Ponerte a llorar a las cinco de la mañana por una canción deprimente, que te recuerda a una historia deprimente (y que para colmo pensaste 'vos'), no es algo bueno. Pero igual, inspira. O algo así xD.
Nombre: Siento mis días apagándose.
Fandom: SSN (Historia original). BHx1313
Claim: Ingrid+Berry.
Summary: "Esta vida es demasiado buena para durar."
Notas: La canción es Blackout de Muse. No quería aclararlo, pero como la frase del summary es de la canción, debo hacerlo para decir que no es mía, por desgracia. Ah, y disculpen la mala redacción. Escribir a las 5 de la mañana no ayuda.
La melodía es lenta, las palabras extienden sus vocales y se vuelven inconfundibles, y tus ojos se empañan a medida que aquel desconocido canta sólo en tus oídos.
-¿Qué te sucede? -pregunta una voz familiar cargada de preocupación.
Tú estás sentada en el sillón viejo, con los auriculares cubriendo tus orejas, y los ojos demasiado abiertos, dejando escapar fácilmente las lágrimas. Susurras un pasaje de la letra, y desde luego, tu amigo lo reconoce.
-¿Qué tiene esa canción? Creí que no te gustaba.
-Es… tan triste -murmuras.
Él se acerca a ti y te rodea con sus brazos, aunque no comprende del todo. Espera una explicación, claro está, pero no la exigirá si no te sientes de ánimos para darla.
-Tuve un sueño tan real, Berry -Dejas escapar-. Tan triste, era horrible. Y esta canción me lo recuerda.
Él bufa, evidentemente se había esperado algo más real. Pero debería saber que las cosas reales no eran capaces de afectarte tanto como tu propia mente (aunque lo que tú no sabes es que, por una vez, no fue tu ella la responsable).
-¿Era eso? -interroga arqueando una ceja.
-¡Sí, era eso! -exclamas, ofendida-. Es que tú no estuviste…-Te cortas un instante, cuando las últimas palabras de la canción llegan claras a tu mente, y comprenderlas logra que se te rompa el corazón-…allí.
-No, pero ¿qué tan grave puede ser si es un sueño?
Lo miras con reproche, conteniéndote de mencionar ciertas pesadillas, que él había tenido, sólo para no revivir momentos dolorosos. Pero igual parece comprender lo que piensas, y su rostro se suaviza.
-¿Cómo era? -pregunta ya más dispuesto a escuchar.
-Eran niños. Realmente muy niños, no tendrían más de trece o catorce años -comienzas-. Huérfanos, todos metidos en un orfanato gris, en un mundo gris. Intentaban sonreír, eran felices por pequeñeces, correteaban por ahí como si fueran niños normales. Pero no lo eran, y aún así se conformaban con lo que tenían.
Haces una pausa, intentando recordar con exactitud lo que habías visto. O mejor dicho, intentando seleccionar lo que ibas a contar. La situación del sueño había sido insignificante, pero el entorno…
-¡Y aquel lugar era tétrico! Llovía, llovía muchísimo, y aunque eso era precioso, allí sólo hacía las cosas más deprimentes. Era como una oscuridad antinatural. ¡Dios, si lo hubieras visto te habría partido el corazón!
Él sonríe, intentando comprenderte, pero no lo logra. Por una vez coincidías en que las palabras no eran suficientes para explicar una ‘imagen’. Tragas saliva y te decides a decir lo más tétrico de aquel sueño, aquello que en un principio habías planeado guardarte para ti misma.
-¿Sabes qué era lo peor de todo? -agregas-. Esos niños éramos todos nosotros.