Fandom: ASOIAF
Título: A fuego lento
Personajes: Alys Karstark/Sigorn de Thenn
Advertencias: spoilers Danza de dragones
Notas: regalo de cumpleaños para
carla_gray. No es la gran cosa, pero quería tener un detallito con algo que me habías pedido expresamente. Espero que te guste. He comprobado nombres y todo con el libro y con varias wiki, espero no haber metido la pata XD
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Su marido era frío, fuerte y valiente. Su pueblo le obedecía, lo quería y lo respetaba. Alys no habría pedido menos de un marido. Menos de un matrimonio de conveniencia por huir de otro. ¿Había sabido Jon Nieve lo que hacía? Protegerla, sí. Darle un buen marido, lo dudaba.
Después de todo había acudido a Jon Nieve no por su calidez y simpatía al bailar, sino por el recuerdo de su agarre firme y su habilidad para guiar. No le había fallado.
Sigorn de Thenn, Magnar de Thenn, su marido. A otra mujer tal vez la hubiera intimidado. Después de todo, era un salvaje.
Pero no cualquier salvaje. Ahora lo sabía. Ahora, que había compartido su lecho y sentido su calor. Había visto sus grandes ojos recorrerla entera, sus manos fuertes pero de alguna manera delicadas acariciando toda su piel. La besaba con posesión pero también con reverencia. La tomaba como suya pero la hacía sentir completa.
Contrario a lo que podía haber esperado, la veía como una compañera, no como una carga impuesta.
Sigorn le explicaba sus tradiciones lo mejor que podía. Se reía de lo que ella le contaba de su reino pero siempre aceptaba oír más. Sus ojos brillaban de admiración cuando ella asumía alguna de sus costumbres y se tornaban terribles cuando ella mencionaba a su tío.
A veces tenía la sensación de que Sigorn quería protegerla y aquello siempre le llegaba profundo. Entonces ella lo besaba y él parpadeaba un momento sorprendido, antes de que besarla de nuevo. Con él no eran necesarias poses, formalidades ni política. El cariño de Sigorn crecía y era sincero, como su espada y su bronce. Igual que el de Alys.
Compartir el fuego. Dar calor. Como habían jurado. El magnar era un hombre de palabra.
Poco a poco se conocían. Marido y mujer, a fuego lento.
La madre de Alys decía que una boda con nieve presagiaba un matrimonio frío. Tal vez las bodas que no habían sido bendecidas por el fuego.
Lo que el fuego ha unido, nada podía separarlo.
Alys no se consideraba creyente, mucho menos del dios rojo, pero sabía que su matrimonio tenía un calor especial que no había esperado encontrar.