Lo primero que hace es estornudar, un momento después le impregna el sabor a polvo, a polvo y a desgaste y luego de unos minutos ya sólo le queda en la lengua -en la punta de los dedos y en el fondo de los ojos- la impresión de un recuerdo, un susurro de agua que se disuelve en el pasado y en la opresión en el pecho que de repente le consume.
No sabe cuánto tiempo ha pasado en la misma posición cuando Sirius entra en la habitación, con las manos blancas, el cabello rebelde y una ceja levantada enarcando una mirada socarrona. De repente Remus siente que huele a lo mismo -que es lo mismo- y lo invaden unas ganas irrefrenables, corrosivas, de gritar. La ilusión dura sólo un segundo.
-¿Qué haces Moony? Llevas acá media vida y estaba empezando a creer que los espíritus de mis honorables parientes te estaban robado la otra mitad.
No responde, no tiene forma de expresarlo en palabras, no sabe cómo podría decir que lo que siente en la base de la garganta, y la constriñe, es que se ha ido y ha vuelto al mismo tiempo, que lo que tiene en la boca del estómago es un abismo. Así que opta simplemente por extender el brazo y mostrarle lo que ha estado sosteniendo en la mano, lo que ha encontrado revolviendo entre las cajas del ático de Grinmauld Place, entre libros de hojas amarillentas, el tiempo y su alma.
Sirius la toma, manchándola de pintura en el proceso, y a Remus le parece que cuando habla mastica de a poco, marchitándo, la sonrisa que no acaba de esbozar.
-Lo teníamos casi todo ¿No es cierto Moony?
El licántropo vuelve a mirar la foto, su penúltima Navidad en Hogwarts, con un Sirius con la camisa a medio abrochar, la corbata del uniforme en la cabeza y la capa alrededor del cuello de James, mientras este le mordía una de las manos en represalia. Lily en uno de los sillones mirándolos con gesto severo pero con sus labios delatando que apenas podía contener la risa, y Peter (el pequeño Peter) saludando a la cámara con un gesto torpe. Invencibles. Imposibles. Suspira. Él había tomado aquella foto con la cámara muggle que Lily acababa de recibir como regalo de sus padres.
-Casi. -Consigue articular finalmente.
___________
Espero que te haya gustado al menos un poco, debo confesar que hace años no escribía nada sobre ellos.
De nada, si es que has puesto esa canción y creo que todas hemos revivido la escena de los merodeadores (cualquiera) que en su momento nos dejó sin aire.
Muchas gracias, me emociona que lo califiques así, pese a que está lejos de serlo :3 Todas hemos llorado con este prompt y esta canción creo, los merodeadores son eso que nunca deja de doler.
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Lo primero que hace es estornudar, un momento después le impregna el sabor a polvo, a polvo y a desgaste y luego de unos minutos ya sólo le queda en la lengua -en la punta de los dedos y en el fondo de los ojos- la impresión de un recuerdo, un susurro de agua que se disuelve en el pasado y en la opresión en el pecho que de repente le consume.
No sabe cuánto tiempo ha pasado en la misma posición cuando Sirius entra en la habitación, con las manos blancas, el cabello rebelde y una ceja levantada enarcando una mirada socarrona. De repente Remus siente que huele a lo mismo -que es lo mismo- y lo invaden unas ganas irrefrenables, corrosivas, de gritar. La ilusión dura sólo un segundo.
-¿Qué haces Moony? Llevas acá media vida y estaba empezando a creer que los espíritus de mis honorables parientes te estaban robado la otra mitad.
No responde, no tiene forma de expresarlo en palabras, no sabe cómo podría decir que lo que siente en la base de la garganta, y la constriñe, es que se ha ido y ha vuelto al mismo tiempo, que lo que tiene en la boca del estómago es un abismo. Así que opta simplemente por extender el brazo y mostrarle lo que ha estado sosteniendo en la mano, lo que ha encontrado revolviendo entre las cajas del ático de Grinmauld Place, entre libros de hojas amarillentas, el tiempo y su alma.
Sirius la toma, manchándola de pintura en el proceso, y a Remus le parece que cuando habla mastica de a poco, marchitándo, la sonrisa que no acaba de esbozar.
-Lo teníamos casi todo ¿No es cierto Moony?
El licántropo vuelve a mirar la foto, su penúltima Navidad en Hogwarts, con un Sirius con la camisa a medio abrochar, la corbata del uniforme en la cabeza y la capa alrededor del cuello de James, mientras este le mordía una de las manos en represalia. Lily en uno de los sillones mirándolos con gesto severo pero con sus labios delatando que apenas podía contener la risa, y Peter (el pequeño Peter) saludando a la cámara con un gesto torpe. Invencibles. Imposibles. Suspira. Él había tomado aquella foto con la cámara muggle que Lily acababa de recibir como regalo de sus padres.
-Casi. -Consigue articular finalmente.
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Espero que te haya gustado al menos un poco, debo confesar que hace años no escribía nada sobre ellos.
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Todas hemos llorado con este prompt y esta canción creo, los merodeadores son eso que nunca deja de doler.
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