Feb 03, 2008 08:17
Porque por más que deseara retener las lágrimas, estas traicionando su deseo formaban su camino en sus mejillas para así perderse en su rostro. La agonía la hacia perderse en sus pensamientos, le hacían ver que su destino ya estaba marcado y que nada de lo que hiciera podría cambiarlo.
Sólo debía jalar el gatillo y acabaría todo.
Un sonido proveniente del pasillo la hizo casi olvidar su pesar, por debajo de la puerta donde entraba apenas la luz, pudo deslumbrar un par de pasos y acto seguido unos golpes en la puerta. Ella no contestó simplemente dejó que siguieran los golpes, después de unos minutos estos cesaron. Sus ojos se volvieron a posar en el espejo del tocador y a duras penas pudo observar en lo que se había convertido.
En una sombra sin sentimientos, en un alma que se pudría con el tiempo. Sus antes hermosos ojos de color miel ahora eran unos simples orbes negros que se perdía con la noche. Sus bellos y carnosos labios ahora eran una simple línea curtida y blanca, su rostro había perdido su color y su cabello el brillo.
Era simplemente un espectro. Para que vivir de esa manera, ya no le quedaba nada. Nadie la recordaría jamás, todo tenía que tener un final y para ella ese final era hoy.
El sonido de un disparo desgarró el silencio de la noche. La puerta de la habitación se abrió de golpe sólo para que una madre horrorizada viera el suicidio de su única hija. Sólo por esa noche las lágrimas de una madre eran el sonido del viento, sólo por esa noche esa madre era abrazada por un angel.
tristeza,
suicidio,
muerte