En la oscuridad | Danny Phantom | Capítulo 3
Título: En la oscuridad
Autor: yoana_spiegel | Yoana Spiegel
Fandom: Danny Phantom
Personajes: Vlad Masters & Danny Fenton
Rating: PG-13
Resumen: Desde el momento del accidente, el corazón del hombre de cabellos platinados no volvió a latir con ímpetu, bombeando temor y miedo a todo su torrente sanguíneo, hasta ese momento que escuchó ‘familia Fenton’ y ‘malas noticias’ en la misma oración. De repente lo único que podía imaginar era a Maddie y a Daniel sonriendo en la pasada fiesta de navidad, en la que él fue el invitado de honor de Jack.
Advertencias: Ninguna.
Nota de Autor: Espero que haya más de esta historia. Supongo que sí.
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Capítulo tres,
Escalofrío.
“Pues miro en tu dirección, pero no me prestas atención. Y tú sabes cuánto te necesito, pero nunca jamás me verás”.
Respiró profundamente mientras tomó su mano suavemente; no quería despertar al muchacho, así que trataba de ser lo más delicado posible. Ya había pasado un día desde que el oficial informó a Daniel de lo sucedido y del lapso de pánico que tuvo; Vlad hubiese querido estar presente, pero algo le dijo que no era momento. Tendría tiempo de sobra para hablar con él.
Si bien la policía investigó el accidente y tenía las causas del mismo, aún faltaba la versión del único sobreviviente. Claro, sólo era para completar el papeleo y tener una historia qué contar a la prensa.
Vlad miraba con preocupación al niño que dormía plácidamente sobre la cama de hospital. Múltiples moretones adornaban cruelmente la piel pálida de Daniel, la venda cubría los ojos celestes y el millonario se preguntaba internamente su condición de salud. Le preocupaba enormemente; él tenía el dinero para ver a los mejores médicos del mundo, pero había casos en los que ni siquiera eso funcionaba para remediar alguna enfermedad.
Daniel se recuperaría. Haría lo que estuviese a su alcance para ello.
Ahora, sólo quedaba por informarle al chico que su archienemigo, su némesis, la persona que más odiaba, sería su tutor legal. Obviamente, Vlad no tenía la ilusión de que lo recibiría con los brazos abiertos ni que lo llamaría ‘papá’. No, era como pedirle al cielo que se volviera verde.
Sólo quedaba demostrarle a Daniel que ya no sería el de antes, que estaba dispuesto a cambiar para agradarle y así poder vivir en paz.
Sin embargo, Vlad estaba pensando sólo en él. Y ese era un error por el que pagaría después.
• • •
Los dos habían ido al lugar más tranquilo de la ciudad, el parque. Ahí no se escuchaban las voces de sus padres preocupados por todo lo ocurrido, ni las locas y aberrantes teorías de la prensa o las palabras vacías de sus compañeros de escuela sobre lo mucho que debía estar sufriendo Danny.
Sam quería golpearlos a todos, en serio.
Ella y Tucker estaban acostados sobre el verde césped del lugar que desprendía ese característico aroma que le agradaba a la de cabellos negros. La relajaba un poco, estar con su amigo en esos momentos tan difíciles llenaba ese hueco que comenzaba a formarse en su corazón.
Sam, más que nadie, sufría por Danny. Le dolía demasiado saber que él estuvo a punto de morir en la explosión; que estaba herido de gravedad y que había quedado huérfano. Ni siquiera quería imaginarse el dolor que Danny sufriría por todo ello. Fenton era fuerte, pero ninguna persona en el mundo podía ser indiferente ante tales desgracias. Ojalá ella pudiese hacer algo más que sólo pensar en el futuro del chico que alegraba su corazón cada que esos ojos azules como el cielo la miraban.
Y ahora todo el panorama se volvía negro con Vlad rondando por ahí. ¿A quién en su sano juicio se le ocurrió poner al loco y desquiciado millonario, archienemigo de Danny, obsesinado con él, como su tutor legal? El mundo era retorcido.
-Lo único que lograrán dejando a Danny con Vlad es que lo torture, y en el peor de los casos, que lo mate -Tucker suspiró ante las palabras de ella, llevaba días hablando de lo mismo.
-Sam -el chico amante de la tecnología se sentó, abrazando sus rodillas-, ¿no crees que por el momento Danny estaría mejor con Vlad?
La gótica abrió los ojos enormemente y se sentó bruscamente, ni siquiera podía creer lo que Tucker había dicho.
-No puedes decirlo en serio. ¿Cómo crees que eso posible?
-Mira, independientemente del pasado entre ellos, Vlad está dispuesto a hacerse cargo de Danny.
-Sabes que lo quiere para convertirlo en su alumno del mal.
-No me dio esa impresión cuando lo encontramos en el hospital, parecía realmente preocupado por él. Además, Danny se ha quedado solo. ¿Quién pagará los gastos del hospital? Recuerda que ellos no tenían seguro; ¿qué tal si necesitara a algún especialista? Vlad tiene mucho dinero.
-Tucker...
-¿Sabes? Estos son los momentos en los que se debe olvidar el pasado y confiar en las personas.
El silencio se hizo. El viento pudo escucharse nuevamente, la brisa hacía bailar a las hojas caídas de los grandes árboles del parque. Sam empezó a entender a Tucker, el porqué de su silencio en todo el asunto de Danny y Vlad. Tal vez, de alguna manera, tenía razón y lo único que podía hacer era confiar en el buen juicio del millonario. Pero no sería de la noche a la mañana, ella no olvidaba. Menos Danny.
Pobre chico. Ojalá todo fuese como aquella vez.
Pero en esta ocasión no habría viajes en el tiempo ni reinicios.
• • •
Fue como si aquellas palabras lo hubiesen congelado en el tiempo; su cuerpo fue separado de la consciencia que poseía para dejar de sentir el dolor. Sus recuerdos empezaron a desvanecerse y los sentimientos dejaron de existir. Todo él volaba por algún cielo negro donde la muerte no existía. Sólo era él y nadie más.
Quiso mover un brazo, pero estaban atados con correas suaves. Ni siquiera eso le impedía sentirse ligero.
Escuchó la puerta abrirse y unos pasos resonaron por el lugar. Danny pensó que era otro doctor, así que trató de ignorarlo. Ya no servía de nada resistirse a ellos, no le traía nada bueno.
-Daniel...
Esa voz le resultó conocida, pero no lograba recordar de quién era. Pero si era sincero, ni siquiera le importaba. Ojala lo dejará solo para poder morir en esa cama de hospital. Era lo que merecía.
-Daniel -la voz le llegó lejana, un eco que apenas pudo escuchar-. Soy yo, Vlad Masters.
¿Vlad Masters? ¿No era el tipo que estaba obsecionado con su madre? ¿El sujeto que trataba de matar a su padre? ¿El hombre que lo quería dentro de su vida a como dé lugar?
Ni siquiera tenía la fuerza para pelear con él. No le interesó en lo más mínimo su presencia. Tal vez si lo ignoraba, todo acabaría y estaría solo de nuevo. Le empezaba a gustar la oscuridad y la soledad.
No respondió al saludo. Trató de sentirse sorprendido cuando una mano apretó la suya. No importó.
-En verdad siento lo de tu familia. Sabes que yo apreciaba mucho a Maddie y a tu hermana. No puedo imaginar lo que sientes en este momento.
-“Un vacío demasiado grande; tú sí que lo sabes” -pensó Danny, ladeando un poco el rostro.
-Ante tal desgracia se me ha conferido el ser tu tutor legal, a lo cual he aceptado -sintió un lado del colchón hundirse, tal vez Vlad se sentó a su lado, lo dejó hacerlo, ¿qué podía hacer después de todo?-. He contactado a los mejores médicos del país, harán lo imposible para que estés bien. Te llevaré a mi mansión de Wisconsin; viviremos ahí de ahora en adelante. Seremos sólo tú y yo.
Ni siquiera merecía la lástima de su enemigo.
¿Enemigo? ¿Seguía siéndolo?
Ni siquiera le importó nada de lo que decía el mayor, su existencia ahora no tenía sentido. ¿Por qué molestarse siquiera?
-Yo... -interrumpió al otro, le costó horrores pronunciar esas pocas palabras-, en realidad... no importa...
Sintió un par de lágrimas salir de aquellos ojos sumidos en la oscuridad, que empaparon las vendas que los cubrían.
¿Para qué vivir?
Los sollozos empezaron a salir de su garganta sin poder evitarlo. Un cuerpo cálido lo abrazó, transmitiéndole fuerza y esperanza que no quería. Todo sería difícil de ahora en adelante.
Se durmió pensando en Vlad y en la nueva vida que ahora tendría. Sin embargo, aquellas palabras perforarían su mente por siempre.
Todos muertos. Por mi culpa.
Continuará...
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