Memorias veladas [DFF]
Disclaimer: Dissidia Final Fantasy no me pertenece.
Personajes: Warrior of Light, Garland
Género: Drama
Clasificación: PG / T
Advertencias: Algo de spoilers, no la gran cosa.
Palabras: 444
Beta: ter_killer ♥ (te lo dedico a vos, princesa) <3
Nota: El fic puede situarse en los conflictos anteriores a Dissidia y a Dissidia 012. Por otra parte, no tengo excusas para emparejar a estos dos. Culpo a la internet y particularmente a Pixiv por ello. Finalmente, este drabble está basado en una secuencia de imágenes que encontré en esa misma página.
Sin nada más que agregar, he aquí el fic.
Con la poca fuerza que le quedaba, clavó su reluciente espada en el pecho de su enemigo, atravesando su armadura metálica y sintiendo cómo su arma le rasgaba las entrañas. Al tumbado sobre el suelo sólo le esperaba una muerte pronta.
Había acabado. Todo había terminado. Su enemigo había sido liquidado con sus propias manos, con el fin de defender el balance y el bienestar del mundo conocido. Había cumplido con su trabajo.
Entonces, ¿por qué las lágrimas rezumaban a borbotones de los claros ojos del Guerrero de la Luz? Se quitó el casco que comenzaba a molestarle y cuando lo tuvo bajo un brazo, usó su mano libre para limpiarse el rostro. A pesar de que el caballero se esforzó por contenerse, no pudo parar de llorar. No tardó mucho más en empezar a dejar escapar suaves gemidos.
No se explicaba por qué todo esto le estaba ocurriendo. Se suponía que se encontraría, quizás no feliz, dado que acababa de cometer un asesinato; mas sí satisfecho por haber cumplido con la súplica de la diosa a la que servía con inflexible coraje. Creyó, entonces, que todo se debía a las memorias que no podía recobrar, pero que sin embargo, parecían estar latentes.
De no ser así, ¿por qué se hallaría llorando por Garland?
Al poco tiempo sus rodillas debilitadas no lo aguantaron más y cedieron bajo su propio peso, lo que resultó en el Guerrero de la Luz postrándose al lado de su enemigo agonizante, quien respiraba sus últimos momentos con lentitud. Éste giró su cabeza y abrió sus luminosos ojos dorados. Levantó la mano que tenía más próxima al caballero de azul y la posó sobre su rostro, en una caricia suave y débil. Ante la sorpresa de su acompañante y el ver los ojos del muchacho ensancharse, Garland dejó escapar una risa pesada, mezclada con un suspiro. Se guardó un comentario sobre cómo esa era la primera vez que lo veía llorar así: no valía la pena, a esa altura de la situación, fastidiar con las memorias del caballero y dejarlo más confundido de lo que ya estaba.
A diferencia del más joven, él sabía que no estaba muriendo verdaderamente. Todo se trataba de un paso más en el interminable ciclo de conflictos que los dioses habían estado llevando a cabo desde hacía tiempos inmemorables.
Las miradas de ambos se toparon por última vez, antes de que los ojos del mayor se apagaran en la oscuridad de su casco. Allí fue cuando, sin saber por qué, el Guerrero de la Luz se tiró sobre el cadáver de su enemigo a llorar sin contención alguna, buscando una respuesta en aquellas memorias veladas.