Título: Compañero
Nombre de tu persona asignada: Ana_Ross
Universo: BBC! Sherlock
Personajes: Sherlock Holmes, John Watson, Mycroft Holmes.
Clasificación y/o Género: Pg-13, Gen.
Resumen: Había podido vivir solo antes, así que es sencillo poder hacerlo ahora, excepto, cuando te golpea la realización de que no puedes.
Advertencias: Ninguna
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Compañero
Londres es una ciudad maravillosa, con sus callejones, calles pequeñas y locales, con el aire fresco golpeando su rostro mientras corre, sintiendo a su compañero en su espalda, él perseguido, quien era un maestro en robos, pero
nefasto en el uso de armas de fuego, iba delante de ellos con un arma que nunca había utilizado, después de todo, era bastante hábil para robar sin ser detectado, claro, hasta que se encontró con Sherlock Holmes.
Al detective no le importaba, solo quería alcanzarlo y después restregárselo a la cara de Lestrade, él ladrón, viéndose acorralado por una mala decisión de callejones, se viró y apuntó a Sherlock, pero el detective no aminoró el paso, y el ladrón le disparó, y debido a su mala puntería, solo logro que la bala le rozará el hombro.
- Sherlock - gritó John, quien golpeó al delincuente después de que él intento volver a disparar, el cual cayó al suelo aturdido, soltando el arma, se acercó a su compañero, agitado.
- Era mi favorita - dijo, quien Sherlock solo miró su gabardina, el sospechoso intentó tener otra vez en su poder el arma, pero John logró darle un puñetazo al sujeto dejándolo inconsciente, el detective privado se acercó para sacar
evidencia del cuerpo.
John estaba cruzado de brazos, frunciendo el ceño, mirando reprobatoriamente a su compañero de piso.
- Ahora, llama a Lestrade - terminó de decir, John solo saco su celular, era inútil hablar con Sherlock ahora.
Cuando llegaron a casa, John fue por el botiquín de primeros auxilios y procede a curar el brazo de Sherlock, quien estaba eufórico caminado en círculos pensando en un nuevo desafío, el rubio quitó la gabardina, la bufanda ya había
sido retirada, y se dispuso a curar la herida que provoco la bala, la cual no era profunda, solo un rozón, que no necesitaría puntos de sutura.
- No deberías ser tan imprudente - murmuró John viendo la herida, desinfectándola y buscando la gasa para cubrirla, y así que no se infecte, era inútil decirle que a la próxima deje que los médicos lo vieran, él refutaba con la misma frase de: “pero tú eres mi médico, John”.
- Claro - dijo Sherlock obviamente ignorándolo, John apretujo los ojos, enfadado.
Dejando de lado el asunto, simplemente preparo la cena, y fue a dormir después de un largo día.
Una semana después, quien recibió el golpe fue John, solo para evitar que Sherlock tuviera una jaqueca de proporciones épicas después de que le cayera esa maceta, y ni siquiera era parte del caso, simplemente un accidente común y corriente, que le toco precisamente a él.
Cansado y mareado, había terminado el caso, y estaba completamente dispuesto a descansar, acomodarse en su cama y dejar que su cuerpo sane con la vigilia del sueño.
O ese era el plan, porque sentía agujas incrustándose dolorosamente en el cerebro, dado que Sherlock, quien completamente desinteresado estaba tocando el violín, normalmente no se quejaría porque le tranquilizaba que
estaba ahí, pero ahora, con una conmoción cerebral y con el caso cerrado, lo ideal sería que Sherlock estuviera haciendo algunas cosas menos ruidosas o experimentos a algún cuerpo en la nevera, y no haciendo ruidos infernales.
Así que es comprensible que su paciencia había llegado a un límite, tomo un bolso, empaco algunas pertenencias entre ropa y aseo personal, y salió de su hogar en Baker Street.
Sherlock le vio salir, pero no le tomo mucha importancia.John no volvió al día siguiente, pero sí que lo hizo Lestrade, quien le tenía un nuevo caso, Sherlock levanto la ceja un poco curioso, por lo general tenía que
soportar grandes lapsos de tiempo entre un caso y otro, al menos los que son interesantes, sospechaba que este caso no era un desafío realmente, pero la incompetencia de la policía era palpable, que ni casos sencillos podían ser su trabajo.
La escena del crimen no era especial, una casa simple, un cadáver quemado de una mujer, o al menos su rostro, manos, brazos y pecho, el pelo de un perro pastor alemán, y un pedazo de tela carmesí, que podría pasar insignificante,
pero era un color muy representativo.
Como de cierta empresa que contrato la víctima, que venía en sus recibos… él asesino había intentado robar a la víctima, pero ella lo descubrió y en su prisa, termino por quemarle la cara para que no le viera con el flameador con el que forzó la puerta, ella para protegerse la cara también sufrió daños en sus manos y brazos, y murió de un infarto ocasionado por el susto y la desesperación al verse envuelta en llamas… definitivamente aburrido.
Le dijo a Lestrade y le advirtió que no le molestara con cosas tan aburridas.
Solo que había una sensación, una clase de algo, algo que faltaba, Sherlock solo sacudió la cabeza y trato de ignorarla, después de todo, tenía cosas que experimentar, y saber cómo fue que el culpable había quemado a la mujer con un flameador en tan poco tiempo de esa forma.
Así que se abasteció de materiales para hacerlo.
Cuando llego de nuevo a su hogar reviso momentáneamente el lugar, percatándose de los pequeños indicios… pero no, John aún no había vuelto, al menos eso significaba que podía jugar con instrumentos flamables sin que el médico se molestará o le reprochará.
Satisfecho, preparo todo lo para que necesitaba, fue por material orgánico humano congelado de su refrigerador y se preparó, decir que fue bastante informativo, era decir poco, pero aun así, podía sentir una clase de vacío todavía, y frunció el ceño, estaba a punto de tratar de razonar una respuesta
cuando sintió el pequeño dolor en su mano.
Rápidamente apago el flameador. “John se iba a enojar por esto”, suministro su mente rápidamente. La quemadura no era grave, a simple vista parecía una de tercer grado, igual no dejaba de molestar, se movió, inconscientemente, a un
lado para extender el brazo y John pudiera curarlo… oh, cierto, “John no está aquí”
Ahora tenía la respuesta, la sensación de vacío era porque faltaba John, el moreno frunció el ceño, tratando de encontrar lógica a esto, y decidiendo ignorarlo a favor de curarse primero, fue a buscar el botiquín de primeros
auxilios, se dirigió al baño, y checo donde suele estar, pero no había nada,
por unos segundos pensó en su ubicación y fue al segundo lugar donde podía encontrar el botiquín, el cuarto de John.
Lugar que no visitaba desde bastante tiempo, y se dio cuenta de cierta mesa que no había estado ahí, era blanca y tenía muchos cajones, el botiquín descansaba en unas de sus esquinas, se acercó para abrir y confirmar su deducción, John había armado una mesa que no tendría que envidiar a un hospital, lo suficiente para curar mucha clases de heridas.
Duro unos segundos observándola, y después busco lo que necesitaba, ignorando el pequeño malestar al lado de la tráquea, y se curó según a su conocimiento médico adquirido bajo la experimentación.
Llegando el momento incomodo que deseaba evitar, el cual consistía en pensar porque le afectaba la ausencia de John, él había vivido solo mucho tiempo antes de que se conocieran y pudieran vivir juntos.
Pero ahora, esta esa sensación, que realmente es molesta, porque se suponía que alguien como él, tendría el poder de prescindir del contacto humano, pero era un adicto, y si no estaba con el generador de cáncer o las drogas, parece
que su nueva droga, de manera muy dependiente, era John, aunque el médico seguramente lo llamaría amistad.
Frunció el ceño en concentración, con una firme convicción de buscar a su compañero de alojamiento y traerlo de nuevo, no podía permitirse distracciones como las del día de hoy, le había costado una quemadura simple, y no solo porque John estaba curándolo cuando se lesionaba debía bajar la guardia… quizás debería de dejar de tratarlo como siempre, sabía que John tenía una paciencia impresionante con él, y que solía cumplirle varios de sus caprichos, y técnicamente mantenía su cuerpo vivo y sano.
Hum, quizás fue mala idea tocar el violín el día anterior, después de todo el doctor había recibido un golpe por él, frunció el ceño ahora por una nueva sensación, que negó por todos los medios que era la culpa.
No ha sido un buen compañero de alojamiento.
- Sherlock - alguien le saco su perorata interna.
- Hum - el moreno observo un pelo rubio muy familiar.
- ¿Cuándo llegaste? - preguntó un poco confundido, que nunca admitiría.
- Hace un momento - dice simplemente John mientras le pasa una bolsa bastante familiar, del local de Angelo.
- ¿No te habías ido? - preguntó de nuevo, mirando los detalles que resaltaran a su vista.
- Solo era para escapar de tu violín infernal, tome un poco de ropa para pasar la noche y un cambio para el trabajo - murmuró John caminado a la mesa para comer su propio encargo - te traje eso, suponía que no habías comido - dijo sacando los contenedores de comida.
Sherlock parpadeo.
John era demasiado bueno para su propio bien.
- Gracias - se forzó a soltarlo, después de todo, en realidad, John se lo merecía.
El pareció un poco confundido por un instante, pero después le sonrió amablemente, consiente que no solo hablaba de la comida.
- Ven a comer Sherlock - él se sentó dispuesto a tener un trato mejor con su amigo.
- Pero no vuelvas a irte así - murmuró entre dientes.
- Si, si, dejare una nota la próxima vez - dijo divertido John, después de todo, quiere mantener una adicción llamada amistad.