Luto
Fandom: NCIS
Título: Luto
Personajes: Ziva David, Rivka David
Advertencias: spoilers 8x09
Notas: el fic se salta un dato "canon" si tomamos por verdadero lo que Ziva le dice a Tony a la entrada del hotel en Kill Ari 2. Pequeña licencia literaria. Tenía ganas de explorara Rivka de nuevo. Gracias a o_o_aurora_o_o por el beteo!!
Nota informativa: de acuerdo a lo que Internet me ha contado (en varias páginas porque todas tenían exactamente el mismo texto ¬¬) la shivá es la primera semana de luto dentro de las costumbres judías, en la cual la familia se reune en la familia y reza tres veces al día el Kadish.
-------------
No habían terminado de pronunciar el Kadish cuando Ziva se había retirado a su habitación. Rivka lo había notado, pero no fue hasta que acabó la oración que se excusó con los familiares y amigos cercanos para dirigirse al cuarto de su hija. Aquello estaba siendo demasiado duro para ella. Adoraba a Tali.
Tenía esperanzas de encontrarla llorando. Desde que habían recibido la noticia, lo había estado esperando sin éxito. Su hija se mantenía impasible. La expresión de su cara era de piedra, aunque sus ojos gritaran lo mucho que sufría. Era su hermana.
Lo que no esperaba fue lo que encontró. Al abrir la puerta, sus ojos se posaron en primer lugar en la maleta abierta en el centro de la cama, llena por la mitad de manera desordenada con la ropa de uso habitual de Ziva. La chica tenía ya vacía la mitad del armario. La expresión decidida en su rostro asustaba.
-¿Qué crees que haces? - exclamó cerrando la puerta tras sí.
Su presencia no detuvo a Ziva, quien dobló la blusa que Tali solía pedirle prestada y la tiró en la maleta sin ceremonias.
-Empaco - declaró concisa, y su voz sonó grave, con un tono que decía que era obvio lo que hacía.
Tal vez lo era.
El miedo empezó a asomar en el corazón de Rivka. Ese temor que nunca la había abandonado, pero que creía haber evadido exitosamente hasta entonces.
-¿Por qué? - preguntó tratando de mantener la calma en la voz, aunque tembló ligeramente.
-Me voy - declaró Ziva mirándolo a la cara por primera vez desde que entró al cuarto.
Sin más explicaciones recogió su bolso de maquillaje y lo tiró en la maleta también. La última muñeca que Rivka le había regalado cayó de la cama al suelo, sin que su hija le prestara atención.
-¿Dónde crees que vas? - le recordó Rivka.
-Voy con papá - respondió retadora, encarándola en esta ocasión. - Hablé con él anoche.
El miedo se apoderó del corazón de la madre en ese momento.
-¡No! - Se adentró en el cuarto incapaz de encontrar las palabras apropiadas. - No puedes tomar decisiones ahora, no cuando Tali recién…
Ignorando sus intentos de hablar, su hija continuó con la maleta y probó si todavía podía cerrarla. Rivka puso las manos sobre ella para impedirle abrirla luego.
-¿Qué hay de tus estudios?
-Papá se encarga de todo - replicó Ziva con prontitud, como si hubiera esperado la pregunta.
Claro, el gran Eli se encargaría de todo. Debía tenerlo todo planeado.
Pero ella no se daría por vencida tan pronto.
-¿Cómo piensas irte? ¿Dónde piensas quedarte?
Ziva la miró por encima de la maleta, apoyando las manos junto a las de su madre.
-El tío me lleva. Me quedaré con la abuela David. - El desamparo y el miedo debieron dibujarse con claridad en su rostro, porque vio suavizarse un poco la expresión de su hija. - Papá me enviará a un campamento de verano.
-A un entrenamiento adelantado, querrás decir - replicó con rabia Rivka incorporándose y mirándola de manera acusadora. - Si las alejé de ahí, a tu hermana y a ti fue para evitar eso precisamente.
-¡Sí, bueno, mira como terminó Tali! - replicó Ziva con furia.
Eso era todo, estaba reaccionando a la muerte de su hermana, tenía que hacerla ver lo que hacía. No podía dejarla sola ella también. No podía perder a sus dos hijas.
-¿Entonces vas a dejar que tu padre te convierta en lo que quiere? - Tenía que razonar con ella. - Quiero darte una vida segura, Ziva.
-La vida no es segura, mamá - replicó la chica mientras reabría la maleta. - No planeo malgastar la mía aquí.
Conocía esa determinación. La había visto en sí misma el día que se vio en el espejo y decidió que era hora de llevarse a sus hijas a otro lugar para ponerlas a salvo.
Si tan solo lo hubiera hecho antes…
-¿Prefieres ir a buscar que te maten? - preguntó tras respirar profundo para guardar la calma.
Lastimosamente, su hija no era tan buena en controlarse. En ese momento, al levantar la voz, ni siquiera lo intentaba.
-¡Prefiero hacer algo por Israel!
Sus palabras dejaron a Rivka helada. Realmente iba con su padre para unirse definitivamente a Mossad. Cualquier esperanza de que tan solo quisiera alejarse de los recuerdos por la muerte de su hermana acabó. Estaba decidida.
Casi no notó como su hija terminaba de echar de cualquier forma dentro de la maleta otras cosas y la cerraba con violencia contenida.
-No, no eres tú la que habla. -Cuando pudo hablar nuevamente, empezó suave y despacio, con la voz más aguda de lo normal.- Es tu padre. ¿Esto te dijo anoche, cierto?
Ziva la miró con expresión cansada. Le dolía ver la acusación velada en los ojos de su hija, pero desde que había dejado a Eli, siempre estaba ahí: el reproche por ser injusta con su padre. Si tan solo pudiera hacerla entender…
-No, mamá, eso le dije yo.
Demasiado tarde. La había sacado demasiado tarde de allí. Ahora iba a vivir con su abuela. Ella, precisamente, quien había formado un hijo para quien Israel estaba por encima de cualquier cosa.
-Hay otras formas de servir a Israel - declaró Rivka con la voz vibrante de desesperación. - Aún tienes que hacer servicio militar. Tal ahí…
Ziva negó rápidamente, interrumpiéndola.
-¿Por qué odias el Mossad tanto? ¡No lo entiendo mamá, no lo entiendo!
Fue el turno de Rivka de perder el control. Elevó la voz sin pensar en las personas que estaban en la sala.
-¡¿Ves a Eli aquí?! No. No vino al funeral de su hija menor por el Mossad. Está trabajando. ¿Crees que lo verás donde tu abuela? ¿Crees que irá a cabalgar contigo donde tu tío? ¡No vas a verlo, Ziva! No hasta que seas una más de su grupo. ¿Eso quieres? ¿Te habrías perdido el funeral de tu hermana?
Su hija levantó la maleta de la cama con fuerza, como si no le pesara nada y la miró con furia.
-Lo que sea que esté haciendo papá es más útil de estar encerrado en esta casa recitando el Kidash tres veces al día. Estoy segura de eso.
Rivka no supo qué replicar. En ese momento llamaron con un golpe suave pero seguro a la puerta, y Ziva se dirigió a abrir. Un hombre alto, delgado y de piel morena esperaba allí, y miró con curiosidad al interior de la habitación.
-¿Todo bien, Ziva?
La chica se apresuró a asentir.
-Sólo me despido de mamá. Ya tengo lista la maleta.
El hermano de Eli David lanzó una mirada difícil de definir a Rivka. Sabía que haber abandonado a su esposo no le había ganado precisamente las simpatías de los David. Ahora Ziva se marchaba con ellos.
El hombre tomó la maleta y le pidió que no tardara antes de dejarlas solas de nuevo.
Su hija puso una mano en la manilla de la puerta, pero no salió. Rivka respiró profundo, tenía que contenerse. Tras unos momentos, habló de nuevo, con un tono de voz normal y la emoción contenida.
-Si estas decidida…
-Lo estoy - la interrumpió Ziva de inmediato.
-De acuerdo - replicó la madre acercándose. Levantó una mano para ponerla en su hombro, pero se detuvo al ver a su hija desviar la mirada. - Pero quiero que sepas que si quieres volver luego sólo tienes que hacerlo… Aunque los David no quieran dejarte.
Por un momento le pareció que iba replicar por su última frase, pero al final asintió. Se giró para verla a los ojos y ya no notó la furia en sus ojos.
-Me gustaría que vinieras - confesó la chica. - Pero sé que no te llevas con la abuela y no querrás ir.
Rivka tuvo que hacer un esfuerzo para sonreír ligeramente. Esta vez sí puso la mano sobre el hombro de su hija.
-Yo me quedaré a rezar las tres oraciones por día.
Ziva asintió, y luego, con un impulso que no pudo prever, le dio un beso en la mejilla antes de salir del cuarto.
Rivka seguía junto a la puerta cuando escuchó el sonido del carro del tío de su hija al alejarse de la casa.
Título: Luto
Personajes: Ziva David, Rivka David
Advertencias: spoilers 8x09
Notas: el fic se salta un dato "canon" si tomamos por verdadero lo que Ziva le dice a Tony a la entrada del hotel en Kill Ari 2. Pequeña licencia literaria. Tenía ganas de explorara Rivka de nuevo. Gracias a o_o_aurora_o_o por el beteo!!
Nota informativa: de acuerdo a lo que Internet me ha contado (en varias páginas porque todas tenían exactamente el mismo texto ¬¬) la shivá es la primera semana de luto dentro de las costumbres judías, en la cual la familia se reune en la familia y reza tres veces al día el Kadish.
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No habían terminado de pronunciar el Kadish cuando Ziva se había retirado a su habitación. Rivka lo había notado, pero no fue hasta que acabó la oración que se excusó con los familiares y amigos cercanos para dirigirse al cuarto de su hija. Aquello estaba siendo demasiado duro para ella. Adoraba a Tali.
Tenía esperanzas de encontrarla llorando. Desde que habían recibido la noticia, lo había estado esperando sin éxito. Su hija se mantenía impasible. La expresión de su cara era de piedra, aunque sus ojos gritaran lo mucho que sufría. Era su hermana.
Lo que no esperaba fue lo que encontró. Al abrir la puerta, sus ojos se posaron en primer lugar en la maleta abierta en el centro de la cama, llena por la mitad de manera desordenada con la ropa de uso habitual de Ziva. La chica tenía ya vacía la mitad del armario. La expresión decidida en su rostro asustaba.
-¿Qué crees que haces? - exclamó cerrando la puerta tras sí.
Su presencia no detuvo a Ziva, quien dobló la blusa que Tali solía pedirle prestada y la tiró en la maleta sin ceremonias.
-Empaco - declaró concisa, y su voz sonó grave, con un tono que decía que era obvio lo que hacía.
Tal vez lo era.
El miedo empezó a asomar en el corazón de Rivka. Ese temor que nunca la había abandonado, pero que creía haber evadido exitosamente hasta entonces.
-¿Por qué? - preguntó tratando de mantener la calma en la voz, aunque tembló ligeramente.
-Me voy - declaró Ziva mirándolo a la cara por primera vez desde que entró al cuarto.
Sin más explicaciones recogió su bolso de maquillaje y lo tiró en la maleta también. La última muñeca que Rivka le había regalado cayó de la cama al suelo, sin que su hija le prestara atención.
-¿Dónde crees que vas? - le recordó Rivka.
-Voy con papá - respondió retadora, encarándola en esta ocasión. - Hablé con él anoche.
El miedo se apoderó del corazón de la madre en ese momento.
-¡No! - Se adentró en el cuarto incapaz de encontrar las palabras apropiadas. - No puedes tomar decisiones ahora, no cuando Tali recién…
Ignorando sus intentos de hablar, su hija continuó con la maleta y probó si todavía podía cerrarla. Rivka puso las manos sobre ella para impedirle abrirla luego.
-¿Qué hay de tus estudios?
-Papá se encarga de todo - replicó Ziva con prontitud, como si hubiera esperado la pregunta.
Claro, el gran Eli se encargaría de todo. Debía tenerlo todo planeado.
Pero ella no se daría por vencida tan pronto.
-¿Cómo piensas irte? ¿Dónde piensas quedarte?
Ziva la miró por encima de la maleta, apoyando las manos junto a las de su madre.
-El tío me lleva. Me quedaré con la abuela David. - El desamparo y el miedo debieron dibujarse con claridad en su rostro, porque vio suavizarse un poco la expresión de su hija. - Papá me enviará a un campamento de verano.
-A un entrenamiento adelantado, querrás decir - replicó con rabia Rivka incorporándose y mirándola de manera acusadora. - Si las alejé de ahí, a tu hermana y a ti fue para evitar eso precisamente.
-¡Sí, bueno, mira como terminó Tali! - replicó Ziva con furia.
Eso era todo, estaba reaccionando a la muerte de su hermana, tenía que hacerla ver lo que hacía. No podía dejarla sola ella también. No podía perder a sus dos hijas.
-¿Entonces vas a dejar que tu padre te convierta en lo que quiere? - Tenía que razonar con ella. - Quiero darte una vida segura, Ziva.
-La vida no es segura, mamá - replicó la chica mientras reabría la maleta. - No planeo malgastar la mía aquí.
Conocía esa determinación. La había visto en sí misma el día que se vio en el espejo y decidió que era hora de llevarse a sus hijas a otro lugar para ponerlas a salvo.
Si tan solo lo hubiera hecho antes…
-¿Prefieres ir a buscar que te maten? - preguntó tras respirar profundo para guardar la calma.
Lastimosamente, su hija no era tan buena en controlarse. En ese momento, al levantar la voz, ni siquiera lo intentaba.
-¡Prefiero hacer algo por Israel!
Sus palabras dejaron a Rivka helada. Realmente iba con su padre para unirse definitivamente a Mossad. Cualquier esperanza de que tan solo quisiera alejarse de los recuerdos por la muerte de su hermana acabó. Estaba decidida.
Casi no notó como su hija terminaba de echar de cualquier forma dentro de la maleta otras cosas y la cerraba con violencia contenida.
-No, no eres tú la que habla. -Cuando pudo hablar nuevamente, empezó suave y despacio, con la voz más aguda de lo normal.- Es tu padre. ¿Esto te dijo anoche, cierto?
Ziva la miró con expresión cansada. Le dolía ver la acusación velada en los ojos de su hija, pero desde que había dejado a Eli, siempre estaba ahí: el reproche por ser injusta con su padre. Si tan solo pudiera hacerla entender…
-No, mamá, eso le dije yo.
Demasiado tarde. La había sacado demasiado tarde de allí. Ahora iba a vivir con su abuela. Ella, precisamente, quien había formado un hijo para quien Israel estaba por encima de cualquier cosa.
-Hay otras formas de servir a Israel - declaró Rivka con la voz vibrante de desesperación. - Aún tienes que hacer servicio militar. Tal ahí…
Ziva negó rápidamente, interrumpiéndola.
-¿Por qué odias el Mossad tanto? ¡No lo entiendo mamá, no lo entiendo!
Fue el turno de Rivka de perder el control. Elevó la voz sin pensar en las personas que estaban en la sala.
-¡¿Ves a Eli aquí?! No. No vino al funeral de su hija menor por el Mossad. Está trabajando. ¿Crees que lo verás donde tu abuela? ¿Crees que irá a cabalgar contigo donde tu tío? ¡No vas a verlo, Ziva! No hasta que seas una más de su grupo. ¿Eso quieres? ¿Te habrías perdido el funeral de tu hermana?
Su hija levantó la maleta de la cama con fuerza, como si no le pesara nada y la miró con furia.
-Lo que sea que esté haciendo papá es más útil de estar encerrado en esta casa recitando el Kidash tres veces al día. Estoy segura de eso.
Rivka no supo qué replicar. En ese momento llamaron con un golpe suave pero seguro a la puerta, y Ziva se dirigió a abrir. Un hombre alto, delgado y de piel morena esperaba allí, y miró con curiosidad al interior de la habitación.
-¿Todo bien, Ziva?
La chica se apresuró a asentir.
-Sólo me despido de mamá. Ya tengo lista la maleta.
El hermano de Eli David lanzó una mirada difícil de definir a Rivka. Sabía que haber abandonado a su esposo no le había ganado precisamente las simpatías de los David. Ahora Ziva se marchaba con ellos.
El hombre tomó la maleta y le pidió que no tardara antes de dejarlas solas de nuevo.
Su hija puso una mano en la manilla de la puerta, pero no salió. Rivka respiró profundo, tenía que contenerse. Tras unos momentos, habló de nuevo, con un tono de voz normal y la emoción contenida.
-Si estas decidida…
-Lo estoy - la interrumpió Ziva de inmediato.
-De acuerdo - replicó la madre acercándose. Levantó una mano para ponerla en su hombro, pero se detuvo al ver a su hija desviar la mirada. - Pero quiero que sepas que si quieres volver luego sólo tienes que hacerlo… Aunque los David no quieran dejarte.
Por un momento le pareció que iba replicar por su última frase, pero al final asintió. Se giró para verla a los ojos y ya no notó la furia en sus ojos.
-Me gustaría que vinieras - confesó la chica. - Pero sé que no te llevas con la abuela y no querrás ir.
Rivka tuvo que hacer un esfuerzo para sonreír ligeramente. Esta vez sí puso la mano sobre el hombro de su hija.
-Yo me quedaré a rezar las tres oraciones por día.
Ziva asintió, y luego, con un impulso que no pudo prever, le dio un beso en la mejilla antes de salir del cuarto.
Rivka seguía junto a la puerta cuando escuchó el sonido del carro del tío de su hija al alejarse de la casa.