Fandom: mujercitas
Título: literatura rosa
Personajes: Jo March/Laurie
Notas mías: esto es un horror!!! Me declaro incompetente para escribir en este fandom. Igual, si quieres arriesgarse, aquí tienen la respuesta al reto en el meme de besos que me dejó
sramulder .
Jo dejó el libro que estaba leyendo a un lado, disgustada. Resopló y lo miró con desagrado, como si la hubiera traicionado. Escuchó una risita y levantó la vista molesta, para encontrarse con la cabeza morena de Laurie asomando por la escalera.
-¿Qué haces ahí? - preguntó extrañada.
-Tu madre me dejó pasar. Pero no quise interrumpir tu entretenida lectura.
Jo apartó un poco el libro de sí.
-Creí que sería un buen libro, pero ahora solo habla de parejas y besos.
Laurie rió de nuevo mientras terminaba de subir y se sentaba al lado de su amiga.
-¿Por qué te disgusta tanto?
-¿Qué cosa?
-Parejas, besos… Creía que a las chicas les gustaban esas cosas.
Jo realizó un gesto de disgusto y Laurie rió de nuevo. Parecía de buen humor.
-Claro, olvidaba que no eres como todas las chicas… aún.
-Hey, ¿qué quieres decir con eso? - Jo lo empujó ligeramente con el hombro.
-No es que quiera que cambies. - aseguró él - Pero será inevitable… Esperando que alguien te bese…
Jo se estremeció.
-Deja de decir esas cosas Laurie, sólo quieres molestarme.
Su vecino se encogió de hombros.
-Los besos no son algo tan desagradable. Puedes preguntarle a Meg.
Jo hizo ademán de levantarse e irse, pero Laurie la tomó del brazo.
-De acuerdo de acuerdo, no mencionaré más el tema, por más que quieras saber cómo lo sé.
Esa oración hizo que la segunda de las March perdiera toda intención de moverse de allí. Algo se había movido dentro de ella. Algo que le había producido una punzada aún más fuerte que la que sintió la tarde en que muerta de celos vio a su hermana comprometerse con el señor Brooke.
-No me interesa - dijo de inmediato, pero Laurie sonrió con malicia.
-¿Segura que no quieres saber?
Jo lo miró fijamente, evaluándolo. Le parecía que trataba de tomarle el pelo, pero a la vez notaba algo tras su aparente tranquilidad y diversión. Como si hubiera algo importante detrás de todo aquello.
-No lo hiciste.
-¿No lo hice, eh? - alzó ambas cejas, y su sonrisa se ensanchó. El rostro de Jo decía que lo creía capaz, y que no le agradaba la idea.
La chica resopló por enésima vez.
-No, tú también no, Laurie…
Él le empujó cariñosamente con el hombro.
-¿No te causa curiosidad saber cómo es? Vamos, en serio Jo, ¿nunca te lo has imaginado? Al menos para las historias que escribes…
Jo rodó los ojos y Laurie continuó.
-No es como suelen ponerlo. Digo, nadie sabe besar realmente la primera vez.
La chica se imaginó de repente frente a un desconocido que intentaba besarla y a ella le sudaban las manos porque no tenía idea de qué hacer.
Sintió una mano en su hombro y se giró un poco, para encontrarse con los cálidos ojos oscuros de su mejor amigo.
La miraba fijo a los ojos, esperando. Jo se sintió de repente ansiosa, como si algo oprimiera su estómago. Quiso decir algo, pero la palabra “Teddy” se ahogó en sus labios antes de abrirlos. ¿Qué rayos pasaba allí? Sin pensarlo sus ojos miraron los labios de Laurie, finos, delgados pero fuertes. Apartó la vista de inmediato. Él lo notó y sonrió un poco.
Se acercó tentativamente. Su nariz, delgada y elegante como siempre le había parecido, rozó la de Jo un par de veces. Los ojos de ella brillaban con una mezcla de curiosidad e inseguridad. Pero no dijo nada, ni levantó las manos para apartarlo, ni retrocedió. Una Jo estática no era algo a lo que estuviera acostumbrado, pero le dio valor. Jo sintió el roce de su nariz en su mejilla justo antes de sentir sus labios en los suyos.
Fue más una caricia. Nunca había pensado realmente cómo se sentirían los labios de un chico, mucho menos los de Laurie. Eran suaves y cálidos, como su mirada. Pero tenían una fuerza contenida que la intrigaba y la desconcertaba a la vez. El roce suave primero acarició su labio superior, luego el inferior, con calma, tal vez demasiada. Laurie no se había movido hacia ella, ni había tratado de abrazarla, ni nada de lo que describían esas ridículas novelas. Solo estaba allí a su lado, con una mano en su hombro y los labios sobre su boca.
Terminó más rápido de lo que parecía. Laurie se separó de ella y evitó su mirada. Parecía algo azorado. Jo se dio cuenta entonces que ella también lo estaba, y miró nerviosa hacia las escaleras. Otra experiencia nueva para ella era no saber qué decir.
-Debo irme- - dijo Laurie levantándose tras unos segundos de esperar, infructuosamente, que ella dijera algo - Mi abuelo me espera para la hora del té.
-Oh… Pero…
Laurie la miró expectante, pero Jo desistió.
-Lo saludas de mi parte.
-Lo haré. - sus ojos se fijaron en el libro que había quedado ignorado a un lado - Espero que encuentres una mejor lectura.
Se pasó la mano por los labios inconscientemente. Jo sonrió y desvió la mirada. Su amigo se arrepentía de lo que había hecho. Era una tontería, no tenía por qué mezclar su amistad con eso. Él sólo quería molestarla un rato y se le había ido de las manos.
Decidió tomárselo con humor y restarle importancia.
-Yo también, aunque ahora tengo más parámetros para valorarlo.
Laurie rió un poco, aún incómodo.
-¿No era tan terrible, ah?
Jo se sonrojó.
-No, no tanto. - le lanzó su almohadón favorito - Ahora vete y no hagas más tonterías. Si alguien hubiera subido habrías armado un buen problema.
Laurie rió y le devolvió el almohadón de la misma forma.
-Siempre es un placer ayudar, amiga mía.
Desapareció escaleras abajo. Jo se quedó quieta, con el corazón latiendo más rápido de lo normal y la cabeza confundida. ¡Aquello había sido tan extraño! ¿Por qué haría Laurie semejante tontería? Ellos eran como hermanos, amigos de toda la vida…
Sin embargo no podía negar que no había estado mal. Sonrió para sí prometiéndose no decírselo a nadie. No había razón para hacer un lío de eso, y sabía lo que su madre pensaba de dejarse llevar por ideas extrañas entre ellas y el chico Lawrence.
No se le ocurrió asomarse por la ventana. Abría visto a Laurie mirando hacia allí, pasándose la mano por sus cabellos rizados, con una expresión que reflejaba sus sentimientos encontrados. Satisfacción por haber logrado que su primer beso fuera ella, frustración por su falta de respuesta, y horror por no saber si tendría la oportunidad hacerlo otra vez.