Segundo capitulo CAPITULO Tercero
CONSTANTE DE ACIDEZ
La vieja aristocracia Británica… caballeros y serios en sociedad, unos animales en la cama.
Sí, Lucius Malfoy su mas reciente cliente de los fines de semana. No le trataba bien, era un animal en la cama pero desde luego si le pagaba bien.
Entró en el bar con su cabello rubio suelto y esos ojazos azules que cortaban respiraciones… la suya no… trabajo era trabajo.
-Sr. Malfoy… ¿qué le pongo?- preguntó Harry detrás de la barra. El hombre le miró lamiendo distraídamente su jugoso labio superior.
-Un Whiskey bien frío… y quisiera….- levantó una ceja mirando el provocador culo redondo del chico que intentaba coger la botella del whiskey de la estantería-… este sábado….
-¿Por la noche?
-Sí, mi hijo y mi esposa no van a estar.
-Pero el sábado por la noche es cuando hago mas propinas, ¿no podría ser por la tarde?
-¿Cuánto haces en un sábado normal?
-Pues…- se rascó la cabeza- unos cincuenta euros.
-Te pagaré lo de siempre con una propina de sesenta euros.
-Eso son cien euros- Abrió los ojos como platos. Parecía verlo todo en cámara lenta. Con ese dinero podría comprarse un montón de cosas que necesitaba, y eso incluía un nuevo uniforme para el instituto. Humedeció los labios antes de continuar:- Claro que iré…
-Bien, te estaré esperando sobre las diez. No me hagas esperar!- lanzó un billete sobre la barra.- Quédate el cambio.
*
El viejo colchón con varios remiendos estaba a la esquina del trastero en el que solía dormir, y sobre él las mantas dobladas. Había transformado ese trastero en su casa. Al lado del colchón tenía una mesa sin color y agrietada donde siempre solía hacer los deberes, estaba ahora adornada con un pequeño radio despertador.
Justo al entrar estaba una estantería y un sillón desgastado. A través de una puerta a la derecha clavada de postres de las equipas de fútbol mas destacadas del momento, se abria paso e un pequeño baño.
Acababa de volver, estaba exhausto.
-Harry!
-Uf…- suspiró al escuchar los golpes en la puerta. Su tía Petunia llamando sin parar.- YA VOY! ¿Qué pasa?
-La renta!
-Son las cuatro de la mañana!
-Venga, para que no se te olvide, no es mi obligación sustentar holgazanes!- protestó la mujer enrollada a su albornoz hortero y rulos en el pelo.
Harry suspiró y volvió adentro buscando el monedero.
-Ahí tiene… no hace falta que lo cuente, nunca le he robado nada!- contestó al verla contar el mazo de billetes.
-Ya pero siempre hay una primera vez… bueno, todo en orden!- salió sin decir nada más metiéndose el dinero en el bolsillo, volviendo a casa pisando sin más la relva y las macetas de flores.
El chico volvió a su casa también, tirándose sobre el colchón con el estomago rugiendo pero rendido al sueño.
Nacía el sol que entraba directamente por la ventana sin cortinas. Un día más de asquerosas clases. A veces le apetecía mandarlo todo al guano… bueno últimamente pensaba más en eso que nunca.
Dio una vuelta en la cama. Quizás si encontrase mas ricos como el Sr. Malfoy pudiese reunir el dinero suficiente para mantenerse en un apartamento decente… podría incluso buscar un trabajo mejor pero, para casi todos los empleos requerían que terminase el instituto y tuviese carné…
Sonrió irónico aun de ojos cerrados, como si tuviese dinero para sacarse el carné!... ni siquiera estaba seguro de que el dinero le llegase para comer hasta fin de mes. Desde luego que comer siempre fuera era muy caro… “Debería conseguirme un microondas…” se sentó en la cama.
“A esto se le llama vivir como un inmigrante ilegal…”
De nuevo alguien llamaba a la puerta. Pero esta vez no eran los rudos golpes de la tía Petunia.
Se resignó abrir la puerta de madera sin percatarse de preguntar quien era.
Cuando estuvo frente a frente con la persona abrió los ojos como platos. Definitivamente él, era la última persona que se esperaba encontrar a la entrada de su casa.
-¿Vives aquí?- le preguntó el hombre invadiendo su intimidad con la mirada.
-No, estoy ordenando el trastero…- Su mirada al principio burlona se endureció- Claro que vivo aquí. ¿Qué quiere?
El tono del chico fue de lo más frío eh impaciente.
-Pues nada, que como me habían dicho que vivías por aquí y como pasaba cerca…
-Bien, ya lo ha visto con sus propios ojos, ahora si me permite, quiero arreglarme para ir al instituto.- le cortó.
-Oh, yo también voy allí. Si quieres te llevo, después de todo la primera clase es de química.- propuso el hombre.
-Profesor… le dije que no quiero sus paternalismos, y mucho menos su pena o su caridad.- miro fijamente a Severus- déjeme tranquilo… le veré en clase.
Snape suspiró y volvió apretar el saco de pan caliente antes de volver al coche de ceño fruncido, Albus tenía razón, Harry era un testarudo y un arrogante. No debería haberse preocupado por él, ni haberse tomado tantas molestias.
Harry cerró la puerta y se apoyó de espaldas contra ella. Miró al cielo azul por la ventana de en frente. ¿Por qué le seguía persiguiendo ese hombre?
Apretó los puños y cerró los dientes para no llorar, no podía. Todo el mundo le hacía demasiado daño, dejarse contagiar por la amabilidad de ese hombre solo le traería angustia y dolor.
El olor del pan recién hecho se concentró dentro de su pequeña casa enviando estímulos a su estomago. Estaba hambriento, casi se arrepintió de haberle dicho que se fuese.
Llenó la bañera y se lavó, después metió su ropa dentro del agua a la que añadió un poco de detergente.
Qué complicada es la vida cuando no se tiene lo esencial… su ropa quedaría en remojo hasta que volviese y con un poco de suerte su camiseta no teñiría todo lo demás de naranja.
Si le daban la noche libre podría conseguir lo suficiente follando con el ricachón como para comprarse alo para la casa… quizás el microondas.
Sonrió recogiendo la mochila, que buena perspectiva de vida…
-Harry!- La misma voz volvió a llamarle desde un coche negro aparcado delante de la casa.
-¿Aun sigue aquí? Le dije que e dejase en paz.
-Sube, quiero hablar contigo.- Pidió Severus y Harry abrió la boca para protestar pero sus palabras murieron en su garganta. Si no lo hiciese nunca se libraría de él.- Toma… lo compré para ti y me parece un desperdicio tirarlo. Acéptalo… como un regalo.
-No es mi cumpleaños.
-Es un regalo de amigo. Quiero ser tu amigo.
-¿Qué quiere?- Su mirada tan vieja como la del propio Snape, dura y fija como si en realidad quisiesen contar al mundo la verdadera historia de dolor que vivía cada día.
-Ya te lo dije…- fue lo que consiguió contestar delante de la acusadora mirada.
-No me refiero a eso. Los dos sabemos porque quiere ser mi amigo. La cuestión es ¿cuanto cree que valgo?
-¿Qué quieres decir?- preguntó ahora más confuso que antes.
-¿Qué cuanto me paga…?- le miró la entrepierna de forma descarada.- Para satisfacer esa amistad…
Severus no podía articular palabra, su rostro era un mixto de incredibilidad y sorpresa.
-Yo no pensé en… me ofendes Harry!
-Si no es sexo, ¿qué es?- Gritó el muchacho preparándose para salir del coche.
-Solo eres un niño! Ni siquiera deberías proponerme algo así!- repuso.
-Pues déjeme decirle unas cosas Snape, es bueno que se haga a la idea de que desde hace años que ya no soy un niño y que tengo que vivir de algo!...- murmuró con todo el odio que llevaba dentro.- Ahora que lo sabe, puede ir a su casa asquearse de mi y deje de molestarme. Solo espero que haya satisfecho toda la curiosidad sobre mi vida.
-Harry!- le sujetó por el brazo y sus ojos negros se dieron con unos fieros eh intensos ojos verdes que le quitaron el coraje de lo que iba a decir.- Nada, olvídalo.
-Bien, entonces nos vemos en clase… infelizmente.- Salió del coche y cerró la puerta de golpe, siguiendo su camino a pie.
*
La clase ya había empezado hacían varios minutos cuando él entró. Se sentó en los últimos pupitres ignorando por completo lo que Snape decía:
-… la acidez y la basicidad constituyen el conjunto de propiedades características de dos importantes grupos de sustancias químicas: los ácidos y las bases. Las ideas actuales sobre tales conceptos químicos consideran los ácidos como dadores de protones y las bases como aceptadoras. Los procesos en los que interviene un ácido, interviene también su base conjugada, que es la sustancia que recibe el protón cedido por el ácido. Tales procesos se denominan reacciones ácido-base…. Haré algunas preguntas en alto y quien las sepa contesta con la mano en alto….
-Este hombre no va a cambiar nunca.- murmuró Harry hacía Ron.- Estoy harto.
-¿Por qué te molesta tanto? ¿Acaso no es simpático contigo?
-Demasiado… eso es lo que me molesta!- se cruzó de brazos.
-Estas un poco obsesionado con el profesor Snape…
-Oh, el profesor Snape… antes te gustaba burlarte de todos los profesores!
-Eso era antes. El profesor Snape me esta ayudando mucho a comprender la materia. Ahora presta atención y verás como es sencilla la química!
-Paso de eso… no voy ni a quedarme aquí! Me pones enfermo. Hasta luego.