Fandom: Life
Título: Normalidad
Personajes: Dani Reese/Charlie Crews
Notas mías: no sé cuando lo escribí pero no cuenta para el quinesob. Lo reencontré un día de estos. Es post cap final, y no pasa mayor cosa, por eso supongo que lo escribí y seguí adelante sin verlo mucho, pero lo he reencontrado y me da pena dejarlo guardado.
Dani había dado su declaración tantas veces que ya le dolía la cabeza. Odiaba verlos a todos tan deseosos de oír algo contra Crews. Todos anhelando una excusa para hacerle daño. ¿Por qué? ¿No ha sido ya suficiente?
Luego estaba la preocupación de Tidwell. Aún recordaba su exclamación vehemente de alegría al otro lado del teléfono cuando llamaron para decir que todo estaba bien. En parte temía volver esa noche a casa. No quería más explosiones de alivio, no más preguntas, no más “te quiero”.
Tan solo tener tiempo para pensar…
Ahí, de pie en la azotea del edificio de la estación de policía, viendo hacia el atardecer, tan solo dedicó un segundo para sonreírse al darse cuenta de lo parecido a Crews que estaba empezando a actuar. Pero eso no era lo que importaba. Si funcionaba, si se sentía bien… ¿por qué cambiarlo?
Habían otras cosas en su cabeza. Verdaderos demonios que no la dejaban en paz.
No podía dejar de pensar en las palabras de Roman y su reacción a ellas.
A veces nuestros sentidos nos engañan, había dicho la cinta Zen que había escuchado justo antes de que toda la pesadilla empezara.
A veces nuestros enemigos también.
No se volteó cuando escuchó unos pasos acercarse, tampoco cuando sintió a alguien detenerse a su lado. Ese olor a tierra y fruta sólo podía venir de alguien que había estado en una plantación esa mañana. Era el mismo olor que había invadido el carro de Bodner cuando lo recogieron a la orilla del camino, cuando todo había terminado.
-¿Quieres?
Dani contuvo una sonrisa al negarse a tomar un trozo de mango de la bolsa que su compañero sostenía, pero al girarse a verlo encontró que sostenía en la otra mano una gaseosa, evidentemente para ella.
La tomó, y él no preguntó nada más. Sólo le sonrió y miró el atardecer también. Sin preguntas, sin expresiones, sin abrazos ni recibimientos.
Probablemente sólo Crews entendía lo que era necesitar la normalidad cuando nada era normal.