Music: Victoriam Speramus - Krypteria
http://www.youtube.com/watch?v=jt8wxgfd77A&NR=1 Las palabras resuenan entre estas cuatro paredes como si se tratasen del eco en una cueva. Las imágenes aparecen recortadas en el cristal de los espejos, en la ventana, en la madera del armario, en las sábanas. En la tela de mi almohada. Intento verme a mí misma en el espejo y sólo veo el rostro de una extraña, que me devuelve una mirada cargada de asco y de decepción. Su cara se va contorsionando lentamente, igual que si fuera la de una muñeca de goma y algún niño invisible estuviera jugando con ella, mientras las frases resuenan cada vez con más fuerza en mi cabeza.
"I'll love you forever"
"Te entiendo, sé cómo te sientes"
"Me has perdido"
"Mi niña..."
"Te lo has buscado tú sola"
"Estoy harto de tus mentiras"
"¿Y de quién ha sido la culpa?"
"Mi jovencisima apreniz..."
"Esto es peor que una partida de rol"
"`Ya no me llames así"
"Se ha ido"
"Ha muerto"
"Te quiero"
"Creo que eres la última a la que amaré"
"Me recuerdas a mí"
"Eres igual que mi primer amor"
"Olvídame"
"No hace falta ni que me hables"
Frases que me costaba relacionar entre sí y que no parecían tener ninguna relación, y sin embargo todas apuntaban en la misma dirección, y cada una de sus palabras arañaba mi pecho con un mimo desgarrador. Las escenas más tiernas eran las que más hacían escocer la herida, y las más duras excavaban para hacerla más grande. Veía el rostro de aquella extraña enrojecido, con el iris nublado tras un cristal de lágrimas. Las mejillas sucias y el pelo revuelto sólo enmarcaban aquel extraño cuadro. Me pregunté de nuevo por qué ya no conseguía verme en espejo, si realmente aquella cosa era yo.
"¿Qué coño estás haciendo con tu vida?"
"Has hecho el ridículo"
"Es que tú también eres tonta..."
"Tienen parte de razón"
"Te diría que se arreglará, pero..."
"No te atrevas a hablar de amor"
"Tú jamás has rozado el amor"
"Era por tu culpa"
"Piensa a ver qué hiciste"
"¿No te acuerdas?"
Bajé la mirada al cuello de la extraña. Me sorprendió que estuviese limpio. Seguí bajando y me encontré con un camisón azul, igual al que llevaba yo. Estaba arrugado y lleno de manchas que no parecían tener ningún color en concreto. No parecía comida, ni pintura, en todo caso hubiera podido asegurar que era parecido al agua. Los brazos y las piernas se veían bien, e iba descalza. Imaginaba que estaría sucia también en el resto de su cuerpo, pero no. No veía nada, y sin embargo... sólo por la cara y la ropa el resto parecía manchado.
"¡¡Perdóname!!"
"No"
"¡LO SIENTO!"
"No"
"¡Suelta el teléfono!"
"¡No! ¡Lo siento!"
"No"
Me mordí el labio, y la desconocida hizo lo mismo. Estaba harta de que esa chica me imitase. Cerré los ojos con fuerza y apreté los puños. Las uñas se me clavaron en las palmas de las manos. Tenía ganas de romper algo, de destrozar algo que hiciese ruido y que dejase pedacitos desperdigados por mi habitación. Un cristal, una muñeca, cualquier cosa. "Te echarán la bronca..." Cualquier cosa...
Volví a mirar el espejo a duras penas, porque tenía los párpados prácticamente pegados. No me vi. No vi a la extraña. Otra vez se reflejaban escenas en el cristal. Escenas que se correspondían justo con las frases que resonaban en mi cabeza. Era como un puzzle macabro. Me llevé los puños a la cabeza y apreté con fuerza en mis oídos, volviendo a cerrar los ojos. No me oí gritar. No me salió la voz.