[One-Shot] º Prisioner of Love º

Sep 20, 2009 16:47

Título: Prisioner of Love
Fandom: KAT-TUN.
Parejas: Maruda.
Género: Ang, romance.
Fanfiction Rating: PG- 17
Resumen: Ueda creyó que no podría sufrir más.
Nota(s) de la Autora: este es el Shot hermano de "Distance" creado por Tawsuna. Nació de un juego hace 1 mes, y es tan asquerosamente triste... que no pienso pedir perdón xD
Disclaimer: ningun Kat-tun me pertenece, más aún así, sí sus vidas dentro del fic.

Prisioner of Love

- ¿Estás seguro de que esto es lo que quieres?
- Sí.

¿Cuántas probabilidades había de que esto fuese un mal sueño? Pocas, muy pocas.
Lo vi bajar la mirada y fruncir notablemente el entrecejo.

-Estás mintiendo… se nota.
-No, esta vez te equivocas Tatsuya… estoy diciendo la verdad.

Subió los ojos hasta posarlos en los míos, y la verdad en ellos me quemó como agujas al rojo vivo.
No podía ser verdad.
Suspiró derrotado ante la situación y me dio la espalda.

-No te vayas.- le pedí mientras sentía como la realidad me aporreaba el cerebro, aturdiéndome.
-No hay necesidad de quedarme, no tenemos nada más qué discutir.
-¿No vas a darme una razón?
-Creí que te la había dado.
- Hablo de una razón creíble… sé que me estas mintiendo.- lo escuché resoplar.
- Adiós Tatsuya.

Ni siquiera se giró al hablar, me siguió negando su rostro y comenzó a caminar. Me hubiese gustado tomarlo de la parte de atrás de su chaqueta, colgarme de su cintura, o ponerme a gritar con tal de que se detenga; pero mi cuerpo no quiso moverse, por más que se lo ordené.
Los bordes de mi visión periférica se comenzaron a poner negros, y a nublarse. Su silueta en marcha se convertía en una mancha uniforme. Sentí un dolor punzante en las rodillas cuando caí al suelo sobre ellas, pero lo ignoré, no se comparaba con el dolor que estaba sintiendo en el corazón en ese preciso momento; un dolor tan desgarrante que podía imaginar a mi órgano vital hecho jirones y colgando inerte desde las válvulas que lo sostenían.
Cerré los ojos con fuerza, percatándome de que ya no podía oír sus pasos, ya no podía oler su perfume, ni podía sentir su presencia.

- Yuichi…- dije como si fuese una mala palabra, haciendo que el sonido amargo retumbase por el interior de mi cerebro.

2 años después

No era propio de mí invadir espacios ajenos sin el consentimiento de la persona, pero, no creía que a Jin le molestase.
Me adentré en los vestuarios del gimnasio, propiedad de la cancha de la ciudad.
Mi amigo, Akanishi Jin, era jugador de football profesional. ¡En verdad era muy bueno! En el último año me había enterado que había ascendido su equipo, y me dejé caer para saludarlo. Sólo esperaba que me recibiera sin hacer muchas preguntas… no me creía capaz de contestar ninguna.
Caminé por los pasillos, y unas ensordecedoras risas me hicieron frenarme, una de ellas era la de Jin. Me asomé en la curva que estaba a mi izquierda y me encontré a varios muchachos envueltos en toallas que bromeaban.

- Oh. ¿Quién eres?- preguntó uno de ellos luego de notar mi presencia.
- ¿Tat-chan?- mi amigo se levantó del banco donde estaba sentado con los ojos como platos. No lo culpaba… hacía 2 años que ni siquiera telefoneaba.
- ¡Hola!- mi particular sonrisa acompañó mi saludo, contagiándolo, haciendo que él también me sonriese.
- ¡No puedo creerlo!

Vino hasta mí con los brazos extendidos y una expresión de felicidad que nunca había visto en él. Me abrazó estrechamente, y pude sentir la sorpresa que le producía mi llegada.
Me pidió que lo esperase unos minutos mientras terminaba de cambiarse y así íbamos a tomar algo por ahí.
Lo aguardé en la puerta de la sede del club, mientras miraba el cielo.
Había vuelto para uno de los veranos más bonitos que acarreaba Japón, aunque, claro, me había perdido los dos anteriores.
Jin salió del club ya vestido y con un bolso de mano. No pude dejar de notar que todo lo que llevaba puesto era de excelentísimas marcas, hasta el bolso.

- ¿Te esta yendo muy bien?- pregunté temiendo sonar maleducado. Él rió despreocupado.
- No se te escapa detalle. ¿eh?- se echó hacia atrás el pelo y por primera vez me miró inquisitivo.

Tuve miedo… sabía que le brotarían las preguntas de un segundo a otro… no supe qué hacer para desviar su atención.

- ¿Cómo están los demás?- vomité la pregunta con algo de tartamudez.

Quedé asombrado con la rapidez con que pasaron las emociones por su rostro. Primero una pizca de horror le cruzó el semblante, desacomodando el gesto de concentración que me estaba dedicando, acomodando las preguntas dentro de su cerebro. Luego, un profundo dolor le recorrió la comisura de los labios alcanzando sus ojos, y ese sentimiento duró un segundo más que el anterior. Y al final, rearmó con un dejo de culpabilidad su cortés interés por mí.

- Están bien. Cambiaron mucho en estos 2 años que no estuviste Tat-chan.- me dijo con la voz tranquila, aunque noté algo de escepticismo en ella.
- ¿Sí? Pero, ¿Para bien, o para mal?
- Sólo cambiaron, de ninguna manera en especial.

Me concentré un momento aplacando mis ganas de escarbar más, pues presentía que Jun me ocultaba algo.
Él frunció un poco el seño. Ese gesto me había comenzado a producir odio, no soportaba que alguien hiciera eso.

- ¿Qué?- pregunté algo molesto.
- Noto… que tú también has cambiado.
- ¿Eso crees?- aunque yo lo sabía perfectamente.
- Sí, claro. Por la forma en que me miras, diría que no se te escapa detalle de lo que pienso. ¿Desde cuándo te volviste tan perspicaz?

Me reí en mi fuero interno. Por supuesto que había desarrollado ese don., pero el pensar el por qué y el cómo hacía que se me congelara la sangre, un sentimiento que, con el tiempo, había logrado controlar, ya que no me había abandonado desde ese día.
Sacudí mi cabeza imperceptiblemente para que Jin no lo notara, quitando de mi mente el recuerdo.

- Tienes una mirada profunda, ya no es la soñadora de antes.- dijo mi amigo, trayéndome a la realidad y al presente.
- Puede ser…- fue lo único que respondí.

Caminamos un poco más en silencio. Podía escuchar el cerebro del chico a mi lado acomodando cual de todas las dudas era la más urgente en desnudar.

- Entremos aquí.- interrumpí sus cavilaciones.
- De acuerdo. Oh, puede que algo nos interrumpa por un momento.- me dijo sonrojándose levemente.

No comprendí sino hasta que ambos estuvimos en el centro de aquella cafetería.
Los susurros se encendieron todos al mismo tiempo como si alguien hubiese prendido la radio y la hubiese dejado con el volumen mínimo.
Enseguida unas adolescentes se pararon de su asiento y se acercaron dubitativas hacia nosotros.

- Etto… ¿Akanishi-san?- comenzó una. Noté que estaba reuniendo todo el valor que tenía en el cuerpo para hablar.- ¿Podría…?- y le acercó un cuaderno pequeño y un bolígrafo.

“¡Oh!” fue lo único que pensé. Por supuesto… Jin se había transformado en jugador estrella. Pero no pude dejar de sorprenderme.
Luego de eso, más chicas tomaron valor y se acercaron a él.
Me alejé riendo y me senté en una de las mesas a esperarlo.
Me miró apenado, pero no podía borrar la sonrisa que le enmarcaba los labios. Le encantaba todo eso, era sumamente visible.
Al rato, se disculpó con su público y vino hacia mí para sentarse enfrente.

- ¿Esto pasa a menudo?- pregunté mientras una mesera venía hacia nosotros.
- Uhm… bastante.

La empleada no dejó de mirarlo con una sonrisa y una cara maravillosa todo el rato que él tuvo la carta en la mano. Era hasta descarada su manera de comportarse, pero, creí que ese tipo de actitud encajaba bien con mi amigo.
Pidió por los dos y le devolvió la carta guiñándole un ojo. Eso complació mucho a la mesera.

Hablamos un poco de su fama y cómo era su vida ahora, tan diferente a como la recordaba.

- Antes éramos inmaduros.- decía.- Sólo nos interesaba salir y divertirnos; Kame y yo vivíamos solo para los sábados a la noche. Lo único que anhelaba en la vida era aprobar todos mis exámenes para poder tener unas vacaciones libres de profesores. Era más que un inmaduro, era un idiota.- se rió de sí mismo, y la risa llegó hasta mí.
- ¿Cómo está Kame? ¿Sigues en contacto con él?- dije sin pensar… y enseguida me arrepentí de haber hecho la pregunta. Era peligroso adentrarnos en el tema de los otros, peligroso para mí.
- Sí. Bueno, más o menos. Con mi tipo de trabajo es difícil encontrarme con tiempo. Tú llegaste justo después de un torneo, por lo tanto es la temporada de “descanso”.- entendí su sarcasmo como que en realidad nunca dejaba de practicar.- Pero, cuando ambos tenemos tiempo nos juntamos, y a veces salimos… siempre y cuando al otro día no tenga partido.- torció la boca, cayendo en la verdad de que en realidad nunca disponía de mucho tiempo.- Bueno, así es el trabajo.
- ¿Y hoy estás desocupado? Lamento haber venido sin avisar.
- No te preocupes, sólo tengo que ir a… Uhm… no te preocupes, sólo debo ira un sitio, pero no voy a tardar.
- Ya veo…

Su rostro se había puesto muy tenso, pero no quise presionarlo para hablar.

- ¿Qué hace Kame?- no pude evitarlo. Me había preparado para reprimir preguntas sobre ellos… pero, teniendo a Jin enfrente de mí y tan predispuesto a contarme lo que sabía… no podía contra mi genio.
- Se prepara para el “Juego de Estrellas”.- y su sonrisa se ensanchó tanto que pensé que se saldría de su rostro.

¿Se preparaba para el Juego de Estrellas?... tenía que estar bromeando.
Vio mi expresión y se largó a reír.

- No es ningún chiste, es verdad… entró en las Ligas Mayores hace 6 meses, y su equipo ya fue designado para competir.

Me lo quedé mirando, conciente de que mi cara debía de ser de pura perplejidad.

- ¡¿Estás hablando en serio?!- grité y Jin se carcajeó.
- ¡Claro que sí! ¿Es que viniste con los ojos cerrados? Hay carteles con su cara por todos lados, hace las propagandas para “Weider-In Jelly”.
- ¿Enserio?- me sorprendió mi nivel de autismo. Sí que había caminado por las calles… pero no recordaba ningún cartel.
- Vaya Tat-chan… también hay míos, me tomaron para hacer las propagandas de Russ-k.
- Alguien diría que tuve que haber notado eso…

Mi amigo volvió a juntas las cejas. Como siquiera haciendo eso me iba a agarrar un ataque de histeria.

- ¿Qué?- lo atajé.
- Bueno, no puedo evitar preocuparme… Tatsuya… ¿Dónde has estado?

Agradecí que el sonido de mi corazón fuese un ruido ajeno para los demás, ya que se había disparado como el de un colibrí. Jadeé.
Mentir, tenía que mentir, mentir descaradamente, debía mentir y hacerlo ya. Pero, la repentina aceleración de mi pulso me dejó K.O. y no encontraba una mentira que sonase retóricamente coherente.
Jin notó el tiempo que me estaba tomando responder, y se asustó cuando al levantar mis ojos los encontró anegados en lágrimas.

- ¿Qué sucede Tat-chan?

No respondí, porque no encontraba qué decir, y porque me era imposible abrir la boca.
Sentí como el calor se agolpaba en mi rostro, lo que contrastaba con mis frías lagrimas al desbordarse por mis mejillas.
Jin me tomó una de las manos, la que estaba más cerca de él. Pero la soltó enseguida al recordar que estaba rodeado de fans. “Patético” logré pensar sobre mi nebulosa mente.
Me levanté, sentía la cara caliente, los ojos ardientes, el corazón muy frío, y náuseas en el estómago.
Pasé como un bólido por delante de la camarera que por fin traía nuestra orden.
Maldije cuando escuché los pasos de mi amigo detrás de mí.
No dejé de caminar hasta que las lágrimas me apabullaron la visión.
Sentí la mano de Jin sobre mi hombro, volteándome despacio.
Esperé una nueva pregunta, pero en vez de eso me abrazó.
En vez de calmar mi sollozo, lo empeoró, y es que en el fondo de mi corazón sabía que no eran sus brazos los que yo necesitaba. No lo necesitaba a él, no lo quería a él, ni deseaba su consuelo.

- Vamos.- escuché que dijo, pero el sonido se sentía como si pasase por un tuvo muy largo.
- No.
- Tatsuya, vienes conmigo.

Cuando abrí los ojos un taxi estaba estacionado alado nuestro.

Era imposible, esta imagen no podía ser cierta luego de 2 años enteros de negarme a mi vida y a mi propio ser. Pero, parecía que no había borrado lo suficiente mis recuerdos pasados, ya que la habitación de Jin estaba tan igual a la época en que íbamos a la secundaria, que se me encogió el estresado corazón.
Lo único que no encajaba en el panorama era una corona de flores, era grande, y de flores blancas como la nieve, aunque no podría decir que tipo de flores. Me agarró un escalofrío, parecía un arreglo fúnebre.
Mi amigo volvió de la cocina con un gran vaso de agua. Supuse que temía que me deshidratara de tanto llorar… o era una fijación de deportista, me daba igual.
No lo acepté cuando me lo tendió, y frunciendo por tercera vez el seño, lo cual lograba que mi respiración se agitase de a momentos, lo posó sobre la pequeña mesa que tenía al centro de la habitación y se sentó a mi lado.
Perdí la cuenta de los segundos que se pasó mirándome cuando conté más de tres minuto.
Cerré momentáneamente mis ojos resoplando furioso.

- Puedes hacer los berrinches que desees… pero no te vas a ir hasta que hablemos. No soy idiota Tatsuya, no creas que no me di cuenta desde el principio que huías del tema.
- ¿Qué son esas flores?- le pregunté descolocándolo.
- No son nada… un regalo.- me dijo bajando un poco la mirada.
- Parecen fúnebres…
- ¡No me cambies el tema Tatsuya!

Me negaba a hablar de eso… sabía que si tocaba el tema me desangraría, una grieta se abriría en mi pecho y los recuerdos me arrancarían el corazón de raíz. No iba, ni quería, caminar por el pasado… todo lo que se refería a ese tiempo lograba enfermar mis sentidos, me perdía en un mar de silencio, perdería la cordura instantáneamente.

Jin apoyó su codo en la mesita y me observó más atentamente. No iba a darse por vencido, lo conocía.

- Junno se casó.- me soltó de repente.

Hice amago de tener interés, pero no iba a caer en su juego. Me encogí de hombros.

- Con su novia de toda la vida, ¿la recuerdas? Esa chica flaquita de 2º C, Mika.

La recordaba, era una chica simple y simpática, muy propia para Junno. Pero no hice gesto alguno.

- Fue una gran boda, el salón era grandioso, y la comida se pasaba de veras.

Volví a ignorarlo y posé mi visión en los posters de su habitación, seguían siendo los mismos que hace 10 años atrás…
Él siguió la línea de mi mirada y sonrió.

- Algo infantil, ¿cierto? No me deshago de ellos por pura melancolía.

Me preguntaba cómo estaría mi habitación… de seguro que mis padres la habían desalojado, totalmente seguros de que no volvería.
Jin volvió a la tarea de observarme.

- Koki, actualmente, no está en el país.- dijo divertido.- Se le subió a la cabeza la idea de viajar.

En contra de mis intenciones, giré la cabeza sorprendido.
Jin amplió más su sonrisa.

- Me telefoneó hace una semana, más o menos; y me dijo que estaba en New York, se la está pasando genial.

Alcé una ceja. Junno casado, Koki de viaje, Kame estrella del béisbol, Jin héroe del football, y…
De nuevo sentí una punzada, como un puñetazo muy bien acertado en medio del estomago. Me abracé a mis piernas y oculté la cabeza en mis rodillas. Con eso, Jin descartó cualquier otra posibilidad, y no le quedó duda de por dónde venían mis reacciones. Que astuta su forma de sacar deducciones.

- Tat-chan…- me llamó.- ¿Cuándo te enteraste?

Su pregunta me desconcertó, pero no lo suficiente como para que sacase mi rostro de entre las piernas.
¿Enterarme? ¿De qué?

- Sé que no fue lo mejor que pudo haber hecho, fue algo bastante estúpido.

Las palabras de mi amigo sólo estaban logrando confundirme más. Y yo no deseaba pensar, no quería pensar, no podía permitírmelo, sería el final de mi cordura.
Chasqueó la lengua. No podía ver su expresión, por lo que no supe a qué tipo de sentimiento se le atribuía el gesto.
Reinó el silencio… y aunque me desollaba por no picar su anzuelo, la incertidumbre estaba comiéndose mi sistema nervioso.
Levanté un poco la vista hacia el chico y me quedé petrificado. Lloraba.
Entendí entonces que el chasquido había sido hacia sí mismo, en modo de reprobación.

- ¿Por qué lloras?- mi voz sonó áspera por lo atada a mi garganta que la tenía.

Mi amigo me miró sin poder creérselo. La exasperación en sus ojos me latigueó el rostro, despejándome momentáneamente la mente.
Se recompuso enseguida secándose las lágrimas. Cuando me volvió a mirar un brillo en sus ojos me advirtió que se había dado cuenta de algo.

- Escucha, necesito que me digas que pasó ese día. Qué te dijo exactamente.

Me encogí y sentí un mareo cuando mi pulso se volvió a disparar.
No. Oh, no. No, no. No quería recordar…
Pero, la fuerza de mi dolor no fue lo suficientemente fuerte para aplacar el inminente recuerdo.

FLASHBACK

Me vino a buscar extraordinariamente temprano de la facultad, eso me hizo muy feliz, me gustaba cuando improvisaba algo.
Estaba parado, apoyado sobre un poste de luz. Seguía teniendo esa aura oscura que lo perseguía desde hace semanas, no recordaba bien el día en que la oscuridad de ella había llegado a sus ojos también.
Fui hasta él tan radiante de felicidad que contrastaba con su semblante apagado.
Me tomó más suave que nunca de la cintura cuando me le colgué del cuello, y me respondió los besos con más tranquilidad y suavidad que los míos, hambrientos de él. Me pregunté a qué se debía tanto cuidado.
Me sonrió con la boca, pero el gesto no llegó hasta sus ojos. Luego me tomó de la mano y comenzamos a caminar.

- ¿Qué vamos a hacer hoy?- le pregunté emocionado.
- Lo que tú quieras, hoy todo corre por tu elección.- me dijo. Noté cansancio en su voz.
- ¿De verdad?- el simple hecho de que yo tuviera la decisión de lo que haríamos me abría la imaginación.

Me miró con la tranquilidad plasmada en el rostro, y se me contagió, calmando mis ansias de aprovechar cada minuto del día.
Se agachó un poco para besarme la frente; un escalofrío me recorrió el cuerpo, los tenía helados.
Me mordí el labio inferior en muestra de mi apremiación. Ya le había preguntado reiteradas veces si le pasaba algo, y él siempre le sacaba importancia al asunto con su cortesía y dulzura de siempre… iba a lograr volverme loco.
Decidí que quería pasar todo ese día en un parque de diversiones, fue un capricho tan repentino, que creí que Yuichi se negaría, pero aceptó de buen grado; aunque claro, él no pondría un solo pie en la montaña rusa.

Sinceramente, el día se pasó demasiado rápido. Yucci no se había alejado de mí ni un ápice, tampoco me soltó la mano, y pareció reacio a abandonar el parque cuando le pregunté si se estaba aburriendo.
Lo descubrí meditando muchas veces, su seriedad me intrigaba y me daba miedo, él no solía hacer esas cosas… y si las hacía, procuraba compartir sus pensamientos conmigo.

El sol comenzaba a descender cuando por fin me canse de pasear por el parque. Y camino a la puerta no pude resistirlo más, en especial cuando noté que no me prestaba atención, algo muy impropio de él.

- Yucci.- lo llamé para que me atendiera.
- ¿Qué?- dijo volteando el rostro hacia mí, fingiendo, y de manera muy patética, una sonrisa despreocupada.
- ¿Puedo preguntarte algo? Y debes ser 100% sincero conmigo.

Miró hacia delante un momento, y luego susurró.

- Lo intentaré.

Eso era malo, jamás había dicho “Lo intentaré”.
Se me cerró la boca del estómago.

- ¿Qué está pasando Yucci?... Y no me digas “nada”.

Suspiró, y la decisión se reflejó en sus ojos.

- Estuve pensando mucho últimamente…
- Sí, eso lo noté.
- Tatsuya…

Se detuvo a unos cuantos metros de la salida del parque y me miró con el seño fruncido.
Se veía algo enojado, pero no comprendía el por qué, no recordaba haber hecho nada que pudiese enojarlo.

- Nosotros… no, yo no estoy muy seguro de lo que estamos haciendo.- dijo despacio, en voz baja.
- No comprendo, ¿a qué te refieres?
- Pienso… que nos estamos desgastando…

Eso no tenia sentido, hace un mes, cuando aun no lo había alcanzado esa aura negra, estábamos pasando nuestra mejor época, no dejamos de pasar los días juntos, y de divertirnos como una especie de pareja feliz. Sus palabras no tenían coherencia, yo lo amaba más que nunca.

- No coincido contigo Yucci.- me expresé.
- Tatsuya, no dije que fuese reciproco, el problema soy yo.

Se me hizo un nudo en la garganta… ¿Por qué sus palabras me sonaban a…?

- ¿Me… me estas dejando?- insinué con la voz ahogada, aunque se me coló una nota de gracia, ya que sonaba estúpido e inverosímil.
- Sí…- su sentencia me pareció la aprobación para que soltasen el hacha de la guillotina sobre mí. Era una sentencia de muerte.
- ¿Qué? No juegues con eso… no es gracioso.

Se pasó una mano por el cabello alborotándolo.

- No estoy jugando Tatsuya. Tenemos que separarnos.

Me negaba a aceptar eso, no sin una buena explicación.

- ¿Por qué?- exigí.
- Ya… ya no… no te amo.

Si bien estábamos rodeados de gente y bullicio, de pronto me sentí totalmente solo, y un silencio inundó el ambiente.
Seguía con el seño fruncido, aún parecía enojado.

- ¿Es en serio?
- Sí.
- Pero… ¿Cómo…? ¿Hice algo malo?

Sacudió la cabeza al tiempo que soltaba mi mano.
No. No me gustaba eso…

- Entonces, dime una razón que te haya hecho dejar de amarme.
- Hay… hay otra persona.

Mentía, Nakamaru nunca había sido bueno mintiendo.

- ¿Otra persona? Eso no es cierto, lo sabes.
- Tatsuya, deja de sacarle razón a mis palabras.- me reprendió.- Te estoy diciendo la verdad.

Pero no era culpa mía, estaba en mi organismo desmentir cualquier cosa que Yuichi dijera en pos de lastimarme, porque no parecía posible ese tipo de intención por su parte.

- ¿Estás seguro de que esto es lo que quieres?

FIN DEL FLASHBACK

Mientras los recuerdos se fueron agolpando uno atrás del otro, le conté en susurros la historia a Jin, tal y como había pedido.

Al terminar, mi mente estaba apunto de romperse, pero me obligué a permanecer un momento más en la cordura para observar a mi amigo.
Se había agarrado la cabeza con las manos, y se desordenaba el cabello.
Me sentía anestesiado, como si el recordar lo ocurrido me hubiese dormido los sentidos.

- Tenemos que ir a un lugar.- dijo de pronto. Y mi estado mental no era el indicado para ponerse a discutir nada.

Lo único que pude hacer es ver como tomaba el arreglo floran con cuidado, venía hasta mi y me jalaba por la muñeca.

Cuando salimos de su casa era totalmente de noche. Frenó otro taxi y me obligó a subir, ni siquiera escuché el destino cuando se lo dijo al chofer.
Jin parecía muy nervioso, me echaba miradas ansiosas constantemente… creo que estaba esperando que colapsara, o pensaba que mi tranquilidad repentina era una entupida fachada que se quebraría en cualquier momento. Pero lo cierto era que no era ninguna fachada, me sentía en un limbo… pero, estaba seguro de que no duraría por mucho más.
El taxi frenó en frente de una muralla blanca, o eso fue todo lo que mi cerebro captó.
Me hizo bajar y sostuvo mi muñeca mientras caminábamos por la vereda.
No noté dónde estábamos hasta que vi un objeto de mármol que me despertó la curiosidad. Una cruz.
Miré a mí alrededor y comprobé que estaba lleno de esas cruces de mármol, y había de granito también.
Mientras me arrastraba por el lugar, observé miles de capillas, cuyo interior quedaba a oscuras.
Ya había estado allí antes…
Jin dobló en una esquina y las capillas quedaron atrás, seguidas por toda una hilera de… de… ¿lápidas?
Abrí grande los ojos cuando por fin caí en dónde estábamos.
¿Por qué me había traído a un cementerio?

Me soltó la muñeca y siguió caminando solo. Me quedé parado donde me dejó. La sorpresa me había hecho reaccionar. Me miré las manos y las descubrí temblando, ¿por qué temblaban? Un frío viento me alborotó el pelo.
Busqué a mi amigo con la mirada, y lo vi más adelante colocando el ramo sobre una de las lápidas. Me llamó con la mano, así que fui hasta él.
Estaba más tieso que una estatua, la luna reflejaba su luz en su tez pálida y su remera blanca, haciéndolo brillar, casi parecía un fantasma.

- ¿A quién le dejaste el ramo?- pregunté.

Como toda respuesta señaló la lápida que estaba en frente nuestro.
Era blanca, hecha de granito brillante, y muy nueva, tendría un año como mucho.
Me sorprendía que Jin hubiese encontrado lugar para poner la corona de flores, ya que estaba repleta de adornos florales, como si cada alma en Japón se hubiese acercado a dejar un obsequio. 
Me agaché alado de ella para poder ver la escritura.

“Cruel”… esa era la única palabra que se me cruzó por el cerebro cuando leí el contenido de la placa. Jin era el ser más cruel sobre este mundo, de eso no había duda.
Me enervé molesto y lo miré.
Lloraba.
Mi enojo de evaporó… entonces no era… ¿Esto era de verdad?
Miré de nuevo la lápida.
No… claro que no… por supuesto que no.
Sabía que decía Nakamaru Yuichi en ella, pero…

Jin puso una mano sobre mi hombro, pero no había cuerpo que consolar, no había alma que contener… yo ya había abandonado ese cementerio.

No recuerdo cómo, pero de nuevo estábamos en la habitación de él.
Tampoco recuerdo haberme cambiado, ni haberme metido a su cama. Doy por sentado que fue obra y gracia de Jin.
No sé en qué momento comencé a llorar, quizá ya estaba llorando cuando salimos del cementerio, pero, recién ahora me daba cuenta al notar lo empapada que estaba la almohada de mi amigo. Estaba de costado, y podía verlo sentado alado mío en una silla. Parecía la visita a un paciente en un hospital.
Sé que pensaba inconscientemente en ello… lo sabía, pero, el dolor no llegaba a mi cuerpo porque mi cerebro y mi alma no estaban allí… no estaba consciente. Estaba roto, tan destrozado, que ni siquiera percibía lo que pasaba a mi alrededor… estaba volviéndome loco.
No había pedazos de mi que juntar, porque los había perdido todos… todos y cada uno de ellos.
Me quedé dormido sin siquiera notarlo.

Cuando me desperté, Jin estaba durmiendo a mi lado.
Me giré para quedar de frente a él e ,inevitablemente, me largué a llorar una vez más. Esta vez, mis sentidos se habían recobrado, mi alma había encontrado el camino de vuelta a mi cuerpo, y mi cerebro se reinició dejándome el panorama muy claro, tan claro y simple como devastador.
Me abracé a su torso, para no romperme en pedazos otra vez.
Se despertó algo sobresaltado, pero enseguida me devolvió el abrazo acariciándome por la espalda.

- ¿Cómo?- me obligué a decir entre el llanto.
- Tenía una enfermedad terminal… lo supo un mes antes de que te fueses.

A pesar del dolor convulsivo que azotaba mi pecho, hice un esfuerzo para pensar y para recordar.

El aura negra… su semblante constantemente preocupado.
Recordé su seño fruncido por enojo… y entonces entendí…
El enojo era hacia él mismo, por sus acciones, por sus mentiras, por el dolor que me produciría.
Todo tenia sentido.

- Te mintió para protegerte, para que lo odiases… pero, ahora veo que tú no eres capaz de odiarlo.
- Me fui… me fui porque pensé que era lo que él quería… y no pude… despedirme…
- Lo sé, no fue su mejor decisión…
- ¿Fue ayer?- y su suspiro me dejó saber que entendía a qué me refería.
- Sí... se cumplió 1 año exactamente.

Un año... hacía un año que estaba muerto.

- Te dejó algo, algo que creyó que te daríamos un día después de su muerte, pero tú no volviste hasta hoy.

Me soltó y fue hacia el cajón de su cómoda donde tenía una pequeña cajita. Extrajo de ella una hoja doblada y me la entregó.

- Te daré privacidad.- me dijo, y se marchó del cuarto.

Las manos me temblaban tanto que creí que rompería la hoja. Respiré hondo y contuve las lágrimas.

“Tatsuya:

Te escribo esta carta como último recurso para poder serte sincero.
No tengo un perdón, ni merezco la condolencia que sé estas teniéndome en estos momentos.
Pensé que dejándote así, de esa manera tan brusca y egoísta, sería suficiente para que me odiases, para que detestases cada célula de mi cuerpo.
Pero me equivoqué.
Te fuiste, nos dejaste para irte, para llevarte tu dolor a otra parte, para ahogar tu pasado en otro sitio, para borrar de tu memoria el momento en que rompí tu corazón y violé tu cordura, dejándote sin un rayo de esperanza, de felicidad.
Te vi unos días antes de tu marcha. No pude reconocerte… no encontraba en ti al Tatsuya que yo conocía, no veía tu sonrisa, tu mirada radiante, tu presencia tan alegre y pura… y entendí que el que había destrozado a MI Tat-chan, había sudo yo. 
No soy capaz de seguir explicando con palabras lo mucho que me odié a mí mismo… y cuando quise remediar mi error, ya era tarde. Te habías ido.
Te fuiste, dejándome como último recuerdo la inconsciencia de mis actos, mis malas decisiones, y la foto mental de una persona que yo sabía que eras tú, pero que, sin embargo, no lo era… Lamento tanto haber corrompido toda tu alma.
Escribo esto con la esperanza de que puedas leerlo pronto, porque ya no soporto mi existencia sabiendo que tu otro yo, MI Tat-chan, esta atrapado dentro de este nuevo ser.
Sólo me queda serte sincero del todo, es lo menos que te mereces.
Te amo, te amo ahora, te amé antes y te seguiré amando allá a donde sea que iré. No me asusta la muerte, sólo es algo que debía pasar y no le podemos huir.
Me voy con la certeza de que te encontraré del otro lado, y así nos volveremos a reunir, y serás el Tatsuya que siempre amé, el cual aún no había lastimado y el que destilaba felicidad por cada poro de su cuerpo.
Y esa es la imagen que tendré cuando cierre definitivamente mis ojos… tu sonrisa alegre, la que me dedicaste cada día de nuestra relación.

Eternamente tuyo.

Yuichi”

Dejé caer el papel a un lado cuando ya no pude soportar las sacudidas del llanto.
Maldije mentalmente a todos los dioses que conocía por habérmelo arrebatado, por haberlo alejado de mi lado de ésta manera.
Pero, Yucci tenía razón con lo que decía su carta, él era eternamente mío, y me estaba esperando del otro lado… me esperaba, y yo no tenía más fuerzas para estar separado de él.
Extrañamente, la nueva perspectiva de mis ideales me despejó la mente completamente. Tomé la hoja y la doblé cuidadosamente, para meterla en mi bolsillo del jean.
Escapé de la habitación de Jin por su ventana, no podía perder tiempo, y sabía que si lo miraba a los ojos el coraje se iba a diluir
Sabía qué hacer… conocía ese barrio y sabía de la existencia de un profundo y rápido río a poco de allí.

Mi mente volvió a darme cordura cuando ya estaba parado sobre la baranda del puente que estaba sobre el bendito río, en precario equilibrio.
Ya no importaba… podía vivir con la idea de que él estuviese vivo y feliz, con otra persona, pero feliz en definitiva. Pero ya no podía vivir, no después de saber que todo había sido una mentira, y que él me amaba. Ya no viviría un minuto más sin él. 
Y con la seguridad impregnada en el rostro, sabedor de que me estaría esperando en donde quiera que estuviese, salté.
Y en el micro-segundo que duró el impacto del agua contra mi rostro, lo vi. 
Sonriendo, ofreciéndome sus brazos, y diciendo mi nombre. No dudé, y me dirigí directo a él, mientras el agua entraba a mis vías respiratorias, imposibilitándome el respirar, pero, de buen grado, abracé a la muerte, la cual me transportaría a los brazos de Yuichi, y jamás me volvería a alejar de él.

FIN

No piensen que me fue facil, me costó más de lo que parece ;___;
Creo, Taw, quye rompi una de las reglas, pero a la vez no... hablo de la de amor no correspondido. Bueno, nunca especificamos qué clase de amor no correspondido... si no correspondido por amor hacia otra persona o amor no correspondido por otra razon del destino xD 
Espero no haber roto demasiado la regla =/

De cualquier manera, espero que te guste n_n Bueno, a vos i a todos los demas XD

Comment or die >8D

[oneshot] kat-tun, [pareja]: maruda

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