Respuesta al "algo" de Hielito ♥
Ayer me nació de repente esta idea, es parte al releer el escrito de Hielito, en parte del leer una palabra que en cierta forma fue el disparador.
Hielis contó con su viñeta la situación de Marina luego de Ryndel, y también luego de reflexionar. Siempre que leo sus trabajos, siento que falta la otra parte, no en el escrito en sí, sino en la información que el lector recibe. Si no conociera aquello que considero que falta, no lo sentiría de esa manera, pero al saberlo, y al ver la parte de ella, siento ganas de escribir la parte de él. Lo que le sucede, aquello que Marina se está perdiendo (y si ambos supieran de lo que se pierden, tal vez las cosas serían distintas).
Por eso, independientemente de la tabla, escribí mi propio algo, inspirado en el de Hielito. Sería lo que sucede paralelamente a su escrito, o incluso un poco antes, porque mi algo se ambienta justo antes de que la clase de Historia empezara.
Aún así, prefiero su algo. Creo que quedó mejor.
Autor: saki_riddle
Título: Susurros
Claim: Damian+Naiara.
Summary: 'La miras mucho, ¿acaso te gusta?'
Advertencias: Ninguna
Susurros
“La miras mucho. ¿Acaso te gusta?”
Sintió como el aliento de la morena golpeaba con tibieza su oído, y oyó el susurro, suave, casi inaudible que había emitido. Abrió los ojos con sorpresa, y sintió como su corazón se agitaba ante el susto. Tan ensimismado estaba, observando la ventana sin mirarla, que no había escuchado la llegada de su amiga.
-¿Cómo es posible que me guste una ventana? Realmente tienes ideas raras, Nai.- Respondió con tranquilidad, fingiendo no entender a qué se refería la muchacha. Pero la sonrisa burlona que, desde un principio, adornaba el rostro de ella no se desvaneció. Al contrario, se ensanchó, y de repente a Damian el rostro de su mejor amiga le pareció irritante. Pero no lo demostró.
-No estaba hablando de ahora. Tú sabes bien a lo que me refiero.
Él arqueó las cejas con escepticismo. Por supuesto que lo sabía, pero iba a hacerse el tonto. Quería mucho a Naiara, pero también la conocía, y tenía la certeza de que podía ser peligrosa si llegaba a sus oídos cierta información. No era tan tonto ni tan masoquista como para revelarla él mismo, pero eso no significaba que no hubiera otras personas capaces de hacer ese trabajo. Su hermana, por ejemplo.
-¡Por favor, Damian! No me hagas decir su nombre, mejor acéptalo por las buenas y te haré sufrir menos.
No iba a perder, no iba a aceptar lo que ella pretendía que aceptara. Mientras lo siguiera negando, estaría, en cierta forma, a salvo. No importaba lo que dijeran las demás personas, tendría derecho de enojarse con ella si hacía algo, de llamarla mentirosa si le decía a alguien, pero sólo mientras no lo admitiera. Si abría la boca, estaba muerto. Porque, después de todo, el sabía que cualquier sospecha que pudiera tener ella, era verdad. Y aún así, no lo diría en voz alta.
-No sé qué loca idea haya cruzado por tu cabeza, Nai, pero de seguro estás equivocada. Como siempre.- Siguió fingiendo no entender. Lo hizo bien, tanto que por un instante la hostigadora se dejó engañar, pero duró poco.
-Bien, como quieras. Prepárate para afrontar las consecuencias. Ahora me encargaré de que las cosas salgan como yo quiero.- Afirmó la muchacha con decisión.
Damian sabía lo que se venía, e indudablemente temía de lo que fuera capaz de hacer su amiga. Pero mantuvo la compostura, porque no iba a delatarse. Además de su seguridad, estaba su orgullo metido de por medio, y hablar podría costarle más de una humillación.
-Antes de cometer alguna estupidez, ¿podrías hacerme el favor de explicarme de lo que estás hablando? Sinceramente, no entiendo nada.
Volvió a arquear las cejas, y se esforzó para que su fingida ignorancia pareciera real. Lo que menos quería en ese momento era que Naiara expresara sus sospechas, pero para hacerse el desentendido debía preguntar, sino ella sabría que él entendía perfectamente de lo que hablaba.
-De Marina Blake, de eso hablo. Desde el incidente del espejo no dejas de mirarla cuando tienes la oportunidad. Y Milena me ha contado lo que sucedió en Ryndel- La muchacha esbozó nuevamente aquella sonrisa irritante, cargada de burla-, además de otras cosas. No soy tonta, ¿sabes? Es evidente que te gusta.
No, no le gustaba. No le gustaba Marina, a pesar de que algunas veces soñara con ella -con ella, no con su otro yo-. No le gustaba a pesar de que no pudiera evitar mirarla furtivamente cuando tenía la oportunidad, incluso a pesar de que a veces pensara en ella sin motivo alguno, no le gustaba. No le gustaba en voz alta, claro está, pero en voz alta tampoco soñaba o pensaba en ella, ni la miraba. Todo eso sucedía internamente, afuera de sus pensamientos, ella era sólo otra niña más en aquel orfanato, y se negaba rotundamente a que aquella situación cambiara.
Porque estaba claro que no haría nada, sería absurdo intentarlo si apenas la conocía. Podía recordar con claridad la extraña sensación que le había producido verla, hacía ya muchos años, pero no había evocado aquel recuerdo hasta hacía poco tiempo atrás. Porque no importaba cómo se sintiera, no la conocía, y la lógica dominaba en ese aspecto. Es por eso que acallaría sus pensamientos, se obligaría a que todo regresara a la normalidad. Había cosas más importantes que rescatar de su escape a otra dimensión.
-La última vez que me fijé, estaba seguro de que no me gustaba. Pero si tú lo dices, debe ser cierto.- Respondió con sarcasmo.
Naiara lo observó ya sin sonreír. Parecía enfadada, pero aquel sentimiento se desvaneció, y ella suspiró.
-De acuerdo. No me meteré, sabes que no soy así. Si no lo admites, no tengo ninguna excusa- Murmuró mientras observaba la puerta del salón que acababa de abrirse, dando paso al profesor-. Pero ambos sabemos que no puedes huir de la verdad.
La sonrisa y la burla volvieron a reflejarse en su rostro. Él la observó, aparentemente imperturbable, mientras en el fondo maldecía que las personas fueran tan metidas cuando se trataba de asuntos amorosos.
Hielis contó con su viñeta la situación de Marina luego de Ryndel, y también luego de reflexionar. Siempre que leo sus trabajos, siento que falta la otra parte, no en el escrito en sí, sino en la información que el lector recibe. Si no conociera aquello que considero que falta, no lo sentiría de esa manera, pero al saberlo, y al ver la parte de ella, siento ganas de escribir la parte de él. Lo que le sucede, aquello que Marina se está perdiendo (y si ambos supieran de lo que se pierden, tal vez las cosas serían distintas).
Por eso, independientemente de la tabla, escribí mi propio algo, inspirado en el de Hielito. Sería lo que sucede paralelamente a su escrito, o incluso un poco antes, porque mi algo se ambienta justo antes de que la clase de Historia empezara.
Aún así, prefiero su algo. Creo que quedó mejor.
Autor: saki_riddle
Título: Susurros
Claim: Damian+Naiara.
Summary: 'La miras mucho, ¿acaso te gusta?'
Advertencias: Ninguna
Susurros
“La miras mucho. ¿Acaso te gusta?”
Sintió como el aliento de la morena golpeaba con tibieza su oído, y oyó el susurro, suave, casi inaudible que había emitido. Abrió los ojos con sorpresa, y sintió como su corazón se agitaba ante el susto. Tan ensimismado estaba, observando la ventana sin mirarla, que no había escuchado la llegada de su amiga.
-¿Cómo es posible que me guste una ventana? Realmente tienes ideas raras, Nai.- Respondió con tranquilidad, fingiendo no entender a qué se refería la muchacha. Pero la sonrisa burlona que, desde un principio, adornaba el rostro de ella no se desvaneció. Al contrario, se ensanchó, y de repente a Damian el rostro de su mejor amiga le pareció irritante. Pero no lo demostró.
-No estaba hablando de ahora. Tú sabes bien a lo que me refiero.
Él arqueó las cejas con escepticismo. Por supuesto que lo sabía, pero iba a hacerse el tonto. Quería mucho a Naiara, pero también la conocía, y tenía la certeza de que podía ser peligrosa si llegaba a sus oídos cierta información. No era tan tonto ni tan masoquista como para revelarla él mismo, pero eso no significaba que no hubiera otras personas capaces de hacer ese trabajo. Su hermana, por ejemplo.
-¡Por favor, Damian! No me hagas decir su nombre, mejor acéptalo por las buenas y te haré sufrir menos.
No iba a perder, no iba a aceptar lo que ella pretendía que aceptara. Mientras lo siguiera negando, estaría, en cierta forma, a salvo. No importaba lo que dijeran las demás personas, tendría derecho de enojarse con ella si hacía algo, de llamarla mentirosa si le decía a alguien, pero sólo mientras no lo admitiera. Si abría la boca, estaba muerto. Porque, después de todo, el sabía que cualquier sospecha que pudiera tener ella, era verdad. Y aún así, no lo diría en voz alta.
-No sé qué loca idea haya cruzado por tu cabeza, Nai, pero de seguro estás equivocada. Como siempre.- Siguió fingiendo no entender. Lo hizo bien, tanto que por un instante la hostigadora se dejó engañar, pero duró poco.
-Bien, como quieras. Prepárate para afrontar las consecuencias. Ahora me encargaré de que las cosas salgan como yo quiero.- Afirmó la muchacha con decisión.
Damian sabía lo que se venía, e indudablemente temía de lo que fuera capaz de hacer su amiga. Pero mantuvo la compostura, porque no iba a delatarse. Además de su seguridad, estaba su orgullo metido de por medio, y hablar podría costarle más de una humillación.
-Antes de cometer alguna estupidez, ¿podrías hacerme el favor de explicarme de lo que estás hablando? Sinceramente, no entiendo nada.
Volvió a arquear las cejas, y se esforzó para que su fingida ignorancia pareciera real. Lo que menos quería en ese momento era que Naiara expresara sus sospechas, pero para hacerse el desentendido debía preguntar, sino ella sabría que él entendía perfectamente de lo que hablaba.
-De Marina Blake, de eso hablo. Desde el incidente del espejo no dejas de mirarla cuando tienes la oportunidad. Y Milena me ha contado lo que sucedió en Ryndel- La muchacha esbozó nuevamente aquella sonrisa irritante, cargada de burla-, además de otras cosas. No soy tonta, ¿sabes? Es evidente que te gusta.
No, no le gustaba. No le gustaba Marina, a pesar de que algunas veces soñara con ella -con ella, no con su otro yo-. No le gustaba a pesar de que no pudiera evitar mirarla furtivamente cuando tenía la oportunidad, incluso a pesar de que a veces pensara en ella sin motivo alguno, no le gustaba. No le gustaba en voz alta, claro está, pero en voz alta tampoco soñaba o pensaba en ella, ni la miraba. Todo eso sucedía internamente, afuera de sus pensamientos, ella era sólo otra niña más en aquel orfanato, y se negaba rotundamente a que aquella situación cambiara.
Porque estaba claro que no haría nada, sería absurdo intentarlo si apenas la conocía. Podía recordar con claridad la extraña sensación que le había producido verla, hacía ya muchos años, pero no había evocado aquel recuerdo hasta hacía poco tiempo atrás. Porque no importaba cómo se sintiera, no la conocía, y la lógica dominaba en ese aspecto. Es por eso que acallaría sus pensamientos, se obligaría a que todo regresara a la normalidad. Había cosas más importantes que rescatar de su escape a otra dimensión.
-La última vez que me fijé, estaba seguro de que no me gustaba. Pero si tú lo dices, debe ser cierto.- Respondió con sarcasmo.
Naiara lo observó ya sin sonreír. Parecía enfadada, pero aquel sentimiento se desvaneció, y ella suspiró.
-De acuerdo. No me meteré, sabes que no soy así. Si no lo admites, no tengo ninguna excusa- Murmuró mientras observaba la puerta del salón que acababa de abrirse, dando paso al profesor-. Pero ambos sabemos que no puedes huir de la verdad.
La sonrisa y la burla volvieron a reflejarse en su rostro. Él la observó, aparentemente imperturbable, mientras en el fondo maldecía que las personas fueran tan metidas cuando se trataba de asuntos amorosos.