Y nos bajamos de esta locura ^^
5 - ¡Nada de Fiestas!:
Sin embargo, ahí estaba.
Todo el mundo en el Décimo Escuadrón de fiesta.
Shinigamis, Vizards, Espadas, Tenientes y Capitanes. Incluído de paso un Shinigami Sustituto.
Hitsugaya suelta un bufido y se sienta, mientras observa como ese tal Hirako está hasta la coronilla de sake, Ikkaku y su exuberante Teniente hacen competencia de aguante entre otras cosas.
Pero ni un solo rastro de él.
-¡Y va, y va! ¡Tequila, limón y sal, yeah!!
-¡Hirako vuelve para acá maldito desgraciado!!
A Shinji no le hace mucha gracia normalmente que le llamen desgraciado, pero ya saben, milagros del alcohol.
Aunque...
-Tsk... Últimamente los otros vizards de aquí y allá se están comportando como líderes y es muy incómodo...
¿Es que acaso no hay algo con más... Amor?
Sí. Hirako Shinji había dicho amor. Otro efecto del alcohol.
-Ah...
Ve que un shinigami cualquiera está tranquilamente bebiendo un poco de sake mientras lee un libro, en la serenidad de la noche en el jardín.
Se acerca con una mirada curiosa y, sonriendo, se le acerca.
-Oye, niño... ¿Por qué lees en un lugar así?
-¿Ah?
El otro se da vuelta y con una gran parsimonia, contesta luego de un rato.
-Estoy leyendo sobre el Mundo Humano, algo llamado las ruinas de Olimpia.
-¿Eh...?- Hirako intenta que su cerebro capte lo que le dice el chico y con algo de esfuerzo lo logra.
-Éste era un estadio en la Edad Antigua y existía un festival que se llamaba Olimpíada.
El rubio lo miró con interés, había leído algo de eso en uno de los trabajos de Ichigo y le gustaba la idea.
-Con él se detenían las guerras y los jóvenes se afanaban en el deporte.
-Oye... Lo siento niño pero no me intere...
-También... ¿Lo sabías? Sólo podían participar los hombres y tenían que estar desnudos...
El joven se quedó hablando solo. En un segundo el Vizard volvió a la fiesta gritando y bebiendo de un trago una gran jarra de sake.
-¡Oigan todos!! ¡Hagamos las Olimpíadas, las Olimpíadas!!
Entre todo el bullicio normal en la fiesta, en cuanto mencionó ese evento todo se elevó. Los gritos, la bebida y la fiesta en sí.
Shinji sin dudar ni un segundo, se desnudó y empezó a corretear.
Un grito se escuchó de fondo que hizo que se detuviera y viera quién había gritado.
-¿¡Pe-Pero, por qué estás así!?
Al poder enfocar su vista, reconoció al amigo Quincy de Ichigo, Ishida.
-¡Ishida, tú eres el que tiene que ubicarse!! ¡Son las Olimpíadas!
El pobre no sabe donde meterse mientras un MUY ebrio Hirako se le acerca murmurando algo así como un '¿Por qué se necesitaría ropa en un evento sagrado...?'
-Ah, eh...
-Vamos quítate la ropa ¡Sí que te gusta causar problemas!
Sin esperar respuesta, éste empieza a abrirle el kurogi.
-¡ALTO! ¡PERVERTIDO!! ¡NO ME DESNUDES!! ¡DETENTE!!
-¡Ajajajaja!! ¡No estás tan mal, eh!!
Una sonrisa pervertida se notaba en la cara del 'abusador' dejando relucir su piercing cuando un golpe de reiatsu hace que los dos se giren.
-No quiero que me muestren algo tan pervertido.
Es el Capitán del Décimo Escuadrón.
En unos minutos, Hiyori aparece moliéndolo a chancletazos siendo llevado fuera de la fiesta con la ropa tapándole su entrepierna mientras se quejaba de que eran las Olimpíadas.
-¡El hoy es hoy y el Mundo Humano es el Mundo Humano, imbécil!!
Suelta un suspiro y sigue buscando a su koi, ubicándolo mejor al sentir su reiatsu.
...
-Ah... En los jardines se está más tranquilo ¿Verdad?
-Así es...
Ambos, sentados bajo un árbol de cerezo en flor, mirando la luna.
-Tōshirō, la verdad quería disculparme por lo de hace unas semanas, ya sabes mi situación actual y con mucha sinceridad te digo... ¿Me estás escuchando?
-¿Eh?
Hitsugaya lo mira, deteniéndose en su recolección de pétalos de cerezo.
-¡Mocoso de la tundra! ¡No me ignores cuando me sincero!!
-¿Y quién ha dicho que te ignoro?
-¡Estás recogiendo flores como una colegiala enamorada!
-¡No me digas así, pequeño humano!!- Grita el pequeño Capitán agitando los brazos energéticamente.
-Ah... ¿Acaso tú...?
Su habitual rostro serio ahora mostraba sorpresa y un gran carmín.
-Ku-Kuchiki e Inoue...
Niega con la cabeza y lo mira.
-Nunca cambiarás ¿Eh?
-Ni tú, Kurosaki.
Se acomoda en su pecho y miran el cielo.
-Oh bueno, al fin solos... Tranquilos...
-Sin que nadie nos mire.
Se escucha un gran alboroto, en el jardín está una Matsumoto casi tan ebria como Hirako gritando:
-¡Oh Romeo, Romeo, dónde estás que no te veo!!