Serie: Mafia I (Glee)
Observando a Kurt sentado frente a él en la mesa de la cocina, deseó golpearse al ver las ojeras cubiertas con maquillaje y el gesto hundido de sus hombros. Derrotado.
-¿Por qué no me habías dicho nada? -preguntó Burt, dejándose caer sobre la silla sin quitarle la vista de encima al chico que lucía como su hijo pero que distaba un montón de cómo era realmente. No había querido presionarlo sobre qué le ocurría, pero en este punto, se culpaba no haber intentado hablarlo antes.
-¿Qué se suponía que dijera? “Papá, bueno, hay un chico en la escuela que me hace bullying, ¿por qué no haces algo al respecto? ¿Quizá Johnny o José puedan encargarse?”
Con un gesto de dolor por un momento, supo lo alterado que se debía sentir Kurt para hacer mención de su otro trabajo, cuando el muchacho nunca aludía su existencia. En eso era como Elizabeth, quien podía haberlo amado mucho, pero nunca se inmiscuyó en su otra vida más que para asegurarse de que no le pasara nada y cuidarlo cuando no era así.
Y sabía que hoy día, al amenazar al chico Karofsky, había dejado ver a Kurt que estaba dispuesto a cualquier cosa con tal de garantizar su seguridad, incluso volar parte de su tapadera.
-Kurt -suspiró Burt quitándose la gorra y dejándola sobre la mesa, antes de apretar el seguro de la correa de la pistola que siempre traía disimulada en un costado (¿y no era un milagro que al oír “Amenazó con matarme” no la hubiera sacado sin siquiera pensarlo? Kurt y Carole eran mejores influencias de lo que se daban mérito)-. Nunca dejaría que algo malo te pasara si puedo evitarlo. Y no, no lo digo como mafioso ni nada, sino como papá -agregó al ver el gesto de reclamo de su hijo-. Nunca permitiría que ese bully se acercara a ti otra vez. Nunca dejaría que nadie se acercara a ti con esas intenciones.
-Pero no puedes estar cuidándome o vigilándome-lo que sea, todo el tiempo -refutó Kurt, retorciendo los dedos bajo la mesa.
-Sí puedo, y si me dejaras lo haría sin dudar en ningún momento. Llamo a Johnny o Nick y meterlos en McKinley es pan comido…
-Las escuelas públicas no funcionan así. Si alguien que no fueran mis amigos me defendieran sería tan evidente. No… no es necesario que te pongas en riesgo -murmuró apretando un puño. Soltando una sonrisa trémula, agregó:- Y si consideras que la Entrenadora Sylvester probablemente expulsará a Karofsky, el resto no se atreverá a hacerme algo.
-Si mañana la reunión con Sylvester va bien, lo dejaremos ahí.
-Gracias, papá…
-Pero si las cosas se salen de la línea un milímetro, Kurt. Yo me encargaré de todo, ¿entendido? -interrumpió, apuntándolo, dejando en claro su límite.
-Entendido -sonrió por un instante Kurt, cruzando los dedos de que todo saldría bien… no quería tener que cuidar de otro de los chicos de Burt, menos aún, simular que era su compañero de escuela.
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