Lalala~
Dos viñetitas que escribí ayer. Una en realidad está en FF.net, y la otra es para el reto de LMF. :D Lean o mueran.
Título: Miedo a la oscuridad.
Fandom: SSN - Mundo de los sueños.
Claim: Sorpresa (?).
(
¿Y si abro mucho los ojos...? )
Y el reto...
Título: Recuerdos en sepia.
Fandom: Original.
Notas: No sé si tiene suficiente de Juegos olímpicos, pero bueno. Y si les parece que da muchas vueltas... es porque había que rellenar.
Palabras: 404
¿Qué materia se suponía que debíamos estar viendo? Poco importaba ese día, no era el momento para estudiar.
La radio estaba encendida, y una ronda de estudiantes vestidos de blanco se juntaban a escucharla. Un mate iba dando vueltas por el salón, aunque nunca llegaba a mis manos. Pequeños grupos no-tan-pendientes de la radio se formaban en las esquinas del diminuto salón. Algunos jugaban al truco, otros al tutti frutti, y unos pocos simplemente charlaban de cosas intrascendentes. Casi como si aquella fuera una hora libre.
Pero no lo era. El profesor seguía allí, dando vueltas, pseudo obligado a no dar clases para que los chicos pudieran escuchar el partido. De todas formas, nunca le prestaban mucha atención al pobre.
Era agosto del 2008, cuando yo todavía iba a la secundaria, aunque no ha pasado demasiado tiempo en realidad. Se estaban celebrando los Juegos Olímpicos, y como de costumbre, casi parecía lo único de lo que hablaban mis compañeros. Desde luego, ese partido era importante para ellos, porque en este país esas son las cosas que realmente importan. ¿Política? ¿Pobreza? ¿Guerras? No, lo que interesa son los deportes. Nunca podré comprenderlo del todo, pero sé que es así.
La escena era relajante. Sin el alboroto exagerado, los papeles y tizas que volaban de un lado a otro o las bromas estúpidas de algunos de mis compañeros. Recuerdo ese momento con cariño, como si fuera una vieja foto en sepia. Todo estaba tranquilo: mate, cartas, radio y un leve murmullo, nada que pudiera molestar especialmente.
Aunque no comprendía la fascinación por los deportes, podía disfrutar el momento. Aún cuando el ruido volviera con un estridente grito de ‘¡Gol!’, aún cuando el festejo se extendiera por todas las aulas, y el colegio completo fuera alboroto, yo estaba bien. No como ahora, que la gente ya no necesita gritar para romper mi calma, su simple presencia es suficiente. En ese momento todo era simple.
Me gustaría regresar a aquella época, cuando los Juegos Olímpicos tomaban incluso más importancia que los chismes, cuando podíamos pedirle una hora libre al profesor sabiendo que la concedería, cuando podía reírme al ver a mis compañeros pelear con la radio. Entonces podría observar en silencio y actuar sin pensar, en vez de tomarme horas para ordenar el caos que es ahora mi vida. Podría seguir como si nada. Podría hacer tantas cosas…
Pero yo siempre lo supe: la paz nunca es duradera.