El momento exacto - musguita
Fandom: Harry Potter
Claim: James/Lily
Notas mías: feliz cumpleaños!!!!! Espero que te guste este sencillo drabble. :D
Le habría gustado saber cómo había pasado todo. Por más que lo pensaba no lograba descifrarlo, y eso la estaba matando. No había sido cuando lo había conocido, presumiendo de su familia y la casa Gryffindor y mirando con desprecio a su mejor amigo. Tampoco cuando lo había visto hacer el idiota en clase y le había dado un ataque de rabia porque por sus gracias había perdido los primeros 10 puntos para la casa que ella había logrado ganar tan solo minutos antes.
No fue cuando en segundo año lo vio consolando a Peter Pettigrew después de que McGonogall lo echara de su clase, aunque entonces pensó que podía ser un amigo considerado. Esa imagen se fue por tierra cuando lo vio gastarle una broma de mal gusto horas después, aunque con ella lo hubiera hecho reír.
Tampoco podía haber sido en tercero, cuando lo vio por primera vez con el uniforme de Quidditch. Se veía muy atractivo, y su cabello despeinado daba la impresión de que había pasado la vida subido en una escoba, pero no era más que un estúpido presumido y pretencioso. Snape estaba de acuerdo, y en esa época que su mejor amigo lo pensara también significaba que era cierto.
Definitivamente no había sido cuando todas sus compañeras de casa lo habían catalogado como uno de los chicos más sexys de Gryffindor ni cuando las escuchaba hablar entre cuchicheos y risas de quien saldría con él a Hosgmeade. Tampoco cuando se dio cuenta que era más considerado con las chicas de lo que estás querían. Podía ser respetuoso si quería, ya le había oído en alguna ocasión rechazar amablemente alguna invitación. Claro, también lo había visto salir con algunas de las chicas más coquetas de su nivel, y le había escuchado presumir con Sirius Black sobre eso. Definitivamente no había sido en ese momento.
La primera vez que la había invitado a salir no había sido. La había abordado en las escaleras, y frente a todo el mundo le había dicho que había decidido que ese año quería ir a Hosgmeade con ella. Estaba segura de que lo había dicho con la seguridad de que ella aceptaría, y el pasarse los dedos por el cabello no podía ser que estaba nervioso. No cuando Sirius y Peter se reían un poco más abajo y la miraban burlona, y las chicas a su alrededor con algo de sorpresa y envidia. Le había soltado un “yo decido con quien quiero ir y definitivamente no es con un presumido como tú” que había saboreado realmente al decirlo.
Tampoco había sido en cada una de las siguientes peticiones, ni cuando había visto pasar por sus ojos la incertidumbre, la esperanza, la incomprensión, la necesidad, el enojo, el anhelo, la expectativa, la perplejidad, hasta llegar a la indecisión y la inseguridad. No cuando no hacía más que avergonzarla, hacerlo frente a otros para tratar de obligarla a aceptar y menos cuando seguía portándose como un absoluto gamberro. Atacaba a su mejor amigo, se portaba como el dueño de la escuela y él y su banda de amigos le habían sacado las canas ahora que era prefecta.
Después de terminada su amistad con Snape, muchas cosas cambiaron, pero tampoco había sido ahí. No en sexto año, cuando James la invitaba cada vez menos y lo descubrió en muchas ocasiones mirándola a lo lejos, con un deje de anhelo e incertidumbre poco común en un chico que solía tener lo que quería a sus pies. Tampoco fue al verlo trabajar decidido en las clases de Defensa ni al oírlo declarar que quería dedicarse a luchar contra magos tenebrosos. Atención era lo que quería, y ella no se la daría. Que recordara detalles sobre él de todos los seis años de colegio que llevaban juntos no era más que consecuencias de su continua presencia.
Pero había sucedido, y estaba segura. Cuando había subido al expreso de Hogwarts rumbo a su último curso y lo había visto al final del pasillo y le había sonreído, una sensación cálida que no conocía se extendió por su pecho. Volteó la mirada y lo evitó en todo el viaje, pero al salir del vagón fue él quien le ofreció la mano para bajar y con una sonrisa le dijo “es bueno verte de nuevo, Evans”.
Le había sonreído y se había alejado con sus amigos. Ella lo había visto subir a un carruaje bromeando y a su vez había sonreído. No entendía porqué empezaba a recordar ahora detalles que antes había ignorado, como la preocupación con la que James cuidaba del enfermizo Remus, la paciencia con la que ayudaba a Pettigrew y la lealtad que había en sus ojos cuando se trataba de Sirius.
Venía a su mente la valentía que escondía debajo de la arrogancia cuando se enfrentaba a los Slytherin, y su manera de trabajar en equipo cuando jugaba al Quidditch. También sus risas alegres y su sentido del humor a prueba de maldiciones. Una risa salió de sus propios labios al recordarlo hacer tonterías y se dio cuenta de que había sucedido realmente, aunque no supiera cuando.
Se había enamorado del chico que por años había detestado.