(De nuevo para Bi, pero esta vez bien -diálogo en inglés porque kinks you know-)
La parsimonia y el cuidado con el que Toris estaba removiendo su café (ah, el aroma cargado) fue vilmente atacada cuando, en un espasmo, derramó no sólo parte del contenido de la taza en su regazo, sino que también escupió el poco de ese líquido negro que acababa de llevarse a la boca.
-Hey, good boy! -La animadísima voz de Alfred llenó la habitación casi con un eco. Había aparecido sin camiseta y vistiendo una especie de calzoncillos slip con la bandera de su país fielmente grabada, unas perneras con flecos y unas botas de montar-. I wannabe the cowboy and you my horse, what if I ride you a little bit!
Oh, también llevaba un sombrero de cowboy.
Y una cara de borracho que no podía con ella. Apenas eran las tres de la tarde.
-W-WHAT. WHAT. -Toris no supo ni cómo reaccionar, se quedó embobado con la boca abierta y los ojos fuera de sus órbitas.
-Oh, c'mon! Let's fuck tonight!!
-... How did I... end up like... this? -se preguntó Lituania. Y fue lo único que pudo decir, pues Estados Unidos estaba atendiendo unos asuntos de vital importancia política y eso le hacía gemir incontroladamente, tapándose los ojos con una mano (no quería ver, no quería ser consciente de la tremenda asquerosidad que estaba teniendo lugar entre sus piernas).
-Sweet Jesus, Lithuania, you have the perfect butthole -dijo su compañero, inmerso profundamente en el sexo-. It makes me feel like I'm drunk! Even now it's like you are still a virgin, whoa!
No, ya no era virgen. Tal vez lo había sido durante el primer polvo (donde sí había habido un riding), pero ahora definitivamente no lo era.
-Plea... mistah... Ame... -balbuceó Toris, separando dos dedos lo justo para ver su silueta encima. Y aunque lo que estaba haciendo era desagradable (lo era. ¡LO ERA!), esa silueta le pareció atractiva. Se estremeció y se mordisqueó el labio, soltando un pequeño lamento.
Le dejó sin aliento el peso de Estados Unidos cuando el joven se dejó caer sobre él en un pequeño cambio de postura. Su piel se adhirió a la de Alfred y resbaló a causa del sudor y sus ajetreadas respiraciones. Apretó los dientes y colocó las manos en sus hombros y después sobre sus escápulas. El ambiente estaba cargado y hacía calor, sobre todo en el pequeño espacio de aire que había entre las caras de los dos.
Ya no dolía. Desde hacía un buen rato. Aún así, Lituania se sentía mal.
-OH, GOD! -exclamó, echando la cabeza hacia atrás-. Lord...
Alfred le estaba mordiendo el lóbulo de la oreja. Se lo estaba mordiendo. Le tiró del pelo sin miramientos, sonrojándose como nunca.
Él, sorprendido, lo miró y después esbozó una sonrisa maliciosa.
-Looks like I've found your weak point, ain't I? -le guiñó un ojo, muy descaradamente. Toris deseó morirse.
-Please, sir, don't look at me like this -Le quitó las gafas, por si eso hacía algo. Sólo consiguió que estrechara los ojos y parpadeara un poco.
-Put them on, Lithuania! -bramó Estados Unidos, deteniéndose un momento para ponérselas él mismo-. Oh, cool.
Toris apartó ligeramente la cara de una repentina caricia en la mejilla. Respiró hondo al notar algo de aire fresco: Alfred se estaba incorporando y le estaba cogiendo una pierna, levantándola. El rectángulo de las gafas le dificultaba la visión, pero no demasiado.
Un grito seco salió de sus labios al recibir una embestida ruda por parte de Estados Unidos. Fue la primera de muchas, acompañadas de movimientos rápidos y contundentes. Tensó el estómago y apretó los dientes, aguantándolos (no podía decir que los aguantara sin gusto porque, demonios, no podía).
-Goddammit, Toris, don't cha look hot or what! -exclamó Alfred, preso de una repentina pasión que lo llevó a darle un sonoro beso en los labios (y era el primero de la noche) y después a sujetarle el miembro y frotárselo con tanta fuerza que casi le estaba haciendo daño-. My... cock is gonna explode!
Avergonzado, Lituania tragó saliva y se revolvió el pelo, apartándose el flequillo.
-Sir, you are embarrassing me -murmuró, masticando su labio inferior para evitar que un gemidito lastimero bailara fuera de su boca-. Don't do...
Alfred se la metió hasta el fondo y un sonido mundano nació de su garganta.
-Don't what? -Una sonrisa triunfante.
-...Don't stop...
El café estaba ya frío y una hoja se había caído de un árbol cercano hasta caer de mala manera dentro de él. Toris ni siquiera se enteró, ya que su cabeza descansaba lastimeramente sobre la mesa del jardín y estaba vuelta hacia el lado contrario, con la mirada perdida y los ojos llorosos porque no podía sentirse tan estúpido.
-Where is my mind -susurró, con un quejidito.