11M por mí

Mar 12, 2011 17:59


Ayer el día se despertó bastante feo. No sólo porque estaba nublado, sino por una serie de sucesos que han movido al mundo y unos recuerdos desagradables que ya lo movieron hace años. La verdad es que en días como el de ayer uno se plantea muchas cosas, cosas que considero que deberían plantearse a diario.

La verdad es que el journal lo tengo bastante abandonado. Por eso pensé en escribir aquí. Aún así se que no lo va a leer nadie y que quien lo haga se va a sentir confuso dado el batiburrillo con el que se va a encontrar. Aún así no me molesta, he pensado que sería bueno transformarlo en mi diario del día a día (aún escribiéndolo mes a mes o cuando me convenga).

Hace un par de días que volví de Italia, concretamente de Milán. Cuando vuelvo de estar moviéndome a diario siento unas ganas irrefrenables de no parar... es... un sentimiento de 'puedo comerme el mundo, dejadme pasar'. Pero cuando llegas a la realidad de la rutina te das cuenta de que todo es lo mismo. Y yo por lo menos me apago mucho, dejo de ser la persona que realmente puedo llegar a ser cuando me siento bien y especial.

Encima esto, el día post-viaje me encontré bastante mal. No dejaba de tener sueño (que lo atribuí a los días que estuve sin parar, así que no me lo tomé a mal tampoco) y de sentirme mareada (que se lo atribuí a una de las ya normales bajadas de tensión), así que pasé un día bastante 'de perros'. Por suerte no me sentí mal, todavía tenía días por delante para conseguir hacer todo lo que quería y no me tenía que preocupar.

El día siguiente, que fue ayer, me desperté con un humor horrible. Ya digo que el clima me afecta, que no salga el sol me apaga... pero despertar y ver como un tsunami sesga tantas vidas prácticamente en directo es algo que no se puede explicar con palabras. Sólo sé que me desperté y a los dos minutos estaba llorando y recordando que, desgraciadamente, había llegado de nuevo el 11 de marzo. Y sí, es horrible ver cómo gente es tragada por el agua, como tienen brechas en la cabeza, cómo se quedan sin casa... pero siempre es peor cuando hay gente que conoces allí. Y bueno, en estos casos para desgracia, siempre conozco a alguien en el lugar en el que pasa algo. Ya me pasó con Chile, ahora volvía a pasarme con Japón. Y no, no son familiares, podría decirse que no son ni amigos. Simplemente me sorprendo a mi misma recordando nombres o caras de gente que se han cruzado en mi vida y que se que se encuentran en ese lugar. A veces me pregunto cuánta gente pensaría en mi si pasara alguna catástrofe similar dónde vivo. Vamos, espero no ponerlos a prueba jamás, pero a veces me siento bastante idiota xD
Luego claro, están los recuerdos del 11M. No perdí a nadie a pesar de conocer a muchísimos madrileños, así que no me tocó de lleno, pero el recuerdo está vigente como si hubiera pasado ayer mismo. De hecho es desagradable la sensación que tengo cada vez que veo a alguien subir con una mochila grande al metro/tren en el que voy. Sí, vivo con un deje de miedo hacia el mundo. Supongo que es normal. Y si no es normal lo siento, al fin y al cabo la que se angustia en el vagón soy yo pensando que podemos salir volando de un momento a otro.
Y nada, así pasé el día, pensando en cómo está el mundo y la naturaleza y qué se podría hacer en situaciones límite.

Por suerte la tarde cambió porque quedamos para salir y, sinceramente, relajarnos. Cuando quedo con mis amigos siento como me lleno de alegría y paz (por cursi que suene). Hablar de las tonterías más grandes que se nos ocurran y reir por bobadas es de lo más agradable... y la verdad es que lo necesitaba. Bueno, se podría decir que lo necesito a diario.

Y nada, ahora estoy pendiente de seguir con mi vida. Hacer ejercicios, seguir con la universidad, ver si en verano todo va bien y visito Escocia, futuros cosplays, encontrar trabajo... sé que no todo va a ser fácil, pero pienso luchar por ello.

Y si la muerte está cerca que me pille viviendo tranquila y sintiéndome en paz. Eso es algo que hablé en Milán con otro de mis amigos, sobre el saber cuando uno va a morir o no. Él opinaba que lo mejor es saberlo, que así se aprovecha mejor el tiempo que le queda a uno. Mi respuesta, que al final compartía también, fue clara: lo mejor es no saberlo, pero morir estando bien con los tuyos y no-tuyos, sentirte bien durante toda tu vida como para no preocuparte nada el 'cuando voy a morir'. Sé que es difícil, yo me peleo prácticamente a diario y tengo muchos problemas, causo sensación de abandono sin quererlo y cosas similares. A mí me hacen lo mismo. Pero aún así, uno tiene que sentirse bien y tranquilo. Es lo mejor.

Carpe Diem amigos.

!that'slife

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