pared le suena renovador y decorativo. Ella necesita algo más para explicar su "no", algo de sentido en una excusa. Ella necesita que alguien hable, por dios.

-Giles, los cupones de descuento son quienes me necesitan este fin de semana ¡el mundo del cuero necesita que Buffy le salve! “Buffy” y “el demonio del cuerno” ¿entiendes?

Sus ojos estallan detrás de sus lentes, protesta por dentro, se lo deja para sí. Bien, ella acaba de confirmar lo mucho que ha perdido su poder de convicción y tal vez, el humor; pero él sabe que no hace falta que le diga, porque ella sabe, quizás más de lo que ella quiso saber; quizás menos de lo que él quiso que supiera. Sólo que hay días de bolsitas arrugadas al borde de la mesa, tardes de ceremonias de té, verde, manzana y limón; días en donde le gustaría oírle sacar fuera todo aquello que apresa por alguna parte.

Se quita los lentes, previsible, su reforzada mirada hacia el suelo, y la palabra abatido parece tener un significado nuevo ahora.

Él no puede entender esto.

Y ella tampoco sabe como explicarlo.

Aún tiene la mirada hacia abajo en su queja bastante evidente que le hace sentir una niña otra vez. Le recuerda al Giles de parpados pesados en la biblioteca de la escuela apilando libros que ella nunca leerá. Aún hay noches de párpados bajos, eneros que huelen a hojas finas y aceradas, traumas de los que le culpa, culpas que dicen más de lo que ella quisiera. Giles no habla pero cree que está a punto de decirle "hay un demonio fuera Buffy, intentando terminar con el mundo, sospecho que la banda del Bronze no le ha llegado una premonición", despacio, apenas audible, su pregunta es la última estrofa de una canción final "¿no crees?" Son aquellas de las que no puede enojarse, pero aún así lo hace porque su sábado está reducido a pedacitos de papel otra vez. Giles, respira hondo, a veces le hace sentir una niña y sólo después, tener cientos de años y comportarse como una.

-Dos días -su fundamento malo al fin y su excusa suficiente para negarse, pero su peso cansado sobre sus brazos hace que sus manos aferradas a la madera comiencen a parecerle más arrugadas. Ninguna queja puede funcionar de esa forma tan fatal.

Le oye decir que el sitio está a algunas millas de allí, pasando dos cruces, justo después de un gran Hotel de piedras, Hotel en donde definitivamente, no se quedará. Que quisiera ir él pero debe traducir, “¿traducir?” murmura algo que no sabe, impronunciable, lo olvida. Dice que es un nuevo grupo de Inglaterra y eso le costará olvidarlo; más y más, que sólo son cinco, que las han reclutado hace unas semanas, que sus oídos sangraran si no se detiene, hasta que le mira, largo; él dice que ellas necesitan ser guiadas esta noche.

“Guiar” Giles. Se remueve por su cuarto hacia el ventanal, rodea la cama y es posible que si estuviera abierto le encantaría probar un salto. No sabe, es sólo “guiar”. Una palabra pequeña en un mundo de miles de palabras grandes y largas, una palabra y miles de significados en una.

Cuando él le sorprendió en la puerta de su casa y llenó su living de adolescentes perdidas y temerosas, le resultó incómodo tener que explicarse, le resultó terrible; pero no recuerda alguna vez resultarle mejor así que lo vio como aquello nuevo que no resultará de cualquier forma. Cuando alcanzó algo de tiempo en sus horas de consejera dentro de la escuela, todo el tiempo de su turno, ella logró verlo de golpe. Girando en su silla con el lapicero sobre su frente, ella vio dentro de esas niñas cazadoras, el Apocalipsis, la diferencia entre fuerza y poder; esto era un lapicero que giraba y ella debía sostener lleno de muchas lapiceras nuevas. Para cuando llegó a casa su baño era público y comenzó a faltar su crema enjuague de manzanas y su jabón vegetal de duraznos. Guiar llegó cuando apenas comenzaba a ordenar su propia vida otra vez y ya era bastante difícil como para decirles cómo hacerlo. Le llevó a pensar que tan mal sería encargarse, ella sin nadie más; pero para cuando apenas comenzaba a considerarlo recibió aquella visión del infierno y le hizo ver que sola no moriría de todos modos. Guiar hizo que su hermana le echara de su casa, que sus amigos dejaran de confiar en que ella podría lograrlo. Y luego, aquella clase de gloria.

-Guiar no era exactamente el plan para este mes -lo dice bajo, mirando hacia los edificios de la calle. Lo dice para sí pero solo ellos dos están allí dentro. Abajo las personas cruzan entre medio de una congestión de autos, parece que un semáforo se ha dañado, es una de esas películas mudas pero a color; el silencio es tan fuerte que cree que su susurro se ha escuchado tres pisos más arriba.

-Lo sé -contesta, tan callado como su cuarto.

-Eso no alcanza, y no vuelvas a decir que lo sabes -se aleja de la ventana, son pocos pisos para llegar a la calle pero se han duplicado en un instante.

-Buffy -hace una pausa, y si llevará una taza de té en su mano ella podría afirmar que él estaría removiéndolo-, quisiera que alguien pudiera ir en tu lugar. Sé que estás haciendo un gran esfuerzo por acomodarte aquí en Roma, sé que una misión ahora no es lo que necesitas incorporar en tu vida- y su tono dice que sus días de "has salvado el mundo, vete de compras" lejos de su consejo de hoteles indefinidos y charlas eternas de vampiros que cada vez le suenan menos ciertas, no corre más.

Aún puede ser reina del baile y el mundo estar allí para aplaudirle. Giles parpadea y no está segura si lo ha dicho en voz alta. -Faith, ¡ella puede llevarlas!

-Ella está fuera -susurra.

-Ella siempre está fuera Giles, divirtiéndose o inventando nuevas formas de copiar la tarea que otros harán -encara una ceja pero no le contesta y no sabe si eso le irrita más porque no tiene una respuesta justa, o porque no existe una. Se pone los lentes y ella nunca será reina del baile, resopla para sí, a veces ella cree que hay momentos en que aún le gustaría golpear a Faith. Y a quién le importa ser reina del baile si puede golpearle.

-Ella -toma aire, y no está segura si quiere oír lo que sigue-, ella me ha preguntado qué tanta falta haría ahora si tomara un pequeño retiro en Los Ángeles -se levanta de la cómoda-. Preguntar es una forma de decir, para ser sincero conmigo, ella traía el boleto en su mano.

-¿Qué? Y tengo suponer a eso, que le has dicho “no” y se ha ido de todas formas -sus ojos se abren.

-Nosotros tendremos bastante trabajo que hacer aquí, entrenamientos y búsquedas de las cuales aún no estoy muy seguro de cómo tomar; pero ella si se destaca en algo no es en la palabra "enseñar" exactamente -piensa- aún no estoy seguro en qué palabra se destaca, pero -duda, le mira-, yo creí que necesitaba irse de aquí por un tiempo.

¡Oh Dios! Tiene que ser una pésima broma. Los Ángeles Giles ¡Los Angeles! De todos los sitios en donde podría perderse, escoge Los Ángeles. Debe de ser una broma, pero está tan segura que no lo es porque Faith es quien justamente ama hacer este tipo de cosas. Ella debe de estar riéndose en este momento, ella debe estar estallando en llantos justo ahora ¡ella está rodando en el suelo! Ambas saben que su primera parada será el sitio donde Ángel esté, es por eso que no ha venido a decírselo. Ella quería que se enterará de esta forma, oh claro, que tonta es ¡ella no puede quejarse por esto con Giles! Puede verle sentada en su escritorio "Quiso quedarse, pero he venido yo ¿no vas a darme un abrazo, Ángel?" Ah, sus pies se retuercen entre las medias.

-¡Ella siempre está largándose de alguna parte sin sentido! -su cuello se estira, es una clase de alergia-. Se quejará, mañana estará largándose de otra parte después de esta parte y es posible que de esa parte ya se haya largado, Giles.

Es estúpido lo que hace, es totalmente estúpido, es la estupidez con forma física. Si tomara algún diccionario de la biblioteca y buscase esa palabra, la cara de Faith estaría allí debajo ¡sonriendo por estar dentro del diccionario y ella no!

Giles piensa, largo, eso no le gusta.

-Tu misma necesitas un descanso ¿no es lo qué intentabas decirme solo hace un momento?

-¿Hola? Bienvenido a Roma, pase y vea -sacude sus manos-, un mes y arme su maleta. Vuelva pronto pero no tiene que volver si no le gusta -niega-, buen viaje, olvide todo, de ser posible todo eso que ha venido hacer aquí y el motivo del que se va -cree que su sangre hace burbujas dentro de sus brazos.

-Creí que te alegraría que estuviera fuera -abre los ojos, una sorpresa exagerada-, creo que no acerté.

-Es estúpido -sentencia-, lo que hace, es completamente estúpido. No pudo al menos armar una buena razón para dar, no te ha dado una y ¡le has dejado ir sin más! -y no entiende que hace Giles arrinconado contra la puerta, se aleja, murmura y mastica las palabras entre los dientes-. Si la estupidez estuviera aquí, se sentiría ofendida.

-Oh dios Buffy, tú puedes ir a algún sitio si lo deseas, bueno, luego del fin de semana -es casi una pequeña sonrisa que no llega a nacer-, puedes ir y descansar el resto del mes si así lo quieres. En cuanto a Faith, llamará cuando se establezca.

Oh sí, por supuesto "¡Los Ángeles está ardiendo B! No sé por qué no vienes, hasta Ángel parece llevar un bronceado. Tengo que irme, ¡hay que reinaugurar el marcador de vampiros!” muchas gracias, Giles. Y no, ella quiere quedarse, pero es absurdo intentar explicarle que no quiere irse a alguna parte. No es que la esté pasando mal con tanta moda y todas esas toallas de hilos suaves que ha conseguido en la nueva tienda del centro; ella ha logrado cambiar su forma de desayunar, ha alcanzado que en sus jeans oscuros se fije el buen perfume de la crema de enjuague; ella hasta ha conseguido diferenciar el olor entre tres tipos distintos de flores. Está bien aquí por ahora, probando cómo se sienten las calles de Roma debajo de sus pies y sus zapatos están contentos ¡sus zapatos sonríen y dan gritos de felicidad! ¿Acaso nadie puede entender el simple hecho de que siempre ha querido irse y nunca ha podido?

-Y atragantarme con bombas de azúcar. Giles, ella ni siquiera conoce esa palabra, ni siquiera estamos seguros si sabe cómo usar un teléfono -le da la espalda, se acerca al ventanal. Abajo alguien se ha puesto a dirigir el tránsito.

-Regresará, Buffy. Yo prometo que no tendrás que lidiar con todos los entrenamientos que vendrán sola -ojea su reloj, cruzará la puerta antes de que ella pueda objetar algo, su voz continua sonando desde el pasillo-. Les daré las coordenadas al grupo de salida, creo poder graficar cómo son los Kumh-maskas en un pequeño plano de bolsillo.

Se siente más vieja.

-Es posible que regrese solo para decir que se largará -lo dice para sí, y ¿por qué toda la gente a su alrededor quiere marcharse?-. Te lo digo, estúpido.

Estúpido Giles. Estúpida Faith.

* * * *



Suena Bobby Darin, "Why Must I Be A Teenager In Love"

tv: btvs, t: helados, fanfiction: el fanfic es gasolina

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