Título: El Largo Viaje de Regreso.
Fandom: Mass Effect
Personajes: Shepard, EDI.
Advertencia: Aventura post ME3, así que hay spoilers a cascoporro.
Notas: Capítulo 3. Normandía.
Habían vuelto a actualizar la Normandía.
Allí estaba, aparentemente igual que siempre pero con un reluciente “Normandía - SR3” grabado en el casco, que en vez de blanco y negro ahora era blanco y azul.
Shepard no podía dejar de mirarla. La que había sido su hogar durante tanto tiempo, y que volvería a serlo a partir de ahora. Su Normandía. Nueva, brillante, reluciente, preciosa. Si Kaidan y Joker supieran los sentimientos que tenía por su nave, ambos se pondrían celosos…
Había vivido tanto en esa nave… Todo había empezado con la Normandía. Si no hubiese existido, jamás hubieran podido colarse en Eden Prime durante el ataque geth de Saren y tal vez no hubieran sido capaces de detener a los segadores. En la Normandía había vivido, en la Normandía había muerto, en la Normandía había resucitado, en la Normandía se había enamorado, en la Normandía había conocido a todos los que ahora consideraba más que amigos, familia. Allí había reído, había llorado, había peleado, se había emborrachado, había hecho el amor, había gritado y había callado. La Normandía había sido su vida durante los tres años que había durado el conflicto con los segadores. Siempre la consideraría su hogar.
Y ahora iba a volver a ser su casa. Y volvería a tener en ella a toda su familia, o al menos así lo esperaba.
Hackett le había garantizado a toda la tripulación humana y casi lo había conseguido. Daniels y Donnelly no vendrían esta vez: Gabby estaba a punto de dar a luz y Ken no iba a separarse de ella para embarcarse en otra más que posible misión suicida. Todos los demás, estaban. Todos los importantes, al menos. James Vega, con su recién estrenado rango de N7; Joker y EDI, por supuesto; la doctora Chakwas ejerciendo de madre de todos ellos, y el ingeniero Adams ejerciendo de padre; la especialista en comunicaciones Samantha Traynor seguiría a su derecha y Steve Cortez a los mandos de la Kodiak.
Jane se sentó en el suelo, observando su nave en su nuevo traje azul. Tenía un sentimiento agridulce en el pecho. Por un lado estaba feliz de volver a volar y de convivir con toda la gente a la que quería. Vivirían una nueva aventura, y esta vez esperaba no morirse para variar. Y si así ocurría, había hecho prometer a Kaidan que no permitiese que la trajesen de vuelta. En cuanto tuviese ocasión, hablaría con Garrus y con Tali al respecto. Las tres personas que más quería en el mundo, que eran su marido y sus hermanos de batalla la dejarían descansar en paz llegado el caso. Eso la tranquilizaba, aunque esperaba no llegar a esa situación.
Por otro lado… Por otro lado estaba cansada de ser siempre ella. Agotada de ser una maldita héroe. Y aterrorizada, aterrorizada por lo que pudieran encontrarse allí fuera. Nadie (excepto los geth en el último año) se había adentrado tanto en el Espacio Oscuro. Supuestamente allí no debería haber nada, nada excepto espacio vacío y muerto. Eso decían las teorías. En realidad, de allí provenían los Segadores. Y, aunque toda la galaxia decía y creía haber ganado la guerra, según le dijeron al despertar del coma, los Segadores no habían sido destruidos. Simplemente se marcharon. Sin más. Desaparecieron por donde habían venido. Y eso le producía un desasosiego casi insoportable. Porque podían volver por donde se habían ido en cualquier momento y terminar el trabajo.
Intentó apartar los pensamientos negativos de su cabeza. “Concéntrate en la misión, Jane”, se dijo a si misma. Tendrían que hacer un par de paradas antes de llegar a los Confines Lejanos y salir de la Vía Láctea. Se había puesto en contacto con todos los miembros no humanos de su tripulación y todos habían accedido a acompañarla nuevamente. Viajarían primero a la Ciudadela, a recoger a Garrus y a Tali y a informar al Consejo. Después pasarían por Thessia, donde vivían Liara y Javik, que por lo visto estaban escribiendo juntos un libro de historia. De ahí viajarían a Rannoch, para reunirse con el Consenso Geth y recabar información y detalles de sus misiones de exploración y de las desapariciones de las naves antes de continuar hacia el borde exterior de la galaxia. Tenía que ponerse en contacto con todos ellos para avisarles de que ya habían comenzado el viaje y… ¡Maldita sea! ¿Por qué había tenido que ser tan cabezota y quedarse sola atrás mientras Kaidan supervisaba su instalación en la Normandía? Cada vez que se quedaba sola su cabeza daba vueltas y vueltas y Kaidan lo sabía, y había insistido en que debía ir con él, pero ella, terca como era, había preferido quedarse atrás para admirar su nave y ahora estaba allí tratando de no ser negativa sin ser capaz de conseguirlo…
- Hola, Shepard. - la voz femenina, metálica y sensual hizo que Shepard diese un respingo, ya que creía estar sola. Inmediatamente después, dio gracias de que EDI hubiera acudido a socorrerla.
- EDI. - sonrió Jane, abrazando a la mujer sintética. No la veía desde su boda, tres meses atrás. Por supuesto, no había cambiado en absoluto. Tal vez su mirada sí había cambiado. Era más… viva. Casi como una humana. Y vestía un uniforme de técnico de la Alianza, semejante al que solía usar la doctora Chakwas.
- Jeff y Kaidan creyeron conveniente que viniese a buscarte. - dijo EDI - Tu marido está preocupado por ti, te ve demasiado negativa últimamente a pesar de que todos los hechos indican que deberías ser feliz.
Jane volvió a sonreír.
- Kaidan me conoce muy bien.
EDI miró a Shepard con ojos curiosos. Definitivamente, su mirada había cambiado desde el final de la guerra. ¿Sería porque había terminado de actualizar y liberar su IA? Esa mirada suya parecía más humana que la de muchos humanos que Shepard conocía.
- Si es así y Kaidan tiene razón, vuelvo a no entender parte del comportamiento humano. - Oh, no. Ahí vamos otra vez. - No tienes razones lógicas para no ser feliz, Shepard. Tanto tú como la gente que quieres ha sobrevivido a los Segadores. Toda la galaxia lo ha hecho. Vives con el hombre que amas y has escogido como compañero en un lugar idílico según los cánones humanos. Tienes un gato precioso. ¿Es por tus implantes, no te ves enteramente humana y por eso eres infeliz? - los ojos de Shepard respondieron por ella. No eran los implantes, aunque no podía negar que mirarse en el espejo era… difícil. - ¿La amnesia postraumática tiene algo que ver?
Shepard asintió.
- No les destruí, EDI. No se lo que hice, no soy capaz de recordarlo. No se por qué se fueron, y no se… no se si volverán. - EDI bajó la mirada. Jane supo que EDI compartía su lógica. Al fin y al cabo, era un superordenador. - Y tú lo sabes. Eres la única persona a la que he oído decir “sobrevivido a los Segadores” y no “ganado la guerra contra los Segadores”.
EDI guardó silencio durante un momento antes de continuar, con la mirada aún baja.
- Jeff me dice que no sea agorera. Y yo le hago caso y no lo soy. Pero la lógica está ahí. Realmente no sabemos que hizo el Crisol. Lo único que sabemos seguro es que no los destruyó, al menos a los Segadores grandes.
- Sí, Kaidan me contó que los Segadores se retiraron y que todas las tropas que tenían en tierra cayeron “desconectadas” a la vez. - esta vez fue Jane quien hizo la pausa - No sabemos si volverán.
EDI parpadeó un par de veces y recordó que Jeff le había pedido expresamente que no fuera agorera. Supuestamente había ido a buscarla para llevarla a bordo de la Normandía, contarla algún chiste y hacer que se olvidase de sus pensamientos. No para alimentarlos con su lógica de IA.
- Tampoco sabemos si no lo harán. Vamos, Shepard, todos te están esperando y están deseando verte. ¿Sabes que Cortez por fin está con alguien? Se llama Patrick y es mecánico, un hombre encantadoramente gay. Están tan enamorados y son tan empalagosos que hasta a mí me dan ganas de vomitar en arco iris cuando les veo. Al que no emparejamos ni queriendo es a James, a pesar de, y uso palabras textuales de un porcentaje bastante alto de la tripulación femenina de la Normandía, “estar tan bueno”. No creo equivocarme si afirmo que no ha estado con nadie desde que tuvo esa aventura con Jack la noche de tu boda…
Shepard primero miró a EDI con los ojos muy, muy abiertos y luego soltó una sonora carcajada.
- ¿Desde cuando te has vuelto así de cotilla, EDI?
- No me ha parecido adecuado contarte un chiste, dadas tus circunstancias, y he pensado que utilizando el chismorreo podría distraerte de tus sospechas. ¿No te parece adecuado?
Jane sonrió y comenzó a caminar hacia el muelle donde su Normandía estaba esperándola. Mami volvía a casa.
- Espera un momento. ¿James y Jack?
EDI se alegró de que su estrategia hubiera surtido efecto.
- Sí, Shepard. No conozco todos los detalles, pero…
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Pandora hablaba con Cieth todos los días. Aunque Cieth no la contestase. Le hablaba de la destrucción, de la traición, de la huida, del viaje interminable. De la Infección y de la Simbiosis. Le hablaba de las incursiones de la Horda y de como las repelían. De cómo echaba de menos hablar con ella de verdad. De lo que ocurría más allá del Mar, llegando a los confines de la Colina del Silencio. De lo que ocurría aquí, en Lampreia; o allá, en Sgratia. De su vida en el Núcleo. De cómo su linaje había sobrevivido a las eras y las guerras y el caos y de nuevo el orden; y así una y otra vez durante millones de años. De Hal. Nunca olvidaría a Hal.
Ahora, Pandora tenía que contarle a Cieth que por fin, después de tantas edades, estaban a punto de regresar a casa. Que no sabía qué encontrarían al llegar, pero que recuperarían lo que era suyo y se tomarían justa venganza por todo lo ocurrido millones de años atrás.
Se lo había prometido.
Y Pandora siempre cumplía sus promesas.