Día del Orgullo Friki

May 25, 2010 14:12

Mientras ahí fuera empiezan a salir las fotos del Epílogo del Mal, y podemos ver a ese Harry adulto, casado con Ginny y con críos correteando alrededor...




En Intruders lo que queremos celebrar es otra cosa. Queremos celebrar nuestra forma de ser, nuestra rebeldía, nuestras ansias de coger la realidad y adaptarla a lo que somos y lo que podemos llegar a ser. Queremos poder mirar a JK Rowling a la cara y decirle "escribes bien, y has creado un buen universo, pero ahora ya no es tuyo. Ahora está en nuestras manos, y estamos orgullosos de convertirlo en parte de nosotros."




Hoy es el Día del Orgullo Friki, y yo me siento orgullosa de lo que soy. ¿De qué te enorgulleces tú?





Título: La apuesta
Autora: Minx
Ubicación original: The Bet
Traducción: Pescadora de Estigia
Beta: Ronna
Pairing: Snape/Harry
Rating: NC-17
Resumen: Los hermanos Weasley hacen una apuesta, pero no serán ellos quienes tendrán que sufrir las consecuencias.



La apuesta
Por Minx

-Ron, esto es una muy, muy mala idea. -Harry bebió de su whisky de fuego-. Quiero decir, incluso para ti, es una idea espectacularmente mala.

Estaban en Las Tres Escobas. Habían vuelto a Hogwarts para el último partido de quidditch de Ginny, que sería a la mañana siguiente. Todos los Weasley, y los Weasley honorarios como Harry y Hermione, estaban allí para animarla. Se estaba convirtiendo en una mini-reunión mediocre, completa con la necesaria 'Unión Masculina de Borrachos' , como Hermione la había llamado antes de irse a pasar la noche en el dormitorio de Ginny. Ahora Harry se preguntaba una y otra vez porqué no había tenido el sentido común de seguir su ejemplo.

-No, vamos. Sé que puedo ganar esta apuesta. -La cara de Ron estaba roja de todo el whisky que había bebido. No tenía buen aspecto.

Fred se rió.

-Es una gran idea, Harry. Y sé que yo puedo ganar esta apuesta. -Le dio un codazo a Ron justo cuando su hermano tomaba otro sorbo, haciéndole fallar cómicamente.

-Es una mala idea, -dijo Harry firmemente-. ¡No voy… repito: no voy a usar mi capa de invisibilidad para espiar a Snape!

-Te diré algo, Harry. -George se inclinó hacia adelante. Maravilloso, ahora se ponían en su contra. El temido ataque Weasley masivo-. ¿Qué tal esto?: el ganador te da una tajada del dinero. Ése sería yo, porque yo voy a ganar.

-¡No! No.Quiero.Hacerlo. -¿Por qué era que pudo derrotar a Voldemort pero no al clan Weasley?

-¿Por qué no? -preguntó Ron, que se vengó de Fred metiéndole una servilleta encantada por debajo de su túnica. La servilleta se introdujo rápidamente por debajo de la túnica, y a juzgar por las contorsiones frenéticas de Fred, había llegado sus calzoncillos-. No es como si él pudiera hacerte algo.

Harry estaba agradecido por la poca luz y el hecho de que, como Ron, estaba ya tan colorado de beber cuando se sonrojó ferozmente ante el pensamiento de qué quería que Snape le hiciese.

-¡No voy a hacerlo!

Así que, por supuesto, media hora más tarde estaba escondido en el dormitorio de Snape, con la capa de invisibilidad puesta y muy, muy callado maldiciendo el día que conoció a los Weasley. Excepto a Molly, que los jerséis eran muy suaves.

Comenzaba a preguntarse por lo fácil que había sido traspasar los hechizos de protección de Snape cuando oyó un crujido. La puerta. Se quedó paralizado.

-Lumos -dijo una voz magnífica. Harry reprimió un gemido salvajemente. Las luces se encendieron, e instintivamente se encogió dentro de la capa. Snape entró a zancadas. Otro gemido trató de escapar. Sus labios comenzaron a sangrar donde los estaba mordiendo. Snape permaneció de pie delante de su espejo, que colgaba en la pared de enfrente del armario junto al que estaba Harry. Tenía una vista excelente del reflejo de Severus mientras que el hombre comenzaba a quitarse la ropa. Se quitó la capa superior, se giró y la colgó cuidadosamente en el armario. Comenzó a desabrochar los botones de la segunda capa lentamente. De repente habló.

-Ciertamente ha sido un día lleno de acción. -Snape estaba ahora de cara al armario, de cara a Harry.

Harry se obligó a permanecer inmóvil. Dios, cualquiera pensaría que era la primera vez que se ocultaba con la capa, no sólo la primera vez que se escondía en la habitación de su extremadamente sexy profesor de pociones. ¿Y quién habría pensado que a Snape le gustaba hablar solo? Lástima que ésa no fuera la apuesta.

La ahumada voz continuó.

-El ataque de los Weasley asesinos... Temo el día en que esta generación comience a reproducirse. -Las manos elegantes retiraron la túnica y la colgaron con cuidado junto a la primera, quedándose Snape con su camisa blanca de cuello alto y los pantalones negros. Se sentó en la cama y se desató las botas. -Arrastrando a Granger y Potter con ellos. Bien, supongo que era de esperar. Debo admitir que no ha sido desagradable ver a Potter.

Harry casi se cayó. Llevó una mano a su boca y la mordió, dándole a su abusado labio un respiro. Snape puso sus botas delante del armario. Tenía unos pies muy bonitos, notó Harry, con unos puentes altos y elegantes. Snape se paró de nuevo ante el espejo mientras desabrochaba su camisa.

-Harry Potter -ronroneó en voz baja. Snape parecía estar mirando directamente a Harry en el espejo, aunque Harry sabía que era imposible. Harry se movió ligeramente al sentir cómo se excitaba por el sonido de su nombre en esos labios-. Harry Potter -repitió Snape, y Harry ahogó un grito de asombro. Snape terminó de quitarse la camisa y la dobló cuidadosamente, girando y poniéndola en el cesto junto al armario-. Para mi asombro, se ha convertido en un joven muy atractivo.

Oh.Dios.Mío. Harry sintió su mandíbula caer. Snape se sacó su camisilla interior por la cabeza. Si fuese posible, la mandíbula de Harry hubiera caído más incluso. Las múltiples capas escondían un cuerpo verdaderamente impresionante, delgado y cincelado. La mano de Harry se deslizó de desde su boca, viajando por su torso hasta su ahora dolorosa erección, y la ajustó. La camisilla de Snape también fue a la cesta.

-Pero no es muy brillante - vaciló Snape, con las manos en su cintura.

¡¿Qué?! Harry apenas se sorprendió al cerrar su boca bruscamente en lo que había sido un audible chasquido. Pero aún estaba duro, y su mano, que parecía haber adquirido libre albedrío en algún momento, frotaba su entrepierna.

-Me pregunto cómo se las apañó para matar a Voldemort. Me hace creer en los golpes de suerte.

Incluso los insultos, susurrados con esa voz fría, se derramaban deliciosamente sobre Harry.

Snape desabrochó sus pantalones terriblemente despacio, pero no los dejó caer. Otra vez parecía que Snape estaba mirando fijamente a Harry.

-Y las lagunas en la educación de Potter son sorprendentes. No sabe, por ejemplo, que es posible hechizar un espejo para que refleje a los que llevan capas de invisibilidad.

Oh mierda. Harry nunca, jamás, volvería a permitir que los Weasley lo metieran en otra de éstas.

Una de las largas manos salió como una flecha y le arrebató la capa. Harry se vio aparecer en el espejo, enrojeciendo violentamente y... ¡oh, mierda! Su díscola mano seguía tocando su erección, claramente visible a través de los pantalones. Mejor olvidarse de resistir a la persuasión Weasley, simplemente los mataría. Entonces la otra mano agarró un puñado del pelo de Harry. No podría matarlos porque estaría muerto... unos labios sorprendentemente suaves cayeron sobre los suyos. Muerto del shock. Tras un segundo de aturdimiento, le devolvió el beso a Severus con entusiasmo.

Las manos desnudaron a Harry con más rapidez de que lo que lo habían hecho con la ropa de Severus. Harry se quitó las deportivas y salió de sus pantalones y bóxers. Llevó sus manos arriba y comenzó a acariciar el pecho de Severus, jugando un poco con los endurecidos pezones. Severus gimió y le guió a la cama. Harry se sentó en ella y miró cómo como Severus se quitaba por fin los pantalones. No había ropa interior. Pensar que Severus iba de comando bajo su túnica hizo que Harry se endureciera más.

Snape se sentó a su lado y mordió su cuello.

-¿Quién gana?

-¿Hm? -La cabeza de Harry cayó hacia tras mientras Severus exploraba su cuello con los dientes y los labios.

Severus le empujó sobre la cama.

-¿Quién gana la apuesta?. -Un mordisco en el pezón.

Un pensamiento luchó por hacerse claro en el cerebro aturdido de Harry.

-¿Lo sabías?

Una risa baja.

-Claro que lo sé.

-Estás bromeando. ¿Cómo demonios ibas a saberlo?

-Potter, prefieres hablar, o... -Otro mordisco en su pezón, luego Snape empezó su camino hacia abajo por el torso de Harry.

-Oh... -dijo Harry débilmente-. Opción dos. -Después se calló cuando la maravillosamente caliente boca de Snape cayó sobre su erección. Coló los dedos entre el cabello oscuro y los agarró a medida que la mano de Snape acariciaba sus pelotas mientras que la boca sensual le chupaba firmemente. Entonces Snape comenzó a usar su lengua también y Harry gimió. La mano en sus pelotas fue hacia atrás: un dedo tocó su entrada y presionó suavemente. Con el intensificado estado de excitación en que se encontraba Harry, eso fue lo único que hizo falta. Intentó separar la cabeza de Snape de su polla, pero el hombre simplemente chupaba más fuerte cuando Harry se corrió en su boca con un gemido.

Snape levantó la cabeza y sonrió casi salvajemente.

-Excelente. Ahora que nos hemos encargado de eso, podemos comenzar en serio.

Harry gimió. De pronto Snape estaba encima de él. El cuerpo de Harry nunca había recibido tanta atención antes; Snape descubrió y explotó zonas erógenas que Harry nunca antes había sido consciente de que tenía. El interior de sus antebrazos, por ejemplo. Harry gimió de nuevo cuando Snape arrastró su suave pelo sobre las muñecas y los codos de Harry. O su columna; Snape le dio un pequeño mordisco con succión incluida en cada vértebra, a la vez que masajeaba la pequeña espalda de Harry con firmeza. Ligeros lametones en la parte de atrás de sus rodillas y pantorrillas fueron seguidos de un masaje de pies. A Harry nunca le habían lamido los pies antes, y no podía imaginar por qué no; era felicidad pura. Snape le dio la vuelta y miró la renovada excitación de Harry especulativamente.

Era hora de hacer algo antes de que el hombre le matara. Harry se sentó y llamó a Severus a sus brazos, besándolo. Le acarició el pelo oscuro, cardándolo con los dedos; dejó su otra mano viajar hacia abajo por el torso de Snape, parándose a acariciar los duros pezones, y llegando finalmente a la delgada cadera y el musculoso muslo. Rompió el beso y atacó el delicioso cuello de Snape; había fantaseado durante años con desabrochar la camisa y morder su largo y pálido cuello. Ahora, llegar a hacerlo le hizo gemir con placer mientras mordía la suave piel y lamía el hueco en la base de la garganta. Su mano seguía apoyada en la cadera de Snape, la deslizó para agarrar el firme trasero. De repente Snape presionó contra él, frotándose contra la erección de Harry. Otro largo beso. Harry envolvió con sus piernas a Snape y se retorció contra él sin remedio.

Snape se apartó, mirando a Harry con satisfacción. Harry estaba de espaldas, jadeando. Se sentía colorado y caliente, quería desesperadamente que Snape le tocara de nuevo. Snape se inclinó sobre él, con el suave pelo acariciando la mejilla de Harry.

-Te deseo -susurró.

Harry gimió otra vez.

-Oh dios... -Se inclinó ligeramente hacia arriba y besó la invitante boca-. Sí.

Comenzaba a pensar que quizás era un sueño muy vívido debido al alcohol y que se despertaría rodeado por los ronquidos de los Weasley en una de las habitaciones de Las Tres Escobas. Cuando un dedo lubricado tocó su entrada y empujó, decidió que no le importaba si era un sueño o no. Especialmente cuando ese dedo encontró un pequeño punto sensible y lo acarició con insistencia. Gimió en el cuello de Snape, pues de alguna forma había terminado envuelto entre los brazos del hombre otra vez. Por hablar de tomar el control de la situación. Otro dedo se deslizó en su interior. Por supuesto, ya que la idea de Snape de controlar las cosas parecía llevar a Harry a la locura con las sensaciones, Harry sólo (los dedos giraron y le abrieron dentro de él), él sólo (salieron y volvieron a entrar), él se limitaría a gemir. Y frotar su polla contra el plano y ligeramente peludo vientre de Severus. Y quizás gemir más... Un tercer dedo. Sí, los gemidos era definitivamente necesarios aquí.

Los dedos se retiraron. Harry mordió el cuello de Snape a modo de protesta, llevó la mano entre los dos cuerpos y se apoderó de la polla del otro hombre. Palpitaba en su mano cuando lo acarició. Rodó sobre su espalda y abrió sus piernas. Eso debería hacer llegar el mensaje. Cuando Snape cayó sobre él y le besó fuertemente, Harry se felicitó a sí mismo por el éxito de su última maniobra. Entonces Snape se alejó y alzó las piernas de Harry. Apoyó la punta de su polla contra la estrecha entrada de Harry y esperó, mirando a los ojos de Harry. Harry apretó los dientes. No rogaría, se repitió, no rogaría. Subió sus manos por los tensos brazos de Snape, hasta sus fuertes hombros, bajó por el pecho musculoso y jugó con los tiesos pezones, pellizcándolos delicadamente. Snape hizo un pequeño ruido con la nariz y empujó su polla de repente, luego se quedó quieto de nuevo. Harry se tensó instintivamente antes de obligarse a sí mismo a relajarse. Una mano cálida agarró su erección, comenzando a acariciarla.

-Oh, Dios… Oh, por favor… -se oyó decir Harry. Bien por esa promesa de no rogar. Pero funcionó. Snape empujó más profundo, salió hasta la mitad y entró de nuevo. Harry agarró sus propios muslos y los llevó hasta el pecho, obligando a la polla invasora a ir más adentro. Snape gimió y entró completamente. Su mano, que había permanecido en la polla de Harry, comenzó a moverse de nuevo. Harry intentó recordar respirar, definitivamente ahora no era un buen momento para perder el conocimiento. Respiró profundamente y se entregó a las sensaciones asombrosas que corrían a través de él: la mano bombeándole, la polla entrando y saliendo de él, las hebras de cabello oscuro acariciando su cara, los ojos de Snape fijos en él. Sentía el conocido cosquilleo moviéndose a través de él y trató de frenarlo, quería prolongarlo lo más posible. Pero su culo se apretó involuntariamente alrededor de la polla de Severus, y la mano sobre él se movió más rápido, y el escozor se desató en todos los nervios de su cuerpo y se aceleró a través de sus pelotas y polla, haciéndole correrse con un grito de asombro, sin dejar de mirar a los ojos de Snape.

Al parecer eso era lo que Snape había estado esperando, porque comenzó a follarse a Harry incluso más fuerte y rápido. Harry alzó su mano y acarició el pelo suave, tocó la mejilla de Snape, trazando una línea por el delicioso cuello, ya que tenía moratones por donde Harry le había mordido, y pellizcó uno de los duros pezones. Snape gimió empujando una última vez; Harry le sintió correrse en su interior. Dejó caer las piernas, y Snape se retiró, sentándose a un lado. Arrastró a Harry a sus brazos y le besó. Harry le devolvió el beso con gusto, pasando una mano arriba y abajo por la espalda del otro mientras su respiración volvía a la normalidad. Después de un momento Snape se apartó y se levantó.

Harry se quedó tumbado y revisó los acontecimientos de las últimas horas: se había quedado atrapado en medio de una disputa familiar Weasley, se había convertido en un espía demasiado-dispuesto-a-todo en un strip-tease de Severus, había sido totalmente follado por el hombre del que había estado enamorado en secreto desde su sexto curso. Decidió que el balance seguía siendo positivo.

Notó que la cama se hundía y un toque cálido y húmedo: Severus le estaba limpiando. Sonrió soñoliento.

-Gracias. -Tenía una pregunta, pero no podía recordarla.

Se despertó y poco a poco se dio cuenta de que estaba solo en la cama. Se dio la vuelta y vio una botella con la etiqueta “Remedio para la resaca” en la mesita de noche. Compañero inteligente, Snape. Harry se lo bebió agradecido y se sintió infinitamente mejor al instante. Se incorporó y vio a Snape, envuelto en una bata de color verde oscuro y sentado en una silla junto al fuego. Se aclaró la garganta.

-Um… ¿Severus? -Parecía muy extraño llamar a Snape eso.

-¿Qué pasa? -Harry parpadeó ante el tono frío.

-¿Vas… vas a volver a la cama?

Snape giró su cabeza y miró fijamente a Harry. Bien, pregunta estúpida.

-Lo siento. -Murmuró Harry.

-Es mejor que te vayas, Potter. No quiero que los Weasley se apelotonen aquí buscándote.

Se acordó de la pregunta que había tenido antes de quedarse dormido, pero no parecía apropiada ahora.

-Oh. Bien. -Salió de la cama y recogió su ropa dispersa. ¿Cómo había terminado uno de sus calcetines en medio de la habitación? Se vistió, irracionalmente avergonzado, y recogió la capa de invisibilidad. Le había servido de mucho, la maldita. -Um. -Estaba frente a Snape, quien no quitaba la vista del fuego-. Bueno, buenas noches. -Caminó hacia la puerta y la abrió.

-Buenas noches, Harry. -La oscura voz habló en voz baja mientras Harry se alejaba.

No quería volver a Las Tres Escobas y ser interrogado y ridiculizado por los Weasley, pero no podía pensar en otro lugar al que ir a las -comprobó su reloj- cuatro de la madrugada. Demasiado tarde para despertar a Hagrid: los gigantes eran impredecibles cuando los privabas de sueño, incluso los dulces como Hagrid. No se veía llamando a Dumbledore: ‘Bueno, Albus, tu profesor de pociones me echó un polvo sin sentido y me echó de su cama. ¿Te importa si me hago un ovillo en la alfombra delante de tu chimenea?’ Se acercó a las verjas y se apareció en Hogsmeade. Cuando se acercaba a Las Tres Escobas, vio un tenue brillo verde.

-¿Harry? -Era Ron, sentado en un banco fuera del pub. Maldita sea, tenía que haber perdido el conocimiento hacía horas.

Harry se acercó de mala gana.

-¿Por qué estás despierto todavía? -Hizo una pausa-. Vale, la apuesta.

-Bueno, la apuesta, y que ha pasado mucho tiempo, pensé que quizás Snape te había matado. -Ron aumentó el brillo de su varita-. ¡Maldita sea! -Sus ojos se agrandaron-. ¿Con quién te topaste después de que fuiste a la habitación de Severus?

-Nadie -dijo Harry sin pensar-, ¿Por qué? -Se sentó junto a Ron.

-¿Nadie? -Ron se inclinó hacia adelante-. Porque parece que has estado follando toda la noche.

Harry no consiguió apartar su cara del resplandor de la varita con la rapidez suficiente.

-Oh, dios mío -dijo Ron sin comprender-. ¿Tú… con Snape? -Una pausa-. ¿Tú… quiero decir… él..? -Finalmente le espetó-: ¿Te forzó?

-¡Ron! -Harry se sintió enrojecer-. ¡Dios, no!

-Oh. -Ron seguía procesando la información-. Entonces, um… sólo…

-Mira, no quiero hablar de esto. -Harry se puso de pie-. Voy a dormir un poco. No quiero desmayarme durante el partido de mañana.

Se arrastró escaleras arriba y dentro de la habitación que compartía con Ron y los gemelos. Estaban inconscientes, para su alivio. Se acostó, pero no logró conciliar el sueño. Todavía estaba despierto cuando Rosmerta les sacó de la cama a la mañana siguiente.

-¡Harry! ¡Harry! -Los gemelos, en estéreo-. He ganado, ¿verdad?

-No -dijo vengativamente-. Todos habéis perdido.

-¡Qué! -Shock marca Weasley. Harry disfrutó de la tan ansiada vista. Les dejó intentando resolver el puzzle-. Si Snape no usa bóxers, y no se pone calzoncillos, y no lleva tanga…

Harry vagó por las escaleras. Ron estaba sentando delante de un gran desayuno grasiento, dirigiéndole una mirada cautelosa. Harry lo saludó y salió. Caminó tranquilamente hasta Hogwarts, a las faldas del castillo, y se dirigió hacia el campo de quidditch. Todavía estaba desierto… No, no del todo, se dio cuenta Harry al mirar las gradas de Slytherin. Una figura alta y de pelo oscuro estaba allí. Harry marchó más decididamente, envalentonado -o tal vez temerario, no estaba seguro- por la falta de sueño, el recuerdo del sexo increíble, o alguna combinación de los mismos. Subió hasta Snape, poniéndose a su lado. Al menos el hombre no había huido gritando. Harry sonrió involuntariamente con esa imagen.

-Parece contento consigo mismo, Potter. -La voz fría.

-Mm. -Pensó un minuto, luego habló con cuidado-. Debería estarlo, pero no. -Hizo una pausa, Snape no se movió. Harry respiró hondo-. Anoche hice el amor con alguien en quien estoy… muy interesado, pero parece que él no me corresponde. -Seguía sin haber movimiento en el hombre que estaba a su lado. Harry se sentía más y más idiota por segundos-. Creo que en verdad estropeé las cosas, y quiero pedirle disculpas, pero… um… no es muy accesible. -Su cara ardía. Se atragantó-. Lo siento -y se alejó con paso tambaleante. Estaba a mitad de las gradas cuando oyó un ruido cerca detrás de él.

-Potter. -Una mano le tocó el hombro. Se volvió con cautela-. Harry. Si tú... esto, si deseas repetir la experiencia de anoche, puedes visitarme de nuevo. Sin la capa. Y sin la embriaguez.

-No estaba... quiero decir, estaba un poco borracho, pero no fue por eso. -Miró a los ojos oscuros-. Lo decía en serio cuando dije que estaba interesado. Estoy interesado. Lo he estado desde hace tiempo.

-Ya veo. -Snape le miró fijamente-. Bien. -Entonces Harry se encontró arrastrado en un fuerte abrazo y besado ferozmente. Le devolvió el beso con energía. Finamente Snape se separó, jadeando, y simplemente le miró. Pero una de esas hermosas manos acariciaba el pelo de Harry suavemente.

-Así que no me echarás en mitad de la noche, ¿verdad? -dijo Harry, esperanzado.

Snape sonrió ligeramente.

-Siempre y cuando te comportes, Potter. -Se sentó, bajando a Harry con él-. Siéntate conmigo durante el partido.

-¿Con los Slytherin? -Harry reflexionó-. Lo haré si me dices cómo sabías lo de la apuesta.
Snape puso un brazo alrededor de los hombros de Harry.

-Le prometí a Rosmerta hacerle una poción de belleza si me decía qué estaban planeando los Weasley. Me envió una lechuza cuando dejaste el pub.

-¿Por qué ibas a tomarte tantas molestias?

-Harry. Todos los Weasley estaban juntos. Sé que gastarían algún tipo de broma. Tuve la suerte de que te eligieron para hacerla.

Harry se echó a reír.

-Ahora dime. -Un susurro al oído-. ¿Quién ganó?

-Oh… -Sonrió de repente-. Tendría que decir que fui yo.


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