Sí, amigos, hace mucho que no actualizo. Es por eso que cuento cuatro cosa relevantes de mi vida actual. Quizá para no olvidarme de que existo:
- Cambio de distribución de linux: constato que Ubuntu tira MUCHO mejor que Mandrake. Único fallo: me sigue sin detectar el reproductor Zen. Ni gnomad ni neutrino ni hostias. GRrRr!! De todas formas me fascina la cantidad de gente que sigue utilizando Güindous dejándose llevar por mitos como "es que linux es difícil, es que en linux no puedo hacer nada porque no hay programas, es que..." mientras se ven asaeteados por virus constantemente o los pantallazos azules les hacen reiniciar. Francamente, a mí no me falta de nada, jeje. Sí, Circui, tú te salvas por el curro.
- Seguimos adelante con
La CripTa. Arf, y luego dirán que esto de llevar un local es sencillo. ¿Quién me manda a mí meterme en estos berenjenales? Qué estrés, qué estrés... Djs, camareras, relaciones, música, promociones, pactos con otras tiendas, selección musical, página web, barrer, recoger, lidiar con los dueños... Y sobre todo la caja, la maldita caja. La dictadura del capital encarnada en un maldito aparato que es tu verdadero jefe, el tirano máximo del lugar. Y se nos ha quejado un par de veces, jeje, aunque estamos pillando una dinámica de llenos absolutos los sábados. Voy a ver si hablo con estos empresarios para que instalen un nuevo aire acondicionado, que hay veces que no se puede ni respirar. Te tiene absorto el 90% de la semana, increíble.
- Ayer estuve en el concierto de Interpol. Muy bien, muy bien, pero ocurre lo que ya pasa en los 2 LPs: demasiada repetición de esquemas. Por lo demás, y dentro de sus limitaciones, un pedazo de espectáculo. Le puse un 7 haciendo frente honestamente a David Smart y sus secuaces, que le endosaban un 11 sobre 10. "El mejor concierto desde Joy Division en el 79", se atrevió a asegurar.
- Con esto del local conocí a gente nueva cojonuda con la que ayer sin ir más lejos me fui de cañas tras el evento. Se trata nada menos que los muchachos de la Black Box, en especial Jacqueline e Inés, que vinieron con Marty, el cantante de Sepulcrum Mentis (alemanes). Desempolvé mi inglés de la EOI y estuvimos un buen rato charlando sobre gothabilly, horropunk y los nuevos cauces musicales de the Deep Eynde.
- Y... jejeje. La mejor de todas, muchach@s. ¿Saben quién está en trámites de entrar a trabajar en el Museo Arqueológico el mes que viene? No busquen más, se trata del bueno de Sepulcravo, bibliotecario vil donde los haya, custodio de saberes arcanos. ¡La marca de Anubis me acosa y me persigue!
- Queda menos, queda menos para emprender una nueva vida junto a mi querida
amoelbarroco (unos 2 meses) aquí en la capital. ¡Hay que mirar pisos! Esto sí que me pone francamente nervioso, aunque supongo que la ilusión estruja esos nervios sin dejarles apenas margen de jodienda.
- Oh, y aún queda pendiente mi puñetera espinita clavada desde hace mucho mucho tiempo. Papeles, burocracia, gente con cara de perro... Muchos sabréis de qué se trata este espinoso y peliagudo asunto. ¡Horreur!
- Trato de obligarme a leer, porque últimamente no daba palo a esta materia. He de confesar que dejé a la mitad un libreto distópico-futurista del conocido noble lord Lytton llamado "La raza venidera". Después de Erewhom de Buttler se me han quitado las ganas de más descripciones de mundos pseudoperfectos alegóricos de sociedades hipócritas y bla bla. ¿Cuántas páginas tuve que saltar porque no me interesaba un carajo los métodos de comunicación y sanación de la raza subterránea de marras?. Ahora ando con una novelilla terrorífico-policíaca de Alfonso Sastre, "El lugar del crimen". Empieza con el climax opresivo y oscuro necesario para una narración de estas características. ¿Dónde diablos estará el sucio motel Captain Black? ¡Engancha!
Y ahora sí, me largo de aquí dando un portazo y escupiendo en el jarrón de la vecina. Hasta otra, miserables.